Bloomberg — El tenso mercado mundial del trigo está entrando en un momento clave.
El mes de julio es un momento crucial del año porque es cuando comienzan las cosechas en gran parte del hemisferio norte y las exportaciones se aceleran. La invasión de Rusia a Ucrania, un productor clave, ya ha mermado sus ventas, y la atención se centra ahora en cómo afectará la guerra a los envíos de la nueva temporada y en qué medida otros países pueden tapar los huecos.
Ucrania ha recurrido a exportar todo lo que puede por ferrocarril y por vía fluvial, dado que los puertos marítimos están bloqueados. Mientras tanto, Rusia está a punto de recoger una de las mayores cosechas de su historia, aunque las limitaciones logísticas y financieras relacionadas con la guerra siguen siendo cuestiones clave en relación a la cantidad que podrá terminar vendiendo.
El ritmo de las ventas desde el Mar Negro, que históricamente supone una cuarta parte del comercio mundial, recibirá más atención que nunca. A pesar de la reciente caída, los precios del trigo son mucho más altos de lo normal para esta época del año. Esto está contribuyendo a la inflación de los alimentos e impulsando a los líderes mundiales a comprometerse a hacer más para luchar contra la crisis del hambre.
“Nunca habíamos negociado en un mercado de guerra, así que todo esto es nuevo para el sector de los granos”, dijo Dan Basse, presidente de AgResource, con sede en Chicago. “Los rusos van a tener una situación en la que van a exportar trigo, pero no les va a ser tan fácil”.
Los envíos de trigo de Rusia se han mantenido en gran medida normales desde que invadió Ucrania, dirigiéndose a los clientes tradicionales. Con la llegada de las nuevas cosechas, en los próximos meses se verá si puede vender los grandes volúmenes que se suelen ver en los momentos en que las exportaciones alcanzan su punto máximo.
Las perspectivas de las exportaciones ucranianas siguen siendo sombrías por ahora. La imposibilidad de usar las terminales amenazan con limitar los envíos de grano a menos de la mitad de su potencial y los ataques rusos han dañado instalaciones en los puertos. Los volúmenes de junio fueron un 44% inferiores a los del año pasado.
Mirando hacia otro lado
Cualquier pérdida en el Mar Negro significa que los importadores dependerán más de actores alternativos como la Unión Europea. Incluso Estados Unidos, que suele ser uno de los orígenes más caros, se ha vuelto más competitivo.
Ya hay señales de un cambio en el comercio. Egipto reservó 350.000 toneladas de trigo francés en una licitación esta semana, el doble de la cantidad que compró a Rusia. El enorme volumen desde Francia es inusual, sobre todo al principio de la temporada, cuando Egipto suele comprar al Mar Negro, según el asesor Agritel.
Fuera de las licitaciones, el país norteafricano también compró recientemente su primer cargamento estadounidense de trigo rojo blando de invierno desde 2019.
A pesar de que Rusia tiene mucho trigo, sus exportaciones enfrentan desafíos. Su sector agrícola no ha sido blanco de sanciones, pero las medidas no oficiales han visto a algunos bancos y compañías navieras recortar las líneas de crédito y los servicios.
Esto dificulta la estimación de las exportaciones. AgResource prevé que las exportaciones de trigo desde Rusia se sitúen en torno a los 32 millones de toneladas esta temporada y FAO-AMIS espera 35 millones de toneladas, cerca del nivel del año pasado. Por su parte, el gobierno de EE.UU. las cifra en 40 millones de toneladas, casi un récord, y la consultora SovEcon pronostica que superarán los 42 millones de toneladas.
En cualquier caso, los cargamentos deben aumentar rápidamente para alcanzar su potencial, y el plan de Rusia de modificar un impuesto sobre las exportaciones de grano puede afectar a las ventas.
“Sobre el papel, las exportaciones están ahí”, dijo Matt Ammermann, un gestor de riesgos de productos básicos en StoneX. “Pero hay razones claras por las que no pueden exportar libremente”.
--Con la ayuda de Michael Hirtzer.