La alimentación vegetariana no reduce tanto las emisiones como podría parecer

Las frutas y hortalizas importadas representan una cantidad desmesurada de las emisiones del transporte de alimentos

Por

Bloomberg — Durante años, cocineros preocupados por el clima han adoptado dietas basadas en plantas como forma de evitar la industria cárnica, que genera muchas emisiones de carbono. Pero nuevas investigaciones sugieren que armar comidas bajas en carbono no es tan sencillo.

El transporte mundial de alimentos produce hasta 7,5 veces más emisiones de gases de efecto invernadero de lo que se estimaba hasta ahora, según un estudio revisado por expertos y publicado el lunes en la revista Nature Food. Según el estudio, más de un tercio de esas emisiones se generan en el comercio internacional de frutas y verduras, casi el doble de lo que se produce al cultivarlas.

La demanda de frutas y verduras frescas durante todo el año por parte de los países ricos, además de otros productos agrícolas, representa el 46% de las emisiones del transporte de alimentos, a pesar de que estos países sólo representan el 12,5% de la población mundial.

El estudio complica los cálculos de carbono en torno a las dietas basadas en plantas. Según los investigadores, mientras que el ganado criado para la producción de carne es responsable de la mayor parte de las emisiones de la producción agrícola, las frutas y las verduras son especialmente intensivas en carbono debido a su volumen y a la necesidad de refrigeración durante el transporte.

Para los consumidores que busquen adaptar sus dietas para que sus emisiones de carbono sean bajas, esto significa no sólo comer más plantas, sino comer más de lo que se cultiva localmente y en temporada. “La estrategia de cambio para reducir el consumo de productos animales y promover los alimentos de origen vegetal debe ir acompañada, como mínimo, de un cambio hacia una mayor producción local, especialmente en los países de renta alta”, afirma en un correo electrónico Mengyu Li, autor principal del artículo e investigador postdoctoral de la Universidad de Sydney, Australia.

Científicos de Australia y China analizaron los datos de las cadenas de suministro de alimentos de 74 regiones, 37 sectores económicos y 25 productos alimentarios. Incluyeron las emisiones procedentes del transporte de fertilizantes, pesticidas y maquinaria agrícola utilizados para cultivar carne, verduras y otros productos alimentarios que se consumen en gran medida en China, Europa, Norteamérica y otras regiones de renta alta.

El comercio internacional de agricultura y alimentos se duplicó con creces entre 1995 y 2018, según el estudio, y ahora proporciona una quinta parte de las calorías que se consumen a nivel global. El transporte de alimentos representa el 27% del total de las emisiones del transporte de mercancías a nivel mundial y el 19% del total de las emisiones del sistema alimentario.

Según el estudio, el transporte de frutas y hortalizas por camión es más intensivo en carbono por cada tonelada de mercancía transportada por milla que el transporte marítimo. La creación de un sistema de transporte de alimentos de bajas emisiones requeriría la sustitución de los camiones y barcos de combustibles fósiles por otros con alternativas de bajas emisiones.

Los consumidores también desempeñan un papel fundamental, señalan. Comprar productos en los mercados agrícolas es una forma de asegurarse de que se compran productos locales y de temporada. Sin embargo, la mayoría de la gente compra en las tiendas y determinar el origen de los alimentos, ya sean frescos o enlatados, puede ser difícil en esos casos.

Algún día las etiquetas de los alimentos podrían incluir la huella de carbono de un producto junto con las calorías y otra información nutricional, dijo Li. “Sería muy útil incluir las emisiones relacionadas con la producción y el transporte a lo largo de toda la cadena de suministro de un alimento concreto”, dijo.

Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.