Bloomberg — La decisión de Emmanuel Macron, de revelar intercambios telefónicos privados en un documental sobre sus intentos fallidos de convencer a Vladímir Putin de no invadir Ucrania ha provocado una fuerte crítica de Moscú.
“Cuando se hacen llamadas al más alto nivel, por supuesto que son confidenciales, son negociaciones a puertas cerradas”, dijo al respecto la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, durante un programa de entrevistas en el canal estatal Channel One.
“Después de eso, no puede esperarse que el lado francés respete la confidencialidad de nadie”, dijo. “París señaló al mundo entero que considera normal publicar conversaciones entre sus líderes y socios”.
Una conversación completa entre Macron y Putin el 20 de febrero, cuatro días antes de la invasión, fue filmada por un equipo de televisión de France 2. Salió al aire en el documental emitido el jueves con el título “Un presidente, Europa y la guerra”.
Durante el intercambio, Putin acepta “en principio” reunirse con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en Ginebra. A medida que Macron se irrita, Putin se vuelve despectivo y dice que está en el gimnasio y solo quiere jugar al hockey sobre hielo.
La reunión con Biden nunca sucedió. En las imágenes también se ve a un asesor diplomático de Macron llamando a Putin “mentiroso”.
El Elíseo podría haber esperado que el documental moderara las críticas de que Macron fue demasiado blando con Putin y presentara su intento de actuar como intermediario entre Rusia y Occidente bajo una luz más positiva. En cambio, corre el riesgo de alimentar la percepción de que Macron fue ingenuo.
En una escena, en un tren que regresaba de Kiev el mes pasado, Macron se esfuerza por explicar por qué siguió manteniendo abierto el diálogo. “Pensé que podríamos encontrar un camino con Putin a través de la confianza y el razonamiento”, dice.
Esta no fue la primera vez que se acusa al Elíseo de filtraciones. En 2020, el periódico Le Monde publicó intercambios entre Macron y Putin sobre el líder de oposición, Alekséi Navalni. Eso molestó a Rusia, que un año después publicó partes de la correspondencia entre los ministros de Relaciones Exteriores de Francia, Alemania y Rusia.