Son las 10:30 de la mañana de un sábado y en los alrededores de la carretera vieja vía Ospino, en Acarigua, al occidente venezolano, retumban los motores. Son vehículos de alta gama, que desde temprano se enfilaron para participar en una carrera autorizada, anunciada un mes antes, en una ciudad con carencias de servicio eléctrico, como el resto del país, pero con destellos de lujo.
Una mujer acude con sus hijos a disfrutar del evento, que ya se ha convertido en tradición en la urbe más poblada de los llanos venezolanos. Son más de 200.000 los habitantes en Acarigua-Araure, aunque no todos cuentan con la posibilidad de desconectarse de la realidad, asistiendo a estas actividades.
Entre 5 y 15 dólares por persona varía el costo de la entrada. El valor está sujeto al tipo de evento, que puede extenderse durante todo el día, con venta de alimentos y bebidas alcohólicas, que recientemente se han adecuado también al pago de alquiler. Los conductores también deben cancelar un monto por participación y las transacciones son netamente en efectivo. En ocasiones, pueden aceptarse pagos digitales a la tasa del día, dependiendo del estatus de la conexión a internet.
Los organizadores conocen el esfuerzo de muchos lugareños para estar allí y lo agradecen siempre, con parlantes, al finalizar la noche. La misma mujer que pudo llevar a sus niños, lo disfruta, aunque no deja de estar impresionada con la evolución económica de quienes ahora se encargan de la pista, y a su vez, son dueños de los vehículos deportivos.
“Es emocionante. La verdad es que me desconecta un poco de la realidad de siempre”, asegura uno de los asistentes de la carrera, entre otros 100 más, quien estuvo la noche anterior con más de 3 horas sin energía eléctrica.
Audi, Corvette, Ferrari, Porsche, Mustang, Nissan y BMW, son de los más vistosos. Muchos de ellos pertenecen a jóvenes en la zona, pero otros llegan desde otras ciudades a participar, especialmente desde Barquisimeto, a 84 kilómetros de distancia. Comenzaron a hacerse presentes a finales de 2020, después de los meses más críticos de la pandemia en el país, y no se han retirado desde entonces.
Antes de ellos, en la pista, que estaba en otras manos, se presentaban igualmente competencias, pero de vehículos menos ostentosos, adaptadas para las carreras. Era la Venezuela de 2016, previa a la dolarización transaccional y con pagos en bolívares por categorías.
“El señor que estaba antes en la pista murió y ahora la tomaron estos muchachos. A algunos los conocemos de siempre, eran pequeños emprendedores, pero de la noche a la mañana, boom”, comenta un hombre que frecuenta las carreras y que prefirió no identificarse.
Acarigua, en el estado Portuguesa, una entidad reconocida por su alto potencial en explotación de minerales no metálicos y abundancia agrícola, no escapó de la crisis económica que ha afectado al país por más de 8 años, de la que apenas comienza a recuperarse levemente. Entre 2017 y 2019, sin embargo, la economía local logró sortear varios obstáculos con actividades o emprendimientos de carácter irregular.
Las empaquetadoras de distintas mercancías, mayormente harina de maíz y de trigo, sufrieron desvíos de sus productos, que eran luego reempaquetadas, de forma manual o automática, y revendidas a un costo más elevado. “La mayoría empezó a surgir desde ese momento, se convirtió en un negocio, todo el mundo surgió, aunque ya son personas que no se dedican a ello, no funcionó, pero el que aprovechó, aprovechó”, dice una persona con conocimiento de lo ocurrido, haciendo referencia además a los comentarios dentro de la comunidad.
Las carreras clandestinas también están a la orden del día, con vehículos más modestos. Estos eventos no son avalados por las autoridades, pero pueden ser hasta más concurridos por aquellos habitantes que se ven limitados por el pago que requieren las competencias a las afueras del centro de la ciudad.
Los vehículos de alta gama, que ya forman parte del paisaje en Acarigua durante el día, se traducen en una atracción para foráneos, como lo reflejan páginas de redes sociales dedicadas a publicar sus recorridos por las avenidas principales de la entidad, que si bien ha podido experimentar algunas mejoras de alumbrado público, no ha dejado de estar afectada por las fallas de los servicios básicos, que siguen impactando a nivel nacional.
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