Bogotá — Colombia lleva tres meses seguidos tocando inflaciones anuales históricas no vistas desde hace 20 años: abril (9,23%), mayo (9,07%) y junio (9,67%). La subida de los precios ha afectado fuertemente el bolsillo de los ciudadanos, sin embargo, al menos en abril ese indicador no le pasó una factura importante a la economía.
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En abril la economía nacional, según el indicador de seguimiento a la economía (ISE), creció 12% anual en la serie original, cifra que pese a la inflación histórica se ubicó por encima de lo que esperaba en promedio el mercado para ese mes (9,8%).
El indicador de mayo se conocerá oficialmente este lunes, pero los expertos ya estiman que podría rondar el 18% en promedio, un crecimiento importante impulsado en gran parte por la baja base de comparación pues en mayo de 2021 la economía se vio afectada por el paro nacional.
Ante lo anterior Bloomberg Línea consultó a expertos para preguntar, dados los casos citados, desde cuándo las inflaciones históricas y el alza en las tasas de interés empezarían a afectar a la economía colombiana. Aunque hay unos que dicen que ya se ha empezado a ver un impacto, otros creen que será más fuerte desde el segundo semestre.
El impacto de las tasas altas y mayor inflación en la economía
Andrés Langebaek, director de estudios económicos del Grupo Bolívar, comentó que “la inflación ya está pegando en la economía. Por ejemplo, algunos empresarios de la construcción ya manifiestan que por el aumento de costos han tenido que suspender iniciaciones de obras o cancelar proyectos”.
También la población pobre y vulnerable, que es la que más ha estado expuesta a la inflación, manifiesta algún deterioro en la confianza, resalta Langebaek, al tiempo que dice que hay que considerar, sin embargo, que “el Gobierno sigue haciendo transferencias por Ingreso Solidario que pueden mitigar algunos de los impactos negativos”.
“La mayor inflación le cuesta a los hogares una pérdida del poder adquisitivo, lo que los obliga a una redistribución de su gasto y, de esta manera, afectar el consumo. De este modo, la persistencia de una inflación elevada, le restaría dinámica al crecimiento",
Gustavo Acero, economista del Banco de Bogotá.
Por su parte, expertos del equipo de investigaciones económicas de Bancolombia mencionan que estiman que sea desde el inicio del segundo semestre donde la alta inflación y el consecuente incremento en las tasas de interés por parte del Banco de la República empiecen a tener efectos sobre la economía colombiana, a través de la moderación del elevado consumo de los hogares registrado hasta la fecha.
“En efecto, con el incremento de 150 pb de la tasa de interés en la reunión de junio, alcanzando un nivel de 7,5% de la tasa de referencia, nuestros cálculos indican que, por primera vez desde junio de 2020, cuando empezaron a hacerse efectivas las disminuciones en la tasa de interés, la tasa de interés real ex-ante volvió a terreno positivo”, dicen desde Bancolombia.
Así pues, la política monetaria está transitando con mucha velocidad desde una situación expansiva hacia una ligeramente contractiva, que debería incrementar los incentivos a ahorrar con mejores tasas de interés y reducir aquellos de consumir, dado que estas altas tasas también deberían llevar a una reducción de la demanda por crédito de consumo, resaltan los expertos del banco.
A su vez, durante el segundo semestre los mayores niveles de tasa de cambio, ante el retador entorno económico y financiero internacional, sumado a la incertidumbre respecto a los cambios que podría tener la política económica en adelante, también afectaría los niveles de consumo privado que se han visto hasta ahora. Uno de los efectos de la desaceleración económica global sería una menor entrada de remesas, que afectaría el ingreso de las familias que dependen de estas y, de esta forma, sus capacidades de gasto.
Por último, los analistas económicos de Bancolombia exponen que el pico de inflación anual estaría próximo a llegar. “Si no ocurre en julio, sí creemos que en algún momento del tercer trimestre del año se alcanzaría y que desde el último trimestre del año en adelante se empezará a materializar una progresiva tendencia de descenso”.
Lo anterior “será resultado del cambio de postura de la política monetaria, de lo que esta pueda implicar en una desaceleración de la economía, de la reducción que ya vienen presentando los precios de muchas materias primas a nivel internacional y los costos del transporte marítimo de carga y de la alta base de comparación estadística. Así pues, es razonable prever que el tema inflacionario empezará a ser menos desafiante”.