Bloomberg — La Amazonía de Brasil alberga casi la mitad de las ciudades más violentas del país: en total son 13 de las 30, a medida que el narcotráfico se suma a los delitos ambientales que tradicionalmente han asolado la región.
El número de muertes violentas intencionales en esas ciudades superó los 100 por cada 100.000 habitantes entre 2019 y 2021, en comparación con el promedio nacional de 22,3, según una encuesta publicada por el Foro Brasileño de Seguridad Pública, un centro de estudios con sede en Sao Paulo.
La violencia en la Amazonía acaparó los titulares internacionales este mes cuando el periodista británico Dom Phillips y el activista indígena Bruno Pereira fueron asesinados tras entrevistar a comunidades indígenas sobre las incursiones ilegales de cazadores, madereros y pescadores. La deforestación, el acaparamiento de tierras y la minería ilegal han sido durante mucho tiempo un problema en la selva tropical.
“En la Amazonía se solapan varios tipos de delitos debido a sus fronteras con países estratégicos y el narcotráfico”, explicó Isabela Sobral, investigadora y coordinadora de datos del Foro de Seguridad. “Además, en los últimos años ha habido una expansión de las facciones criminales que salieron de Río de Janeiro y Sao Paulo, dirigiéndose al norte”.
Los organismos de seguridad pública y medioambiental no tienen suficientes recursos para luchar contra las poderosas organizaciones criminales que se disputan las rutas nacionales y transnacionales de la droga a través de la selva, dijo. En los últimos años, añadió, la ciudad amazónica occidental de Tabatinga, en la triple frontera de Brasil, Colombia y Perú, se convirtió en una de las más disputadas por los narcotraficantes.