El desistimiento de Musk por Twitter lleva la saga de adquisición a Delaware

Si el juez falla en contra de Elon Musk, el magnate se vería obligado a pagar a los accionistas de Twitter US$54,20 por acción, como se estableció en el acuerdo anunciado el 25 de abril

Por

Bloomberg — Ahora que Elon Musk ha decidido que no quiere comprar Twitter Inc. (TWTR) después de todo, no puede simplemente abandonar el contrato de US$44.000 millones. El multimillonario cofundador de Tesla Inc. (TSLA) tendrá que argumentar ante un juez de Delaware que Twitter incumplió su parte del acuerdo alcanzado en abril. Si la historia sirve de guía, su trabajo no será fácil.

El presidente de Twitter, Bret Taylor, prometió el viernes que la plataforma de medios sociales luchará en el Tribunal de Equidad de Delaware para obligar a Musk a cumplir su acuerdo y se espera que un documento legal sea presentado tan pronto como a inicios de esta semana, dijeron a Bloomberg personas familiarizadas con el asunto.

Si el juez falla en contra de Musk, el magnate se vería obligado a pagar a los accionistas de Twitter US$54,20 por acción, como lo establece el acuerdo anunciado el 25 de abril. Una resolución a su favor permitiría a Musk salirse con la suya, aunque probablemente tendría que pagar una cuota por ruptura de contrato, fijada inicialmente en US$1.000 millones. También existe la posibilidad de que ambas partes lleguen a un acuerdo por el que Musk siga realizando la adquisición, potencialmente a un precio menor.

El juez en este caso se centrará en las complejidades de la densa redacción del acuerdo de compra de 73 páginas, y el tribunal rara vez se ha puesto del lado de las partes que, como Musk, intentan eludir los compromisos de adquisición.

El razonamiento de Musk se centra en las cuentas de usuario automatizadas, conocidas como bots, y en cómo Twitter las contabiliza. Él alega que la plataforma de redes sociales está repleta de bots de spam, refutando la afirmación de Twitter de que representan menos del 5% del total de usuarios. Musk dijo en su documento presentado el viernes ante la Comisión de Bolsas y Valores (SEC) de EE.UU. que el hecho de que Twitter no entregue adecuadamente los datos sobre el número de bots equivale a lo que se conoce como un “efecto material adverso (MAE por sus siglas en inglés) de la compañía”. Ahora un juez debe decidir si se ha producido tal evento y si justifica la cancelación de Musk.

Larry Hamermesh, un profesor de derecho de la Universidad de Pensilvania que se especializa en disputas de derecho corporativo de Delaware, describe un MAE como un desarrollo negativo “inesperado, fundamental y permanente”, algo así como un agujero en la transacción que no se puede arreglar.

Hasta ahora, los tribunales de Delaware solo han encontrado un caso en el que surgió un MAE claro: la oferta de compra del 2018 que hizo Fresenius SE (FRE) por su rival el fabricante de medicamentos Akorn Inc. por US$4.300 millones Un juez consagró la decisión de Fresenius de abandonar el acuerdo luego de encontrar que los ejecutivos de Akorn ocultaron una serie de problemas que ponían en duda la validez de los datos que respaldaban la aprobación de algunos medicamentos y la rentabilidad de sus operaciones.

Obligando a Musk

El acuerdo también otorga a ejecutivos de Twitter los llamados derechos de ejecución específica, lo que significa que si el juez considera que las quejas de Musk sobre los datos de los bots no alcanzan el nivel de un MAE, la plataforma puede exigir que el juez obligue a Musk a consumar la compra.

La decisión de Musk de firmar el acuerdo sin hacer la debida diligencia podría jugar en su contra, dijo Robert Profusek, jefe del departamento de fusiones y adquisiciones del bufete de abogados Jones Day. “El argumento de sus abogados de que no se hace la diligencia y se prueban las cosas más tarde simplemente no es la forma en que funcionan las cosas en las fusiones y adquisiciones de gran tamaño y, si se acepta, pondría a los accionistas en riesgo”, dijo en una entrevista.

Los jueces del Tribunal de Equidad de Delaware son conocidos por su experiencia a la hora de interpretar lo que puede parecer y sonar como un laberinto de jerga legal que trata de delimitar los derechos y responsabilidades de ambas partes en un acuerdo de fusión y adquisición.

