Bogotá — Cada dos años en promedio se vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de hacer una nueva reforma tributaria en Colombia y el 2022 no es la excepción. Con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, el próximo 7 de agosto, también aterrizará una nueva propuesta de reforma, liderada por José Antonio Ocampo, quien será el ministro de Hacienda.
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Aunque la reforma tributaria está en construcción y debe ser concertada con los empresarios, el país y el Congreso en los próximos meses, el gobierno entrante ya ha reiterado que no se tocará el IVA, excepto la eliminación de los días sin IVA, y tampoco se hará que más personas naturales declaren y paguen impuesto de renta en la medida de sus posibilidades a través de la ampliación de la base gravable.
Varios expertos hablan de que Colombia necesita una reforma tributaria estructural y han recomendado que se hagan ajustes en IVA quitando exenciones, por ejemplo, y en el imporrenta de personas naturales para que más personas aporten a este. Sin embargo, qué es una reforma tributaria estructural y qué debería contener, fue una de las preguntas que respondieron expertos a Bloomberg Línea.
Según dijo José Antonio Ocampo en entrevista reciente con este medio, la reforma tributaria estructural del gobierno Petro se enfocará en “cómo fortalecer la renta de personas naturales de altos ingresos, cómo eliminar beneficios tributarios de empresas y sectores y qué normas adicionales se requieren para reducir la elusión y evasión tributaria”.
¿Qué es una reforma tributaria estructural?
“El sistema tributario colombiano actualmente no cuenta con las características que le asignó la Constitución, o con los estándares internacionales de un buen sistema. Estos son equidad, progresividad, simplicidad y competitividad. Una reforma estructural deberá resolver problemas para que las personas más ricas no sean las que más se benefician del sistema o que las empresas estén asfixiadas por impuestos”, dijo Gabriel Angarita, experto en temas tributarios y estudiante de posgrado en la Universidad de Chicago.
Para María Fernanda Valdés, coordinadora para la Friedrich Ebert Stiftung en Colombia y miembro del equipo de empalme de Gustavo Petro, una reforma tributaria estructural además de corregir la baja progresividad en el sistema, “es una que genere un recaudo suficiente para poder financiar nuestro desarrollo en el mediano plazo, evitando así un futuro con reformas tributarias de emergencia y cosméticas cada año y medio, como tenemos ahora”.
“Una reforma estructural modifica de forma sustancial la distribución de la carga tributaria entre los contribuyentes, clasificados por niveles de ingreso, o entre ingresos laborales y de capital. Además, aumenta notoriamente el monto total recaudado”,
Jorge Armando Rodríguez, decano de la facultad de economía de la Universidad Nacional.
Desde la visión de César Tamayo, decano de la escuela de economía y finanzas de la Universidad EAFIT, una tributaria estructural debe ser una que “mejore la estructura en el sentido de que la tributación sea más progresiva, simple y estimule la inversión y creación de empleo. Que aumente sustancial, pero paulatinamente los ingresos fiscales para que el Estado pueda proveer los bienes públicos y servicios sociales que una sociedad liberal moderna requiere”.
¿Puede hacerse una estructural sin tocar el IVA ni ampliar la base en personas naturales?
“Sujeto a que la carga tributaria se distribuya de manera progresiva, gravando más que proporcionalmente a los más pudientes, sí puede hacerse una reforma tributaria estructural sin modificar mayormente la base gravable del IVA o del impuesto sobre la renta personal. Eso es cierto sobre todo si el sistema tributario existente es regresivo o poco progresivo”, comentó el decano de economía de la Universidad Nacional.
De acuerdo con María Fernanda Valdés, sí se puede hacer una reforma estructural sin ampliar la base gravable de imporrenta de personas naturales y sin ampliar la base del IVA, “es decir, se puede hacer una reforma tributaria estructural sin afectar a la clase media ni a los pobres y vulnerables”.
“Los últimos estudios que se han hecho sobre Colombia muestran que buena parte del problema tributario del país está asociado a los pocos impuestos que pagan las personas que hacen parte de los percentiles más ricos del país, a los grandes beneficios tributarios y a las altas tasas de impuesto a las empresas, por esto, enfocarse en esos problemas estructurales es lo más sensato para una reforma en estos momentos”, añadió Valdés.
Según Gabriel Angarita, sí se podría hacer una tributaria estructural sin tocar el IVA ni ampliar la base gravable en renta de personas naturales. En sus palabras, “toda reforma estructural pasa por acercarnos a ese mundo ideal de equidad, progresividad, simplicidad y competitividad. Ninguna reforma lograría eso por sí sola. Lo importante es que apunte en la dirección correcta”.
“Por ahora, se podría avanzar mucho en términos estructurales si se inicia la reforma ajustando los impuestos a personas y empresas, que tiene muchos beneficios y no cumple con el criterio de progresividad y equidad. Así, por ejemplo, lo dijo la Comisión de Beneficios Tributarios, de hacer una reforma gradual”,
Gabriel Angarita
¿En qué debería enfocarse una reforma estructural?
Con base en lo expuesto hasta ahora, los expertos mencionaron cuáles serían las líneas que debería trabajar una reforma estructural para que Colombia evite, como de costumbre, hacer una reforma cada dos años en promedio.
César Tamayo, de la Universidad EAFIT, planteó tres puntos. Primero, mencionó que se deberían reducir las exenciones a personas naturales, por ejemplo, que el ingreso laboral exento sea una suma fija y no un porcentaje de lo devengado, además, que los aportes o el disfrute de las pensiones (o ambos con una menor tarifa) sean gravados.
Segundo, aseguró, se debería reducir la tarifa de renta corporativa paulatinamente hasta 25%, pero con aplicación general y sin excepciones a sectores específicos. Tercero, hacer que las personas de altos ingresos no sean los mayores beneficiarios de las exenciones en IVA o tarifas diferenciales en este impuesto, lo cual “se podría hacer vía la aplicación general del IVA y compensación a los hogares de ingresos bajos”.
De acuerdo con Gabriel Angarita, en el corto plazo la reforma estructural podría enfocarse en eliminar beneficios tributarios en personas naturales y empresas, “luego se podría extender a revisar impuestos particulares en Colombia como el 4xmil, que debería eliminarse, o el ICA que afecta el crecimiento de las empresas”.
Para Angarita en el impuesto de renta de personas naturales, la reforma debería “revisar también los rangos de tarifas que son bastantes dispersos y cobrar altas tarifas para un grupo muy selecto de personas”.
El experto agregó que “en el caso del impuesto a las empresas, se debería simplificar el sistema tributario, eliminando tratamientos especiales y tarifas reducidas para sectores específicos, eso acompañado de una reducción de la tarifa del impuesto a las empresas promovería la competitividad y crecimiento”.
Por último, Jorge Armando Rodríguez, decano de la Universidad Nacional, expuso que una reforma estructural en Colombia debería centrarse en aumentar tanto el nivel agregado de tributación como el grado de progresividad del sistema impositivo, en especial a través del impuesto sobre la renta personal y del impuesto a la riqueza. “Todo esto en un marco favorable al desenvolvimiento de la actividad económica”.