La OPEP+ se está quedando sin capacidad para bombear más petróleo

Un logotipo en el exterior de un tanque de almacenamiento de petróleo en el parque de tanques Juaymah en la refinería y terminal de petróleo Ras Tanura de Saudi Aramco en Ras Tanura, Arabia Saudita, el lunes 1 de octubre de 2018.
Por Javier Blas
26 de junio, 2022 | 08:01 AM

Bloomberg Opinión — Es irónico. Justo cuando los bancos centrales del mundo suben por fin las tasas de interés para luchar contra una inflación impulsada por el petróleo, la OPEP+ se enfrenta al mismo problema con el que se encontraron los responsables de formular políticas cuando flexibilizaron las condiciones monetarias para rescatar la economía mundial: el límite cero.

Durante el último año, el grupo petrolero ha inyectado liquidez en el mercado energético, impulsando la producción a través de una serie de aumentos mensuales planificadas de antemano. El último impulso llegará en agosto. Para entonces, la OPEP+ habrá agotado su capacidad de producción.

El límite cero es mucho más concluyente para el bloque petrolero que para la Fed, que aumentó su apoyo económico mediante la flexibilización cuantitativa, o el Banco Central Europeo, que introdujo tasas de interés negativas. En pocas palabras, Arabia Saudita y sus aliados no pueden bombear barriles que no tienen.

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La OPEP+ se reunirá de manera virtual el próximo 30 de junio para aprobar la última subida mensual que, sobre el papel, devolvería la producción de agosto a los niveles anteriores a la crisis. Pero en la realidad, la producción es menor debido a las sanciones impuestas a Rusia y a la incapacidad de varios países, como Nigeria y Libia, de aumentar la producción en los últimos meses.

Lo que ocurra a continuación es crucial tanto para la economía mundial como para los políticos, entre ellos el presidente de EE.UU., Joe Biden, bajo presión por los altos precios de la gasolina. La OPEP+ necesita otra reunión virtual para finales de julio o principios de agosto para establecer los niveles de producción a partir de septiembre. Al quedarse sin munición de este tipo, el grupo necesita asegurarse de que cada bala cuente.

El grupo de la OPEP+ ha recuperado su producción en pequeños aumentos mensuales preestablecidos, con los dos últimos aumentos previstos para julio y agosto

Los funcionarios de la OPEP+ insisten en que las conversaciones sobre lo que pasará a partir de septiembre aún no han comenzado. Por lo que he podido saber, ningún miembro ha presentado una propuesta, y es difícil identificar las líneas generales de cualquier acuerdo más allá del reconocimiento subyacente de que se necesitará más petróleo. Sin embargo, en privado, los funcionarios están sopesando sus limitadas opciones. Una cosa está clara: es probable que el grupo actúe dando pequeños pasos, mantenga a Rusia a bordo a pesar de la presión de Washington y se guíe por los datos, con la vista puesta en cómo los aumentos de las tasas de interés empiezan a afectar a las economías. Gradualismo es la palabra de moda.

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Aunque los aumentos previstos finalizan en agosto, el acuerdo de la OPEP+ no expira hasta diciembre. Eso significa que cualquier aumento hasta septiembre y el cuarto trimestre requeriría consenso. Sólo a partir de enero de 2023 se podría bombear a voluntad en ausencia de un nuevo acuerdo. Por ahora, eso deja a Arabia Saudita (y a Rusia) al mando.

Aunque está previsto que Biden visite Arabia Saudita a mediados de julio, el viaje puede tener un impacto menor en las deliberaciones de la OPEP+ de lo que muchos creen. Tras rechazar las presiones de la Casa Blanca durante un año, el grupo quiere centrarse en la oferta y la demanda. Así, la aportación clave será la perspectiva de mercado para 2023 que la OPEP desvelará el 12 de julio. Es probable que las previsiones sean alcistas: A pesar de los temores de recesión, es probable que la demanda de petróleo aumente en al menos 1,5 millones de barriles diarios en 2023, tras un incremento de 3,4 millones este año.

