San Pedro Sula — Luis Rueda, un financista de 37 años, está convencido que, con el marco legal necesario, Honduras tiene el potencial de convertirse en destino de clase mundial de la pesca deportiva y recreativa, como ya lo ha logrado Guatemala con el pez vela.
La pasión por la pesca del originario de Tegucigalpa comenzó hace 17 años, pero ha sido a través de su empresa sin fines de lucro HN Fishing, que fundó en mayo de 2019, con la que reafirmó su convicción de coeducar a más personas y lograr una pesca sostenible en el país.
En ese contexto, las actividades marinas y de pesca generan cerca de 25.000 empleos en el país y la flota artesanal representa más del 80% del total de los empleos en las comunidades marino costera, según un reporte del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC).
Desde su iniciativa, Rueda busca generar espacios de educación sobre la pesca y sus distintas variantes, puesto que el desconocimiento lleva a que se incumplan los ciclos de reproducción de los peces, situación que está poniendo en peligro la subsistencia de cada una de las especies y gradualmente, la pesca va deteriorándose.
La intención de crear consciencia en la pesca, a través de buenas prácticas para la conservación de la misma, motivó a Rueda a reunirse con autoridades de la Dirección General de Pesca y Acuicultura (Digepesca), adscrita a la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), para hablar sobre el porqué debe existir la figura de pescador deportivo en el marco de la Ley de Pesca y Acuicultura, y la importancia de su profesionalización.
“Las personas piensan que la pesca deportiva es ir a pescar, sacar un pececito e írselo a comer a la casa, y no es así”, refirió Rueda. Más bien, esta rama consiste en la captura de peces con fines recreativos y no lucrativos, es decir, lo contrario a la pesca comercial. “Es sacar un pez, medirlo y ver si cumple las condiciones para lograr un récord mundial que da la Asociación Internacional de Pesca Deportiva, y luego liberarlo”, agregó.
Una oportunidad para explorar
En México, la práctica de la pesca deportiva genera ingresos al país y a las entidades federativas por más de 68.1 millones de pesos (US$3.38 millones), producto de la venta de permisos que se expiden anualmente, según cifras de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
“Hay un comercio gigante en el rubro de la pesca deportiva que actualmente Honduras no está aprovechando”, añadió Rueda. Para el caso, en el país existen especies trofeo, como black bass, en Lago de Yojoa, o los marlins en el Atlántico o mar Caribe.
“Tenemos varias especies de peces picudos, que son trofeo que se pueden aprovechar, pero por la falta de regulación en Honduras y la poca supervisión de parte de las autoridades de pesca, hace que se esté deteriorando los recursos”, agregó.
En esa línea de conservación y protección de especies consideradas trofeo, Guatemala estipuló en el artículo 28 de la Ley General de Pesca y Agricultura, que la pesca del pez vela es exclusivamente deportiva y recreativa.
Al alcance de todos
En Honduras hay unas cuatro empresas que comercializan indumentaria, accesorios y equipo para la pesca deportiva, pero la falta de un marco legal les imposibilita el seguir creciendo.
“Las empresas entienden que la pesca deportiva como tal no existe y que la mayor cantidad de pescadores son de bajos recursos, a quienes les resulta difícil entrar a un torneo, porque la inscripción es alta”, explicó Rueda.
Con HN Fishing, el capitalino busca promover actividades que incluyan tanto a los pescadores artesanales como a los recreativos, con la organización de torneos de pesca ultraligera con precios de hasta 350 lempiras (HNL), unos US$14.28.
Esta técnica consiste básicamente en pescar mientras el señuelo cae al fondo, al tiempo que los participantes aprenden la manera correcta de liberar un pez.
La empresa es la primera que está organizando desde enero hasta diciembre una competición para encontrar el bass más grande de Honduras, que nada en el Lago de Yojoa, la represa El Cajón y la laguna de Yure
La intención de esta actividad, además de sus fines científicos y deportivos, es atraer un turismo de pesca exterior, “porque si logramos sacar un pez récord de gran talla, de 14 a 15 libras, que es un pez trofeo visto internacionalmente, tendríamos volcado el turismo de pesca de México y de Estados Unidos buscando peces trofeo aquí”, dijo Rueda.