Elon Musk tiene razón: los países enfrentarán poblaciones cada vez más envejecidas

El hombre más rico del mundo viene mostrando su preocupación por la baja tasa de natalidad en países desarrollados. Bloomberg Línea dialogó con especialistas en la materia

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La baja tasa de natalidad y el envejecimiento poblacional son algunos de los factores demográficos que generan preocupación respecto del futuro de las sociedades, principalmente en países desarrollados. Quien se viene mostrando más enfático en ese sentido es el hombre más rico del mundo, Elon Musk, que ha llegado a decir que Japón “va a dejar de existir” o que “Italia se quedará sin gente”.

Bloomberg Línea dialogó con expertos en demografía de algunas de las universidades más prestigiosas del mundo para responder algunas de las preguntas sobre el envejecimiento de la población y el panorama parece preocupante, principalmente en los países con economías más avanzadas.

Cabe señalar que, según proyecciones de las Naciones Unidas, la población mundial alcanzará los 9.300 millones de habitantes a mediados del siglo XXI (rondaba los 7.800 millones a fines de 2020). Este crecimiento se concentrará principalmente en los países en desarrollo, mientras que los desarrollados reducirán su participación en la población mundial.

Poblaciones envejecidas

El especialista en demografía e investigador de la la Universidad de Wisconsin, Guido Pinto Aguirre, explicó que muchos de los países desarrollados se encuentran al final de la denominada “transición demográfica”, es decir, transitaron de niveles muy elevados a niveles muy bajos de mortalidad y fecundidad.

Todo ello se produjo dentro de una revolución industrial y un proceso de urbanización, mientras las economías crecían.

Actualmente, en las economías desarrolladas “el único motor del cambio demográfico es la fecundidad”, según detalló el especialista, puesto que la mortalidad se ha reducido de tal manera que las ganancias en términos de población solo se producen en los grupos etarios más viejos (mayores de 65 años). Además, la mayoría de estos países tienen tasas de fecundidad por debajo del llamado reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer).

“Los países altamente desarrollados muestran reducciones continuas y sistemáticas de sus poblaciones económicamente activas, a favor de volúmenes cada vez mayores de sus poblaciones más viejas, es decir, se ha venido gestando un envejecimiento de su población. Los casos más emblemáticos son Japón, países de Europa Oriental, Alemania, incluso países latinoeuropeos, como Francia, España, Italia”, sostuvo Pinto Aguirre.

Cambio “explosivo”

Este tipo dinámica demográfica creó un aumento “explosivo”, según términos de Pinto Aguirre, de la relación entre jubilados y población activa, lo que implica elevados gastos en cobertura de salud para sus poblaciones envejecidas y un cada vez más reducido fondo de pensiones para su población jubilada.

Los demógrafos anticipan una falta de solvencia futura de recursos para mantener a los adultos mayores jubilados, que requerirán de la creación de sistemas de protección social y económica para atender a una población anciana en proceso de crecimiento acelerado en las próximas décadas.

Tres fuerzas que determinarán el futuro de la población

El experto italiano Massimo Livi Bacci, quien es experto en demografía y profesor emérito de la Universidad de Firenze, consideró tres “fuerzas” que determinarán el futuro de la población mundial y su impacto en el desarrollo:

  • “En primer lugar, es necesario trabajar por una mejor interacción entre el crecimiento de la población y el medio ambiente: a finales de siglo, habrá entre 2.000 y 3.000 millones de personas más en la Tierra, que tendrán que ser alimentadas, vestidas, alojadas, atendidas, educadas y provistas de sus necesidades. Dos tercios del planeta ya están antropizados directamente o indirectamente, y el crecimiento de la población causará más intrusión y aumento de la presión en zonas frágiles: zonas costeras, grandes bosques tropicales, zonas ocupadas por megaciudades, regiones amenazadas por la desertificación. El primer gran reto es controlar y orientar el inevitable aumento de la población, respetando los equilibrios ambientales”.
  • “En segundo lugar, hay que tener en cuenta que las poblaciones del mundo se desarrollan a velocidades muy diferentes: hay regiones con la senda del declive demográfico (Europa, China, Japón, otros países del sudeste asiático) y otros que duplicarán su número en una generación (África subsahariana), con profundas repercusiones sobre la geodemografía y la geopolítica del mundo”.
  • “En tercer lugar, la falta de gobernanza compartida de las grandes migraciones internacionales: los procesos de globalización continuarán y supondrán una aceleración de la movilidad internacional que no puede contener -como se intenta hoy- con muros, barreras y transformando los estados en fortalezas. Por lo tanto, es necesario encontrar formas compartidas para regular los flujos internacionales, respetando las necesidades de los países de salida, de los de llegada y -sobre todo- de los propios migrantes”.

El foco en los migrantes

Al igual que Livi Bacci, también Pinto Aguirre se refirió al lugar preponderante que ocuparán los migrantes ante los cambios demográficos que deberá afrontar la economía. En ese sentido, el experto mexicano de la Universidad de Wisconsin detalló que para afrontar la pérdida natural de población económicamente activa los países desarrollados deberán recurrir a la “importación” de mano de obra, tanto calificada como no calificada.

