Buenos Aires — La brecha cambiaria se convirtió en una de las variables que más preocupan a los economistas e inversores argentinos y durante la semana pasada llegó a tocar su nivel más alto en 40 años. Ahora bien, ¿qué significa este concepto, y por qué ocurre?
La brecha es la diferencia entre el dólar oficial al que pueden acceder los importadores para comprar sus productos (también llamado “dólar mayorista”) y las cotizaciones paralelas, como el blue, el Contado con Liqui y el MEP, o Bolsa.
Esta brecha es hija de las restricciones cambiarias que rigen en el país desde 2019, cuando fueron implementadas por el Gobierno de Mauricio Macri después de la derrota electoral del oficialismo en las elecciones primarias. Cuando el dólar se puede comprar y vender libremente, la diferencia entre las cotizaciones alternativas y la oficial es ínfima. Sin embargo, cuando se restringe la venta de dólares los precios paralelos adquieren una dinámica muy distinta a lo que se ve en el mercado oficial.
Hoy en día en Argentina, son pocos los individuos que pueden comprar al dólar oficial, ya que existen múltiples restricciones que dejan afuera de ese mercado a millones de trabajadores registrados. Y quienes pueden comprarlo, tan solo acceden a un límite de US$200 por mes. Y no es que pueden adquirir el dólar en su cotización original, sino que a ese valor se le agrega un 30% de impuesto PAIS y un 35% en concepto de adelanto del impuesto a las ganancias. Estos condimentos hacen que las cotizaciones paralelas adquieran una fuerte relevancia en términos de referencia de precios.
Mientras el dólar oficial sube por la escalera, administrado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), los dólares paralelos suben por el ascensor, al ritmo de las ansiedades del mercado y también de la oferta de pesos disponible. Es decir, más emisión, suele derivar en más combustible para alimentar la brecha.
¿En cuánto está la brecha?
La brecha más amplia hoy es la que existe entre el Contado con Liquidación, o CCL, y el mayorista. El CCL es aquel dólar que surge de comprar en pesos una acción o un bono en Argentina para luego venderla en el exterior.
El viernes 8 de julio el dólar mayorista cerró en $126,78, mientras que los CCL de distintas acciones y bonos cerraron arriba de los $300, marcando una brecha superior al 136%. Se trata de la mayor diferencia entre una y otra cotización en los últimos 40 años, según destacó GMA Capital en su último informe.
Brecha cambiaria y competitividad
Si bien en los primeros movimientos del lunes 11 de julio pareciera llegar algo de calma, ya que los CCL caen a niveles apenas por arriba de los $290, la brecha se mantiene en torno al 130%.
Con el resto de los paralelos la brecha es algo menor: el dólar informal (blue) se ubica en torno a los $271 y el MEP (aquel que se compra a través de la Bolsa argentina, liquidando los activos dentro del país) está alrededor de $280.
En 2022, el Banco Central viene devaluando el tipo de cambio oficial a un ritmo cada vez más acelerado en relación a los últimos años, aunque aún así no alcanza para reducir la brecha. De hecho, el peso argentino se viene apreciando, en términos reales, en relación a las monedas de los países con los que comercia la Argentina, dado que la inflación se devora la devaluación oficial.
¿Qué consecuencias tiene?
Dentro del Frente de Todos buscan minimizar la importancia de la brecha. La ministra de Economía, Silvina Batakis, afirmó que el dólar oficial mueve “US$1.000 millones al día”, mientras que el CCL genera movimientos por unos “US$ 3 millones al día”.
Sin embargo, los economistas y analistas ven que la brecha tiene un fuerte impacto en el mercado. En un momento en el que el Banco Central busca recomponer sus magras reservas en dólares, el amplio margen entre el tipo de cambio oficial y los paralelos pesa sobre la acumulación de divisas, ya que incentiva a los importadores a adelantar sus compras en el exterior, por las expectativas de un salto cambiario en el mercado oficial. En otras palabras, importan por muchos pesos menos que lo podrían tener que pagar en un futuro cercano. En la misma línea pero del otro lado, los exportadores postergan todo lo posible sus ventas.
La opinión de los especialistas
El analista Pablo Repetto, de Aurum Valores, señaló que “la existencia de una brecha cambiaria es producto de un mercado de cambios que es al menos dual y en el que existe un mercado oficial regulado al que no todos tienen acceso y otros mercados libres donde se opera con menos restricciones”.
Repetto advirtió acerca de tres efectos a partir de la brecha:
- “Los que están obligados por normativas a vender sus dólares en el mercado oficial se ven incentivados a demorar esas liquidaciones”.
- “Los que pueden acceder al mercado oficial para pagar importaciones tratan de conseguir la mayor cantidad de divisas posibles”.
- “Distorsiona el mecanismo de asignación de precios de la economía, porque no queda claro a qué precios se conseguirá la reposición de bienes a futuro”.
En línea con esta mirada, Andrés Reschini, de F2 Soluciones Financieras, destacó como efectos nocivos de la brecha:
- “Para cualquier empresa, una cosa es medir el resultado en dólares al tipo de cambio en dólares y otra al financiero. Sobre todo, al tener que girar dividendos sin acceso al oficial. Una brecha del 100% representa una ganancia del 50% medida al tipo de cambio financiero”.
- “En cuanto al intercambio comercial con el exterior, a mayor brecha, mayor incentivo a conseguir dólares oficiales (los más baratos) para importar y menor incentivo (o desincentivo) para vender al resto del mundo y liquidar esas divisas al oficial. Entonces, con menos ventas al exterior y más compras se dificulta la acumulación de reservas. No se puede pretender que te vendan mucho, barato y por un tiempo prolongado. Además, implica menor PBI por menor diferencia entre exportaciones e importaciones, o sea, una economía más chica”.
- “En términos de precios, como no todos pueden acceder a divisas al tipo de cambio oficial, algunos lo hacen al alternativo y esto genera un incremento en sus costos. De manera que deben actualizar precios de acuerdo a este tipo de cambio mayor y esto impacta en mayor inflación. Tampoco todos pueden vender la misma cantidad a este precio ajustado por un tipo de cambio tan alto y ven caer sus ventas en cantidades. O sea, mayores precios y menores cantidades terminan teniendo consecuencias en el crecimiento, pobreza, empleo”.