Montevideo — La señal no fue la que los mercados esperaban, señalaron los analistas. El dólar blue saltó y los bonos se derrumbaron. La designación de Silvina Batakis al frente del Ministerio de Economía en Argentina, una economista de izquierda y de perfil heterodoxo, agitó todavía más escepticismo sobre el rumbo de ese país. En su vecino Uruguay, las expectativas también son pesimistas acerca del cambio, en particular para dos áreas clave: el turismo y la orientación del Mercosur para su apertura comercial.
Ante la consulta de Bloomberg Línea, el gerente de Consultoría Económica de KPMG Uruguay, Marcelo Sibille, el socio de Cibils Soto Consultores, Marcos Soto, y el jefe de estrategia de Gletir Corredor de Bolsa, Walter Stoeppelwerth, analizaron el impacto que puede tener sobre Uruguay una orientación más dura del Ministerio de Economía de Argentina.
Si bien la brecha cambiaria ya era alta, las señales del mercado posicionan un escenario todavía más dispar. Eso hará que a los argentinos les cueste cada vez más caro vacacionar en Uruguay, cuando son en el orden del 60% de los visitantes que ingresan al territorio. Como contraparte, a los uruguayos cada vez le favorecerá más ir a Buenos Aires a hacer turismo de compras, o cruzar la frontera en ciudades del litoral como Paysandú y Salto, tanto para cargar nafta, como cenar o realizar un surtido en el supermercado, lo que lesiona el comercio local.
El director de Turismo de la Intendencia de Maldonado, Martín Laventure, dijo a Bloomberg Línea que siguen “con mucha atención” las medidas que se puedan tomar y que “de alguna manera puedan afectar” a la recepción de visitantes.
“Se viven momentos de incertidumbre. Habrá que ver cómo evoluciona la situación cambiaria y qué tipo de medidas anuncian para ver las consecuencias”, dijo. Las restricciones a los gastos en el exterior fueron herramientas ya utilizadas por el gobierno argentino. “Habrá que esperar lo que pasa en las próximas horas. Ojalá que no sea así, pero daría la impresión que se pueden profundizar medidas con características que nos preocupan”, añadió Laventure.
En cuanto al rumbo del peso uruguayo, que este año se ha apreciado más de un 11% en relación al dólar y se posiciona como la moneda regional más fuerte, en principio no se esperan mayores impactos, por la baja incidencia del intercambio comercial.
Vivir al dólar blue y el Mercosur
Soto afirmó que una posición de Argentina todavía más proteccionista puede afectar a Uruguay “por varios canales”. “Hoy las exportaciones de bienes a ese mercado no son tan relevantes, pero hay empresas, sectores, que igualmente dependen de lo que se coloca allí. Pero, sobre todo, una Argentina más cerrada obstaculiza el trabajo de los consensos necesarios dentro del Mercosur para abrir el bloque hacia nuevos mercados”, dijo.
En opinión del director de UCU Business School, el ritmo devaluatorio tiene dos aristas. “Nos vemos encarecidos en la práctica y por tanto sectores como el turismo y el comercio minorista pueden sufrirlo. Por un lado, con menos llegada de turistas o menores niveles de gasto. Y por otro, los uruguayos, ya no solo de frontera, yendo de shopping a Buenos Aires, impactando en la recaudación y los niveles de actividad domésticos”, advirtió.
Sibille afirmó que “el sector turístico es claramente el más vulnerable” y señaló que su competitividad “sufrirá un nuevo embate”. Es que además de señalar el peso de los visitantes provenientes de Argentina, el economista apuntó que “se suma el riesgo de desvío de turismo interno hacia dicho país”. “El tipo de cambio real bilateral con Argentina medido a través del tipo de cambio informal tendrá una brusca caída que perdurará en el verano de 2023″, dijo.
“El impacto sobre la industria uruguaya será reducido, dado que las exportaciones de bienes de Uruguay con destino a Argentina apenas representan menos del 5%”, agregó Sibille.
La moneda y las inversiones
Stoeppelwerth, de Gletir Corredor de Bolsa, señaló que Uruguay tiene una situación fiscal “bien ordenada” y una política monetaria “bastante apretada”, por lo que no espera mayores impactos de una crisis argentina sobre el peso uruguayo.
El economista enfatizó que Uruguay está “mucho más vinculado con Brasil y China” en el comercio bilateral y ante eso, para analizar el futuro del peso uruguayo, es más relevante mirar la volatilidad del real, vinculado a la caída del precio del hierro, de la soja y la posible elección de Luiz Inácio Lula da Silva. “Algún efecto de contagio puede haber pero también creo que, dado el nivel de intereses y tasas, el Banco Central está bien posicionado para frenar cualquier movimiento”, dijo.
China fue en 2021 el principal socio comercial de Uruguay en 2021, representando el 28% de las exportaciones de bienes. En segundo lugar, se ubicó Brasil (16%), seguido por la Unión Europea (14%), Argentina (5%), Estados Unidos (5%), y Egipto (4%).
Además de los factores externos, dijo, por razones de estacionalidad “el peso uruguayo tiende a depreciarse a partir del 1° de agosto cuando la liquidación de sus grandes exportaciones disminuye”. En tanto, más allá de un crecimiento de los pedidos de residencia de argentinos en Uruguay, todavía no se percibe un incremento relevante de depósitos de los no residentes.
Consultado sobre la posibilidad de que haya mayor movimiento de capitales argentinos hacia Uruguay, Soto enumeró un conjunto de aspectos “que hacen al contexto argentino poco atractivo para invertir”, mientras señaló que Uruguay “ofrece un cumulo de estabilidades apreciadas, con el contrapeso de los costos”. “En ese trade off, creo que tendremos demostraciones de interés de inversiones de origen Argentina. Nuestro deseo es que se concreten”, afirmó.
Crisis de credibilidad
Sibille afirmó que “al ser la nueva ministra impuesta por Cristina Fernández, se acentuarán las medidas heterodoxas”. “En cualquier caso, la orientación de la política económica pasa a segundo plano dado que el gobierno sufre una crisis muy grave de credibilidad, la cual es condición necesaria para que cualquier medida de política económica pueda tener chance de éxito. Es muy probable que el daño institucional causado por las diferencias entre el presidente y la vicepresidenta, a esta altura ya sea irreparable”, dijo Sibille.
En la misma línea, Stoeppelwerth dijo que “el gobierno en Argentina no tiene credibilidad” y a su vez el mercado “está convencido que esto realmente es un gobierno kirchnerista”. “Alberto Fernández se va de títere a un espectador. Creemos que los próximos seis a 12 meses van a ser muy duros para Argentina, con una inflación mensual del 10%, y dependiendo de la violencia de eso puede afectar a Uruguay”, evaluó en relación a la imagen de los inversores acerca de la región.
Soto, en tanto, opinó que el gobierno argentino desaprovechó la oportunidad para “un cambio profundo en la gestión económica”. “Argentina precisa un shock severo de confianza, que se logra con el perfil de las personas a cargo y un plan económico. En este caso no hay ni una cosa ni la otra. El mismo proceso de nombramiento fue desprolijo y negociado, lo que también proyecta debilidad del presidente”, afirmó.
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