El propio Pinto Aguirre advirtió que esta herramienta es un arma de doble filo, puesto que los países en vías de desarrollo (especialmente del África y América Latina) “están expulsando a sus miembros más pobres, que tienen una escasa educación y no tienen capacitación requerida por los países industriales avanzados” y, por ende, “muchas veces no tienen la capacidad de integrarse social ni culturalmente a los países de destino, creando una especie de resentimiento social y cultural, que retroalimenta su incapacidad de integrarse plenamente a la sociedad en la que ahora viven”.

América Latina y África, con otros problemas

En África y en algunos países latinoamericanos las tasas de fecundidad aún se mantienen elevadas, pero las economías son incapaces de crear puestos de trabajo que permitan observar el crecimiento de la mano de obra.

Hay desigualdades económicas y sociales elevadas, niveles de violencia insoportables e índices de pobreza que se han estancado desde el siglo pasado”, indicó Guido Pinto Aguirre. También alertó acerca de la “continua destrucción de instituciones democráticas”.

El bono demográfico en LatAm

Existe un concepto económico denominado “bono demográfico”, acuñado por economistas de la Universidad de Harvard para estudiar los efectos de los cambios demográficos en el crecimiento económico de un país. Este concepto permite estimar la proporción del producto nacional de un país que es resultado del crecimiento o cambios de la población en edad de trabajar. Es decir, de la mano de obra de un país.

Los cambios de la relación entre la población en edad de trabajar y la inactiva (adultos mayores y niños) es el indicador que se utiliza para identificar el inicio y finalización, así como la duración, del periodo en el cual se produce un cambio poblacional particular que genera el bono demográfico de un país.

En ese contexto, Bloomberg Línea consultó a Pinto Aguirre si América Latina aún mantiene dicho bono y la situación varía respecto del país que se analice.

“Esta dinámica de crecimiento económico asociado a los cambios en la composición etaria de la población estará presente en muchos países latinoamericanos hasta mediados del presente siglo, a excepción de naciones bastante avanzadas en la transición demográfica, tales como Cuba, Uruguay, Costa Rica, Chile y Argentina”, explicó en primer lugar.

Añadió: “Es importante mencionar que aquellos países con estructuras poblacionales jóvenes, recién entrarán o ya iniciaron su ingreso a esta ventana de oportunidad de crecimiento económico acelerado, la cual se extenderá hasta el 2050, aproximadamente”.

Cabe indicar, de todas maneras, que para aprovechar este bono demográfico es necesario realizar inversiones tanto en capital humano como innovaciones, a través de tecnología y capital físico, de manera que este crecimiento de la fuerza de trabajo se transforme en mano de obra con mayor productividad y, por consiguiente, con una mayor tasa de crecimiento económico. Esto no pareciera estar sucediendo en la región.

La preocupación de Musk

Tal como se mencionó al principio de este artículo, el CEO de Tesla Inc (TSLA)., Elon Musk, es uno de los personajes públicos más preocupados por el impacto económico de los cambios demográficos. En los últimos meses, el magnate sudafricano ha vertido frases como las siguientes:

  • Creo que uno de los mayores riesgos para la civilización es la baja tasa de natalidad y el rápido descenso de la misma”
  • La tasa de natalidad de Estados Unidos ha estado por debajo de los niveles sostenibles mínimos 50 años
  • “Corea del Sur y Hong Kong están experimentando el colapso demográfico más rápido”.
  • “El año pasado Japón tuvo 800.000 nacimientos y la esperanza de vida es de 85 años (impresionantemente alta), lo que implica una población futura de solo 68 millones, cayendo casi a la mitad de la población actual de 126 millones. Son muchos pueblos y ciudades fantasmas”.
  • “Japón eventualmente dejará de existir. Esto sería una gran pérdida para el mundo”.
  • “Italia se quedará sin gente si estas tendencias continúan”.

El caso puntual de Italia

Bloomberg Línea le consultó a Massimo Livi Bacci acerca del caso puntual de su país, a lo que el demógrafo respondió:

“Italia es uno de los países más débiles del mundo en términos demográficos. Tiene una tasa de natalidad muy baja, un envejecimiento rápido, un desequilibrio creciente entre generaciones. Esto carga las cuentas públicas, frena la productividad y ralentiza el desarrollo”.

¿Cuáles son las posibles soluciones? Livi Bacci consideró: “se necesitan políticas muy incisivas para apoyar las parejas con hijos, poner a los jóvenes en el centro de las políticas sociales y culturales, acelerar su autonomía económica y reducir su dependencia de familias. Se han iniciado algunas políticas que van en la dirección correcta, pero que deben ser reforzadas, aprovechando también los recursos conspicuos realizados que ha puesto a disposición Europa (como el fondo Next Generation EU)”.

Por último, el académico italiano expresó: “Es necesario un pacto pacto político y social que apoye unos flujos de inmigración adecuados, sin los cuales el desarrollo del país se vería seriamente comprometido”.