Bloomberg — Brasil es el hogar de muchas cosas hermosas, entre ellas sus exquisitas gemas naturales, como las rubelitas, las esmeraldas y las famosas turmalinas de Paraíba. Al joyero brasileño independiente Ara Vartanian le encanta exhibir las piedras de su país en sus piezas, y ahora está difundiendo que el proceso de extracción puede ser algo hermoso a su manera: la minería responsable tiene el potencial de mejorar drásticamente las vidas e incluso de combatir la deforestación.
En 2020 lanzó la iniciativa Conscious Mining (Minería Consciente o como se le conoce en portugués Mineração Consciente) para destacar las minas brasileñas que invierten en sus comunidades y producen piedras que pueden rastrearse hasta su origen.
Si las piedras preciosas no se pueden rastrear, los diseñadores y los clientes no tienen forma de saber si su compra proporcionó empleo seguro a los trabajadores o si se extrajeron de manera ambientalmente responsable. Tradicionalmente, la industria minera ha sido un círculo bastante cerrado que ha mantenido sus prácticas en privado, independientemente de si las empresas hacían cosas maravillosas o terribles.
Vartanian creció en el sector de la joyería (su padre era comerciante de piedras preciosas y su madre diseñadora) y lo vio de primera mano. “Siempre hubo un aspecto secreto en el negocio”, recuerda. “Los tipos de la vieja escuela, como mi padre y los que él conocía, siempre se compraban unos a otros”.
Ahora, en su propio negocio, dice que quiere hacer todo el bien que pueda con su trabajo. A través de Conscious Mining ha descubierto minas locales en Brasil que practican una extracción responsable y ayudan a la comunidad local y al medio ambiente.
Las piedras preciosas se extraen en todo el mundo de diversas maneras. Algunas son enormes y producen millones de quilates de piedras preciosas en bruto, mientras que las minas artesanales son mucho más pequeñas.
Independientemente del tamaño, algunas empresas mineras invierten en las comunidades locales a través de proyectos de educación, salud y medio ambiente, mientras que otras se limitan a explotar una mina y emplear a los trabajadores. También hay minas no reguladas, que pueden tener condiciones de trabajo peligrosas y pueden dañar el medio ambiente local.
Vartanian se centra en trabajar con operaciones que cuentan con sólidas iniciativas de responsabilidad social corporativa, empezando por las minas de Cruzeiro y Belmont en Brasil. Quedó impresionado por la calidad de las piedras y por lo que vio cuando visitó las minas, tanto en términos de condiciones de explotación como de beneficios para la comunidad.
Quería encontrar otras minas con piedras diferentes que también hicieran cosas buenas en sus comunidades, pero se dio cuenta: “No había nadie a quien pudiera llamar y que dijera: ‘Estos tipos son buenos’”. En Brasil no hay ningún organismo de control ni siquiera una base de datos compartida que consultar. También fue decepcionante para Vartanian darse cuenta de que “a veces los buenos son también los malos”, dice. “Muchas marcas hacían más marketing que lo que realmente hacían”.
Así que decidió hacerlo él mismo, visitando minas que creía que hacían un buen trabajo y convenciéndolas de que sacaran a la luz sus prácticas. Además de la rubelita y la indicolita de la mina Cruziero, utiliza esmeraldas de Belmont y turmalinas de la mina Paraíba de Brasil.
Vartanian publica información sobre las minas que utiliza en Instagram, donde tiene más de 67.000 seguidores, para dar a conocer a sus clientes el origen de sus piedras. Su sitio web también tiene una sección en la que explica sus normas de abastecimiento y por qué es importante la extracción responsable.
Estas minas mejoran la calidad de vida de las comunidades locales no sólo con empleo y educación, sino también con proyectos de reforestación y tratamiento de aguas. Vartanian está orgulloso de su herencia y utiliza muchas piedras brasileñas, especialmente turmalinas de Paraíba. Este proyecto de minería consciente es una forma de honrar a su país y sus recursos naturales.
“No obtengo ningún beneficio económico de ello. Entendí que aplaudiendo a la gente que hace el bien, tal vez eso haría que otros mineros hicieran el bien”, dice.
Las minas han empezado a pedirle que las visite para ver sus iniciativas. Incluso otros diseñadores de joyas se han puesto en contacto con él cuando buscan piedras específicas, y en lugar de ser reservado sobre sus fuentes, está encantado de ponerlos en contacto con las minas. “¿No es curioso? Podrían ser competencia y yo les presento las minas”, dice Vartanian.
Esta actitud abierta y la exigencia de cambio en la industria han impulsado a otros diseñadores brasileños a participar en su iniciativa de Conscious Mining, entre ellos Fernando Jorge, Verachi y Prasi. Aunque las marcas independientes pueden marcar la diferencia con sus propias prácticas empresariales, juntas son más poderosas. Jorge, joyero galardonado, fue uno de los primeros en unirse.
“Siempre he estado atento a la calidad y procedencia de los materiales que uso en mis piezas”, dice. “En 2019, decidí involucrarme más en la trazabilidad de las piedras preciosas brasileñas y fui a visitar una explotación minera en persona. Poco después, me enteré de que Ara había puesto en marcha una iniciativa y nos llamó para unir fuerzas. Juntos pretendemos desarrollar más asociaciones con proveedores que tengan las mismas preocupaciones que nosotros en cuanto a los derechos humanos básicos, la extracción responsable y la transparencia en la cadena de producción, lo que, en mi opinión, es una cuestión urgente en nuestra industria”.
Vartanian está encantado con la respuesta y espera que más diseñadores hablen de sus propias prácticas de minería responsable o unan sus fuerzas a la iniciativa Conscious Mining. Para educar a los clientes y mostrar la belleza de estas piedras, diseñó Biela, una colección que utiliza piedras preciosas de estas minas, además de tanzanita y diamantes blancos y negros. Las piezas tienen la misma estética distintiva que las demás colecciones de Vartanian, con líneas afiladas, curvas amplias y piedras preciosas de colores vivos. Demuestran que las joyas de origen ético no tienen por qué sacrificar el estilo o la calidad, y que pueden hacer que uno se sienta bien llevando su nueva y brillante joya o iniciando una colección de joyas.