El mercado de las criptomonedas ha ido creciendo a un ritmo exponencial, dominando las portadas de los sitios de noticias, e incluso las agendas legislativas.
Pero, detrás de todo esto, hay una tecnología encargada de estructurar y asegurar el buen funcionamiento de este mercado: el Blockchain, o cadena de bloques.
El Blockchain puede entenderse como una tecnología que busca posibilitar el intercambio de información, documentos y transacciones de forma segura y transparente entre las partes involucradas en una relación, sin necesidad de la intermediación de un tercero.
Este intercambio de información se realiza a través de un sistema descentralizado, es decir, a través de un sistema que no tiene una única entidad controladora. Este sistema está configurado por varios individuos que, actuando como nodos que forman parte de esta red, se convierten en titulares y administradores de los datos insertados en ella.
En la práctica, esto significa que se garantiza una mayor seguridad y estabilidad a los clientes y a la información insertada en la red, ya que, además de no almacenarse en un solo lugar, los bloques de datos, una vez insertados, son inmutables e inalterables. Esto hace que sea prácticamente imposible que los piratas informáticos lo corrompan y alteren, ya que los datos se almacenan en miles de computadoras a las que todos sus usuarios pueden acceder simultáneamente.
El diferencial del blockchain es el uso de una tecnología de criptografía, que verifica la legitimidad de los datos insertados en la red para que, una vez verificados como legítimos, puedan agregarse a una cadena de datos ya existente en esta red, formando una cadena de bloques.
De manera más precisa, se puede decir, entonces, que la cadena de bloques es una red descentralizada y pública, que se configura como una base de datos inmutable e inalterable, mediante el uso de tecnologías de encriptación.
Es posible afirmar esto debido a las decenas de aplicabilidad práctica de la tecnología, tales como:
Internet de las Cosas (IoT)
Es una referencia a la capacidad de ciertos objetos tecnológicos para conectarse a la World Wide Web, transfiriendo datos y comunicándose entre sí. Se trata, en definitiva, de la automatización y digitalización de los dispositivos que utilizamos en nuestro día a día.
Existe una compatibilidad natural entre IoT y blockchain. Si bien blockchain se caracteriza por ser una red descentralizada, las redes IoT se usan comúnmente para recopilar datos de fuentes separadas y diferentes.
No solo eso, sino que el propósito para el que está destinada la cadena de bloques, dar confianza y seguridad a las transacciones, es ideal para la tecnología IoT, que, aunque es muy útil, expone a sus titulares a muchos riesgos de robo de datos por parte de piratas informáticos.
Contratos Inteligentes
Directamente relacionados con el sistema IoT, los Smart Contracts se estructuran a través de la cadena de bloques, haciendo que sus cláusulas sean automáticamente comprobadas y validadas, ante un determinado evento previamente estipulado.
Esto, en la práctica, es sumamente ventajoso, ya que, además de eliminar la necesidad de un tercero intermediario para verificar la relación -reduciendo, por lo tanto, los costos relacionados con esto-, también asegura una mayor rapidez y seguridad para la transacción.
Almacenamiento de datos
Los mismos sectores mencionados anteriormente también hacen uso de la cadena de bloques como una forma de almacenamiento de datos, ya que su naturaleza inmutable y descentralizada, y el hecho de que todas las computadoras en la red están revisando continuamente la información almacenada en ella, hacen que la cadena de bloques sea ideal para almacenar datos confidenciales.
En el caso del gobierno, además del importantísimo almacenamiento de datos sensibles sobre todos los individuos de una determinada población, blockchain también garantiza una mayor seguridad y fiabilidad de los documentos públicos. Esto se debe a que la tecnología permitiría confirmar la existencia de un determinado documento, así como su fecha y hora de creación.
Y estas son solo algunas de las decenas de aplicaciones que esta tecnología tiene para ofrecer a nuestra sociedad. Y esa es precisamente la razón por la cual blockchain y las criptomonedas también llegaron no solo para quedarse, sino para revolucionar todo tipo de industrias y aspectos de la vida, brindando mayor seguridad, transparencia, responsabilidad y eficiencia a todos ellos.
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