Bloomberg — La flexibilidad del peso colombiano ayuda a la economía a enfrentar los impactos, y el banco central debería abstenerse de intervenir para frenar la caída de la moneda, según un miembro de la junta del Banco de la República.
“Personalmente, no creo que las intervenciones cambiarias sean apropiadas en las circunstancias actuales”, dijo el codirector del banco central Mauricio Villamizar en respuesta a preguntas enviadas por escrito.
El peso ha registrado la mayor depreciación a nivel mundial desde las elecciones presidenciales del mes pasado. En reacción, el presidente electo, Gustavo Petro, instó a los colombianos a no apostar en contra de la moneda. El banco central intervino en los mercados de divisas en medio de una caída del peso de magnitud similar en marzo de 2020 cuando empezaba la pandemia en el país.
A veces puede ser útil que los bancos centrales tomen medidas cuando la liquidez en los mercados de divisas es baja, como lo era en ese momento, dijo Villamizar.
Los comentarios de Villamizar se hacen eco de aquellos pronunciados esta semana por el gerente general del Banco de la República, Leonardo Villar, quien le dijo a la revista Semana que tratar de combatir la caída del peso probablemente sería inútil y muy costoso. El peso se ha debilitado un 13% desde las elecciones presidenciales del mes pasado, la mayor devaluación entre las más de 140 monedas seguidas por Bloomberg.
La moneda recortó pérdidas el miércoles, avanzando más del 3% frente al dólar.
Si bien la caída del peso colombiano fue la más pronunciada, todas las principales monedas de los mercados emergentes se debilitaron durante ese período ante la fortaleza generalizada del dólar estadounidense. Los aumentos más rápidos de las tasas de interés en Estados Unidos afectan a la mayoría de las monedas, y la caída del precio del petróleo también es un indicador clave para el peso, dijo Villamizar.
El “pass-through” para una moneda más débil a la inflación depende de la fortaleza de la economía, con un mayor impacto cuando está operando cerca de su capacidad. También depende de la tasa de inflación, con más pass-through cuando esta es alta, y de la duración de la depreciación, dijo Villamizar.
“El escenario actual es algo sombrío en los tres determinantes”, comentó Villamizar.
La inflación anual se aceleró al 9,7% el mes pasado, triplicando con creces la meta del 3%. Villamizar y sus colegas en la junta del banco central implementaron el mes pasado el mayor aumento de la tasa de interés en más de dos décadas, elevándola 1,5 puntos porcentuales al 7,5%.
El nivel de deuda en moneda extranjera de Colombia es “definitivamente una preocupación”, ya que la caída del peso y las condiciones de financiamiento más estrictas en el extranjero aumentan su costo, dijo Villamizar. Al mismo tiempo, las reservas internacionales del banco superan el nivel que el Fondo Monetario Internacional considera adecuado, agregó.
Colombia tiene actualmente alrededor de US$70.000 millones en deuda en moneda extranjera y alrededor de US$57.000 millones en reservas internacionales.
Hay temores entre muchos colombianos e inversionistas extranjeros por algunos de los planes económicos de Petro, incluida su propuesta de eliminar gradualmente los combustibles fósiles, que representan aproximadamente la mitad de las exportaciones del país. Petro fue elegido presidente el 19 de junio y asume el cargo el 7 de agosto.
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