En el acuerdo de Twitter, los ejecutivos de la plataforma están obligados a proporcionar a Musk con prontitud “toda la información relativa a los negocios, las propiedades y el personal de la empresa y sus filiales que pueda ser razonablemente solicitada”. Musk sostiene que la dirección no ha cumplido con esas obligaciones en relación con los detalles de las cuentas de spam y bots.

Twitter ha dicho que ha entregado amplios datos sobre su base de usuarios. Los ejecutivos dijeron a medios de comunicación el jueves que la compañía revisa manualmente miles de cuentas cada trimestre para determinar el 5% de spam bot, y estima que el número real está muy por debajo del umbral revelado en las presentaciones. La empresa utiliza datos internos, como el examen de los números de teléfono o las direcciones de protocolo de Internet (IP por sus siglas en inglés), el conjunto único de caracteres asociados con un ordenador u otro dispositivo, para ayudar a determinar si una cuenta está dirigida por un humano.

El acuerdo también define un “efecto material adverso de la compañía” como “cualquier cambio, evento, efecto o circunstancia que, individualmente o en conjunto, haya resultado o se espere razonablemente que resulte en un efecto material adverso en el negocio, la condición financiera o los resultados de las operaciones de la compañía y sus subsidiarias”.

Un resultado probable es que las partes lleguen a un acuerdo extrajudicial. El esfuerzo de Musk por cancelar el acuerdo probablemente no sea más que una estrategia de negociación, dijo Charles Elson, profesor jubilado de la Universidad de Delaware y ex director del Centro Weinberg de Gobierno Corporativo de la escuela.

“No se trata de un cambio material adverso”, dijo Elson. “Es sólo una posición negociadora. Sabe que los tribunales de Delaware son extremadamente reacios a encontrar algo así en estos acuerdos”.

Las acciones de Twitter cayeron hasta un 7,8% a US$33,93 en las operaciones previas a la apertura el lunes, en camino de borrar US$2.200 millones en valor de mercado. Las acciones de Tesla subieron un 1,1%.

Para poner más presión al caso, Twitter ha contratado al peso pesado del derecho de fusiones llamado Wachtell, Lipton, Rosen & Katz, según personas familiarizadas con el asunto. La compañía de redes sociales pretende presentar la demanda a principios de esta semana, dijeron las personas, que declinaron ser identificadas porque el asunto es privado. Al contratar a Wachtell, la compañía obtiene acceso a abogados como Bill Savitt y Leo Strine, que fue canciller del Tribunal de Equidades de Delaware.

Musk ha contratado a Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan LLP. La firma lideró su exitosa defensa contra una demanda por difamación en 2019 y lo representa como parte de una demanda de accionistas en curso sobre su intento fallido de llevar a Tesla a la bolsa en 2018.

La moral de Twitter se hunde

Sea cual sea el resultado de las disputas legales, el estado de ánimo de muchos empleados de Twitter, con sede en San Francisco, es sombrío, según han declarado a Bloomberg personas de la empresa o cercanas a ella. En medio de la incertidumbre que rodea a una posible venta, varios empleados se han lamentado de lo que consideran una falta de liderazgo y de visión por parte de la cúpula directiva, incluyendo el CEO, Parag Agrawal, dijeron las personas, que pidieron el anonimato para hablar de asuntos internos.

Para muchos empleados de Twitter, ninguno de los dos resultados probables es aceptable. Si Twitter se impone en los tribunales, la empresa estará dirigida por un propietario imprevisible y reticente, mientras sigue luchando por alcanzar sus ambiciosos objetivos de crecimiento. Y si Musk consigue poner fin al acuerdo, las acciones de Twitter probablemente se desplomarán, y un personal ya abatido por las críticas públicas de Musk a la empresa durante meses sufrirá otro golpe emocional.

Varias personas se han ido o están planeando irse porque simplemente no quieren trabajar para Musk, dijeron las personas. Para algunos, la decisión de irse se cimentó luego de una sesión de preguntas y respuestas en junio, durante la cual Musk, que se presentó tarde, dijo a los empleados que sólo se permitiría seguir trabajando desde casa a aquellos que fueran “excepcionales”.

Con la asistencia de Katie Roof.

Este artículo fue traducido por Andrea González