Colombianos menos educados, los que más logran salir del desempleo

El 72,3% de la población desocupada en Colombia no tiene mayor educación a un bachillerato. Estos son los que más fácil están saliendo del desempleo, ¿por qué?

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Bogotá — El desempleo colombiano se redujo significativamente en mayo de 2022 al ubicarse en 10,6%, luego de registrar 15,2% en el mismo mes de 2021. Aunque ha habido recuperaciones, la tasa todavía no logra los niveles vistos en mayo de 2019 (10,5%), en prepandemia.

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De acuerdo con el Dane, en mayo de este año Colombia registró 2,6 millones de personas desocupadas, mientras que en el mismo mes de 2021 y 2019 hubo 3,6 millones y 2,5 millones, respectivamente. Es decir, Colombia sí ha mejorado, pero aún le cuesta lograr los niveles de desocupación previos a la pandemia.

Al revisar en mayor detalle la caracterización de la población desocupada, los datos del Dane exponen que en mayo de 2021 la población desempleada que tenía títulos de educación terciaria (universitaria, técnica profesional, tecnológica y posgrado) representaba al 26,01% del total, proporción que en mayo de 2022 aumentó a 27,3%.

Lo anterior quiere decir que la población que más está logrando salir del desempleo en Colombia es la que menores estudios tiene. Según explicó Juan Daniel Oviedo, director del Dane, “a lo largo del último año hemos visto estructuralmente una recuperación que favorece de cierta forma a los niveles de formación menos estructurados”.

Oviedo añadió que “en la medida en que el peso de la población desempleada con niveles de educación terciaria se hizo más importante, el peso relativo de la población desocupada con menor nivel de educación se redujo. Es decir, estamos viendo una salida de desempleo que tiene propensión marginal a favorecer a personas con menor nivel de educación”.

Lo anterior es importante de tener en el radar pues “es una señal de la baja calidad de la recuperación de puestos de trabajo que estamos observando entre mayo de 2021 y mayo de 2022 en Colombia”, agregó el director del Dane.

En palabras de Mauricio Olivera, director de Econometría, el hecho de que la población desocupada que más desciende sea la de menor educación puede ser señal de la necesidad de un empleo, así sea informal. Esto, teniendo en cuenta que la población menos educada debe tener menores ingresos y al requerir uno debe estar buscando y encontrando cualquier trabajo.

De acuerdo con Germán Machado, docente de economía de la Universidad de los Andes, en mayo “la mayor parte del empleo se produjo en actividades económicas que, en buena hora, permiten un enganche directo de personas con menor nivel educativo”.

Complementando lo anterior, Machado dijo que en el quinto mes de 2022, frente al mismo mes de 2021, el empleo se generó fundamentalmente en el sector artístico, las actividades agropecuarias, el transporte y el comercio y el servicio doméstico, que son actividades donde un nivel educativo universitario o de posgrado no son preponderantes.

¿Qué hacer?

“Para poder lograr que la población más educada también consiga empleo es necesario la formación para el trabajo pertinente con calidad. Es decir, es necesario que la formación para el trabajo se conecte con las necesidades del aparato productivo nuevo, el que está generando la nueva economía después de la pandemia”, añadió Olivera.

De acuerdo con David Cubides, director de investigaciones económicas en Alianza Valores, el país tiene que hacer ajustes para estar en la capacidad de ofrecer un mercado laboral en el que más personas puedan participar. Cubides mencionó que Colombia debería fortalecer entidades como el Sena que capacitan técnicos y tecnólogos en línea con el aumento de la demanda a nivel global de ese tipo de educación. “No necesariamente hay que enfocarse solo en la educación profesional”.

Según Machado, el nuevo gobierno va a necesitar incentivar la creación de empresa, facilitar el acceso al crédito, eliminar sobrecargas en los servicios públicos empresariales, mejorar la formación para el trabajo mediante la educación técnica y consolidar sistemas de cuidado a la primera infancia que permitan que más mujeres (que suelen ser más educadas que los hombres) participen en el mercado laboral.