Posible acuerdo del G-7 ocasionaría un golpe a la lucha contra el cambio climático

El debate se produce en un momento en que Europa lucha por encontrar fuentes de combustible diferentes al gas de Rusia tras la invasión a Ucrania

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Bloomberg — Alemania está presionando para que las naciones del Grupo de los Siete se retracten de un compromiso que detendría la financiación de proyectos de combustibles fósiles en el extranjero para finales de año, según personas familiarizadas con el asunto. Esto supondría un importante retroceso en la lucha contra el cambio climático, mientras la guerra de Rusia en Ucrania pone en peligro el acceso a los suministros energéticos.

En un proyecto de texto compartido con Bloomberg, el G-7 “reconocería que la inversión con apoyo público en el sector del gas es necesaria como respuesta temporal a la actual crisis energética”.

La advertencia de la propuesta es que esa financiación se haga “de forma coherente con nuestros objetivos climáticos y sin crear efectos de bloqueo”.

El texto sigue siendo objeto de debate y podría cambiar antes de que los líderes del G-7 celebren su cumbre en los Alpes bávaros a partir del domingo, con el canciller Olaf Scholz como anfitrión. El Reino Unido se opone a la propuesta, dijeron dos de las personas citadas. Un portavoz del gobierno alemán declinó hacer comentarios.

Una persona familiarizada con las discusiones dijo que Italia no se oponía activamente a la propuesta alemana. Italia, al igual que Alemania, depende en gran medida del gas ruso. El viernes, en una rueda de prensa en Bruselas, el primer ministro Mario Draghi dijo que Italia ha conseguido reducir las importaciones de gas ruso del 40% del año pasado al 25% actual. Esto ha sido posible también gracias a la firma de nuevos acuerdos de gas en países como el Congo, Argelia y Angola.

El debate se produce en un momento en que Europa lucha por encontrar fuentes de combustible alternativas al gas ruso. El gobierno alemán ha advertido que las medidas de Rusia para limitar el suministro corren el riesgo de provocar un colapso similar al de Lehman en los mercados energéticos, con la mayor economía de Europa enfrentándose a la perspectiva sin precedentes de que las empresas y los consumidores se queden sin energía.

Alemania ha respondido a los recortes reactivando las plantas de carbón y proporcionando financiación para asegurar el suministro de gas, al tiempo que continúa con sus planes de eliminar la energía nuclear. La Asociación Nuclear Mundial, un grupo de presión de la industria, insta al G-7 a impulsar el acceso a las tecnologías nucleares.

Italia ha dicho que vigilará la posible necesidad de activar planes energéticos de emergencia. Cualquier medida de este tipo podría suponer un aumento de la producción de carbón.

Un cambio en el compromiso del G-7, iniciado el año pasado y concretado en mayo, supondría un giro de 180 grados en los esfuerzos mundiales para luchar contra el cambio climático. Haría más difícil reunir al resto del mundo en torno a objetivos más estrictos y dirigir las inversiones hacia fuentes de energía más limpias.

Además, iría en contra de la recomendación de la Agencia Internacional de la Energía de no desarrollar nuevos proyectos de petróleo y gas si se quiere limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.

Los ministros del G-7, al comprometerse a poner fin a la financiación internacional directa de los combustibles fósiles para finales de 2022, reconocieron por primera vez que las subvenciones a los combustibles fósiles eran incompatibles con el Acuerdo de París. El grupo también reafirmó el compromiso de poner fin a las subvenciones “ineficientes” a los combustibles fósiles para 2025.

Los ministros reconocieron, sin embargo, que la inversión en el sector del GNL era una respuesta necesaria a la crisis actual “de manera coherente con nuestros objetivos climáticos y sin crear efectos de bloqueo.”

Esto supondría un enorme retroceso con respecto a los avances que logramos el mes pasado en la reunión de ministros de Energía y Medio Ambiente del G-7, cuando por fin conseguimos que Japón, el último país del G-7 que se resistía a participar, se comprometiera a poner fin a este tipo de apoyo financiero a los combustibles fósiles”, declaró Alden Meyer, asociado principal del grupo de reflexión sobre el cambio climático E3G.

“Mientras que la canciller Merkel fue la canciller del clima en la última cumbre del G-7 que organizó Alemania, Scholz podría pasar a la historia como el canciller del retroceso climático, lo que creo que sería una verdadera marca en su historial, y no necesitamos hacerlo”, añadió.

-- Con la ayuda de Michael Nienaber e Isis Almeida.