Buenos Aires — Frente a la llegada de las temperaturas más frías del año y, en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, la creciente demanda de gasoil en la Argentina obligó al Gobierno de Alberto Fernández a tomar una batería de medidas e incrementar las importaciones para hacer frente a la escasez.
Se trata de una compleja situación en medio de las limitadas reservas internacionales con las que cuenta el Banco Central, lo cual también preocupa al sector industrial, que ya elevó pedidos a la administración nacional para contar con lo necesario para mantener durante los próximos meses la actividad en funcionamiento.
De acuerdo con datos proporcionados por la empresa YPF, la demanda de gasoil se ubica en los niveles más altos de los últimos años. “La industria, en su conjunto, despachó 3,9 millones de metros cúbicos de gasoil”, lo que representa un “volumen récord” frente a 2019, el período previo a la pandemia, con un crecimiento del 12%.
¿Cuánto importa de gasoil la Argentina?
La petrolera manifestó que el país importa el 30% de la producción de gasoil para abastecer el mercado local. Así, se trata de un desafío a resolver ante los máximos históricos en los precios internacionales, los pocos dólares disponibles en el país y la limitada logística por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Los últimos datos del INDEC del Intercambio comercial argentino correspondientes a mayo manifestaron que la importación de gasoil en ese mes llegó a USD 343 millones, es decir que se experimentó un incremento de 79,8% frente al mismo período del año pasado.
En cuanto a los principales países de origen, el instituto aseguró que se encuentran Estados Unidos, Arabia Saudita, Omán, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos.
Si se toman en cuenta las importaciones de Gas natural licuado, gasoil, gas natural en estado gaseoso, fueloil y las Gasolinas, excluidas de aviación, el pago del país asciende a los USD 1.380 millones solamente en mayo.
La demanda de gasoil en Argentina
Según YPF, se observa un crecimiento en algunas provincias con fuerte producción agropecuaria, “que no se correlaciona en forma directa con el nivel de actividad”.
“Consecuentemente, los costos de importación de combustibles alcanza los máximos valores registrados para nuestra región, ampliando fuertemente la brecha con los países limítrofes”, indicó la compañía en un comunicado. En ese sentido, calculó que en Uruguay es 163% más caro, en Brasil y Paraguay la diferencia es de 119%; mientras que en Chile es de 90%.
En ese sentido, aseguró que “ejerce una presión inusual al consumo fronterizo a nivel país que explica el crecimiento inusual de la demanda en las regiones de NOA y NEA”.
Las importaciones de gasoil aún son insuficientes
“Una demanda en niveles máximos históricos, la baja respuesta de la producción local, reflejada en un menor procesamiento de petróleo y menor obtención de combustibles, y la importación insuficiente de gasoil vienen explicando una escasez observada en los últimos meses”, sostuvo Santiago Manoukian, asesor económico de la consultora Ecolatina.
En diálogo con Bloomberg Línea, remarcó que “en el último bimestre, el balance indica que la oferta total de gasoil fue de 40,1 Mm3/día, contra una demanda que fue de 41,7 Mm3/día”.
“En el primer cuatrimestre, el gasoil obtenido mermó 1,8% a/a (recién repuntó en abril), mientras que la demanda se disparó 14,5% a/a a un pico histórico”, advirtió.
Por ello, analizó que “si bien los volúmenes importados se duplicaron (+112% a/a), pasando de representar 11,4% a 21,2% de la demanda, esto no ha sido suficiente”.
Manoukian evaluó que pese al crecimiento del procesamiento de petróleo (+12,6% a/a), “una parte importante se destinó a unas exportaciones que casi se cuadruplicaron (+293,2% a/a)”, lo cual contribuyó a la escasez local.
¿Qué esperar en los próximos meses?
La consultora Ecolatina pronosticó que “los problemas logísticos por el faltante de gasoil y las distorsiones que genera una brecha cambiaria en niveles elevados podrían haber afectado la estacionalidad en la comercialización de algunos productos del agro”.
“Todo parece indicar que el foco estará puesto en las importaciones. Pese a que se estima que la Balanza Comercial arrojará un saldo considerablemente positivo en 2022, la dinámica luce desafiante para lo que resta del año con un BCRA al que le cuesta comprar divisas y unas importaciones en ascenso”, alertó.
Los antecedentes de los primeros meses no son alentadoras: “Desde enero hasta mayo no hubo ni un solo mes en el que las importaciones hayan crecido menos que las exportaciones. Esa tendencia parecería acentuarse en los próximos meses en el marco de una mayor demanda estacional de energía y faltante de combustibles”.
En ese contexto, manifestó que “no sólo habrá que seguir de cerca el nivel de las importaciones, sino también su composición, dado que es probable que el Gobierno aplique mayores restricciones a las importaciones de bienes de consumo e intermedios para tratar de contener la salida de dólares y engrosar las reservas sin perjudicar el normal desempeño de la actividad económica”.
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