San Pedro Sula — La industria del cáñamo “es obligatoria” en Honduras para generar empleos y divisas, dijo este miércoles el designado presidencial (vicepresidente), Salvador Nasralla, en un evento de rendición de cuentas sobre la gestión de su despacho.
En otros espacios, el alto funcionario ha hecho referencia sobre el potencial que tiene Honduras si legaliza el cultivo de cannabis, como opción para la generación de puestos de trabajo y diversificación de las exportaciones.
“Hay que tomar la decisión antes que sea tarde. Los demás países centroamericanos ya nos tomaron ventaja en esto que yo propuse hace tres meses”, dijo Nasralla, con relación a los pasos que han dado Costa Rica, Panamá y Guatemala.
Según el designado presidencial, la generación masiva de empleos es fundamental para evitar que aumenten los niveles de delincuencia, desempleo, que se mantiene en 8.5%, y de migración irregular.
“El cultivo de cáñamo en 100 kilómetros cuadrados generaría 170.000 empleos. Así se disminuye además drásticamente las ganas de emigrar”, agregó el funcionario.
Estudio de factibilidad
Estimaciones preliminares revelan que la formalización y operatividad del cáñamo en Honduras podría generar hasta US$2,927.2 millones, es decir, el equivalente al 11.7% del PIB de 2019, según la propuesta para el desarrollo de agronegocios dedicados a la producción y el procesamiento del cáñamo y sus derivados, que elaboró en agosto de 2021 la Cámara de Comercio e Industrias del Sur (CCISUR).
La investigación plantea que en Honduras, el cáñamo podría posicionarse en el siglo actual como lo hizo el banano a partir del siglo 18.
“El mercado mundial de venta de productos basados en cáñamo crecerá a una tasa de crecimiento anual compuesto de 22% hacia 2025″, señala el reporte preparado por un equipo técnico multidisciplinario de la CCISUR.
Desde 1954, año de la huelga histórica en la que se exigió mejoras en las condiciones laborales, a la fecha, Honduras ha dejado atrás la carga peyorativa de ser la república bananera, acuñada a principios del siglo 20 por un humorista estadounidense para describir a un país políticamente inestable, empobrecido, atrasado y corrupto, cuya economía dependía de unos pocos productos de escaso valor agregado, simbolizados por las bananas.
De hecho, la industria bananera nacional enfrenta una crisis de grandes proporciones, producto de las inundaciones derivadas de los huracanes Eta y Iota de noviembre de 2020, que afectaron el 90% de la superficie cosechada de la fruta, según un reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En ese contexto desafiante que implica para el país centroamericano ante su vulnerabilidad al cambio climático, más productores apuntan al desarrollo socioeconómico, para promover la sostenibilidad ambiental, la resiliencia agrícola y la inclusión social, detalla la investigación de la CCISUR.
Los pasos que deben darse
En conversación con Bloomberg Línea, el director ejecutivo de la CCISUR, Carlos Zelaya, comentó que esperan que la iniciativa de cultivar cáñamo para exportación prospere, “ya que es viable económicamente para el país”.
Sin embargo, un primer paso, explicó, es hacer enmiendas y aclaraciones en el decreto 126-89, referido a la Ley sobre uso indebido y tráfico ilícito de drogas y sustancias psicotrópicas, legislación en la que se sanciona el cultivo y la producción, el tráfico y transporte así como el consumo ilícito y la posesión de drogas.
Zelaya aclaró que, aunque el cáñamo y la marihuana son la misma especie de planta: cannabis sativa, la diferencia está en sus hábitos específicos de crecimiento.
El cáñamo es cualquier cepa de cannabis sativa que contenga menos de 0.3% de THC, el principal compuesto psicoactivo en la planta. Estas cepas se utilizan para hacer textiles, biodiesel y suplementos nutricionales como el cannabidiol (CBD), aprobado como medicamento para las convulsiones en los Estados Unidos.
La marihuana es cualquier cepa de cannabis con más de 0.3% de THC por peso seco y puede incluir tanto cannabis sativa como una especie relacionada. Estas cepas se utilizan principalmente por sus efectos psicoactivos.
Una industria en crecimiento
En 2020 el tamaño del mercado mundial del cáñamo se valoró en US$3.610 millones y se espera que tenga un porcentaje de crecimiento anual del 16.2% de 2021 a 2028 en respuesta a la alta demanda, de acuerdo con la consultora Grand View Research.
Las seis partes de la planta, desde la semilla hasta la planta entera, pueden utilizarse para elaborar un estimado de 25.000 productos con usos comerciales en la agricultura, textiles, reciclaje, automóviles, mueblería, alimentos y bebidas, papel y pulpa, materiales de construcción y cuidado personal.
Por ello, según la CCISUR, Honduras puede incursionar en el desarrollo de agronegocios e industrias de diferentes escalas orientadas a la importación, siembra, cultivo, cosecha, postcosecha, almacenamiento, transporte, procesamiento, comercialización y exportación de cáñamo y sus subproductos para uso agrícola e industrial, alimenticio y de belleza, así como otras aplicaciones conforme evolucionen las tendencias del mercado internacional.