Los precios del petróleo también influirán. Para algunos delegados de la OPEP+, el petróleo, que oscila entre US$110 y US$120, es ya demasiado caro, lo que perjudica las perspectivas de crecimiento mundial al obligar a la Reseva Federal a embarcarse en una agresiva campaña de endurecimiento. Pero otros se muestran nerviosos ante la posibilidad de que el precio del crudo se invierta. La liquidez en el mercado del petróleo está en su punto más bajo en seis años, lo que lo hace vulnerable a una fuerte venta. Es probable que se produzcan varios acuerdos de cobertura de grandes productores durante el verano boreal, ya que las empresas privadas de esquisto de EE.UU. fijan los precios de 2023. Petronas, la compañía petrolera estatal de Malasia, ya ha cubierto en el pasado los precios en esta época del año, al igual que el gobierno de México. Al vender a futuro, todos pueden hacer bajar los precios del petróleo.

Pero a menos que la economía mundial se deteriore sustancialmente en el transcurso de las próximas cinco o seis semanas, o que China vuelva a implementar confinamientos, la opinión dentro de la OPEP+ es que el grupo probablemente tendrá que volver a aumentar la producción. La necesidad de crudo adicional se hará especialmente acuciante cuando, a finales de octubre, EE.UU. reduzca las ventas de su Reserva Estratégica de Petróleo, que en estos momentos están aportando más petróleo al mercado que algunos países medianos miembros de la OPEP+.

Sin embargo, aumentar la producción se está volviendo algo difícil. En agosto, todos los países de la OPEP+, excepto Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, estarán bombeando a pleno rendimiento. Sobre el papel, Riad y Abu Dhabi seguirán teniendo una capacidad de reserva combinada de 2 millones de barriles al día, pero ninguno de los dos ha producido por encima de sus niveles de agosto durante más de un puñado de semanas. Ambos insisten en que pueden mantener esas elevadas tasas de producción, pero muchos operadores se muestran escépticos. Para el mercado del petróleo, lo que importa no es sólo cuánta capacidad sobrante real queda, sino cuánta cree el mercado que queda. Actualmente, los inversionistas se muestran escépticos sobre el margen que queda, y esa sospecha empieza a filtrarse en el precio del petróleo, que exige mayores primas de riesgo.

La producción de petróleo saudita alcanzará los 11 millones de barriles diarios en agosto, un nivel que el reino sólo ha mantenido en el pasado durante unas pocas semanas

La forma de gestionar ese último tramo de capacidad excedente (tanto real como percibida) es objeto de debate dentro y fuera de la OPEP+. Para algunos, incluidos los miembros del grupo, este debería poner la mayor parte de su capacidad sobrante en el mercado ahora para evitar que los precios del petróleo de tres dígitos provoquen aumentos de tasas de interés por parte de los bancos centrales que induzcan una recesión. Desde este punto de vista, precios más bajos del petróleo son el precio a pagar por un crecimiento económico más saludable en 2023. Otros no están de acuerdo, ya que consideran que la OPEP+ debe mantener suficiente pólvora seca para ofrecer un seguro creíble en caso de que se produzca una interrupción del suministro en el futuro. También sostienen que el aumento de la oferta puede no reducir los precios de los combustibles al por menor tanto como en el pasado, ya que las refinerías están luchando para procesar suficiente crudo en gasolina y diesel.

En conjunto, esta última opinión, más cautelosa, tiene más mérito: si la OPEP+ agota por completo su capacidad de reserva, o los inversores creen que lo ha hecho, el petróleo podría convertirse en un mercado desbocado. Desde el punto de vista actual, se necesita más crudo. Pero también está claro que los precios altos son parte de la solución al problema actual: la demanda de petróleo debe desacelerarse. Arabia Saudita debería guardar una bala en la recámara.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.