Bloomberg — Los operadores de divisas latinoamericanas se han desencantado de la estrella de este año para trasladar su atención hacia el norte.
Impulsado por los fuertes aumentos de tasas de interés, mejores términos de intercambio y los flujos hacia el mercado bursátil local, el real brasileño ha sido la moneda más sobresaliente este año, llegando a subir hasta un 21% frente al dólar.
Sin embargo, en el último tiempo, su desempeño ha sido inferior al del otro gran éxito de la región: el peso mexicano.
Gracias a las fuertes remesas, las atractivas tasas de interés ajustadas a la volatilidad y la posibilidad de que las empresas estadounidenses trasladen su producción desde China hacia México, el peso está subiendo en relación con sus pares de mercados emergentes.
La moneda mexicana ha repuntado más de un 13% frente al real desde fines de abril y tiene margen para seguir avanzando después de superar la semana pasada su promedio móvil de 200 días, un indicador técnico muy vigilado.
El real sigue siendo la moneda latinoamericana de mejor desempeño en 2022, con una ganancia del 6,5%, superando el avance del 3,3% del peso, pero esta ventaja se está desvaneciendo rápidamente.
Mientras que en Brasil los responsables de la política monetaria están a punto de poner fin al ciclo de endurecimiento —posiblemente en agosto—, en México se espera que el banco central siga subiendo las tasas durante al menos seis meses más, y algunos incluso consideran la posibilidad de una aceleración del ritmo de ajuste. Eso mejoraría el atractivo de carry trade del peso.
Brasil además celebrará elecciones presidenciales en octubre, lo que está afectando a los mercados. Se espera que el presidente Jair Bolsonaro siga inclinándose por medidas más populistas, ya que las encuestas de opinión muestran que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva tiene una ventaja. Es probable que estas medidas tengan un impacto fiscal prolongado.
En un intento por compensar el golpe del alza de los precios de los combustibles para los consumidores, el Gobierno acordó aumentar de 400 reales a 600 reales (US$114) el subsidio mensual en el llamado programa social “Auxilio Brasil” y pagar 1.000 reales al mes a los camioneros.
También ha duplicado las ayudas para los gastos de gas de cocina para las familias de escasos recursos. Todas estas medidas están incluidas en una enmienda constitucional que se espera sea votada en el Congreso en las próximas semanas y que tendrá un impacto fiscal de 34.800 millones de reales (US$6.600 millones).
Bolsonaro va a seguir adelante con las políticas de gasto para sumar apoyo en las elecciones, “y eso se traducirá en debilidad de BRL”, dijo Brendan Mckenna, estratega de divisas de Wells Fargo.
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