Buenos Aires — En medio de tensiones políticas sobre el rumbo de la economía, el déficit fiscal se ubicó como uno de los ejes de debate en la Argentina, luego de que la vicepresidenta, Cristina Kirchner, argumentara este lunes que existen países desarrollados que conviven rojos fiscales sin mayores inconvenientes.
Tras referirse a los países que integran el G20, la ex mandataria indicó: “Estamos en la posición 13. Fíjense todos los países anteriores. Tienen muchísimo más déficit que nosotros, fíjense Estados Unidos, se lleva las palmas. El mayor déficit fiscal, históricamente, como Francia, Japón”.
Las consideraciones fueron expresadas a poco más de un mes de que el ministro de Economía, Martín Guzmán, cuestionara en una exposición: “¿En qué país del mundo funciona que haya déficits persistentes financiados por una moneda que la gente, por la inflación, empieza a dejar de querer? No hay evidencia”.
Economistas consultados por Bloomberg Línea coinciden en que en la Argentina el problema no es el déficit fiscal en sí, sino la forma en la cual se financia.
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En tanto, la cuestión fiscal es seguida de cerca por el Fondo Monetario Internacional (FMI), dado que contempla una de las principales metas a cumplir por el Gobierno. De acuerdo con lo estipulado, el objetivo “establece un déficit primario no mayor a $566,8 millones en el segundo trimestre del año”, explicó la consultora LCG.
“El contexto de una marcada aceleración de la inflación podrá impulsar una modificación en las metas nominales, pero todavía no se ha conocido ninguna corrección, aún cuando el Gobierno reconoció informalmente una mayor inflación y, por tanto, PBI nominal”, advirtió.
¿Qué es el déficit fiscal y cuál es su importancia?
“En términos sencillos, el déficit fiscal es el gasto del Estado por encima de lo que recauda en términos impositivos”, explicó Joel Lupieri, analista de Epyca Consultores, quien indicó que “la diferencia negativa es un rojo que debe financiarse”.
En diálogo con Bloomberg Línea, aseguró que la clave es la manera de financiación: “El problema de la Argentina es la frecuente monetización del déficit fiscal. Es decir, la emisión monetaria como vía para cubrir la falta de ingresos genuinos”.
Por ello, argumentó que la declaración de la vicepresidenta “es una verdad sumamente capciosa” porque “si bien es cierto que otros países puedan tener un déficit fiscal mayor, prácticamente ninguno lo financia con emisión de circulante”.
¿Por qué es problemático el déficit fiscal en Argentina?
“Argentina no tiene un mercado de deuda local desarrollado, en parte por la elevada inflación y en parte por el historial de incumplimientos”, analizó Francisco Mattig, portfolio manager de Consultatio Financial Services.
En ese sentido, señaló: “El déficit en Argentina es problemático porque, a diferencia de las principales economías desarrolladas, no tenemos cómo financiarlo”.
“Los últimos ratios de renovación de vencimientos son un ejemplo claro de esto, y se dan con una economía muy `encepada`, pero tampoco tenemos acceso a financiamiento en dólares, básicamente porque no tenemos reservas internacionales y, por lo tanto, nadie nos presta porque es muy riesgoso. Por eso, la única opción que queda es imprimir pesos”, sostuvo en declaraciones a este medio.
Sin embargo, aclaró que hay un límite para eso: “No sólo es un límite por la elevada inflación o la disparada del dólar, sino también por el programa con el FMI y otro, más importante, por la Carta Orgánica del Banco Central”.
El mal menor
Matías De Luca, economista de la consultora LCG, remarcó que el déficit es “problemático” y apuntó: “De alguna manera hay que pagarlo. Con emisión (más inflación), con deuda (más impuestos a futuro) o con reservas (que hoy no tenemos)”.
“Se debe elegir el mal menor, pero lo ideal sería no tener déficit para no caer en ninguna de esas opciones. A ese problema se le suma que no crecemos de forma sostenida desde 2011, entonces el peso de la deuda (que crece también) se va haciendo más grande e imprime más presión sobre las cuentas fiscales que se deben solventar de alguna manera”, expresó.
“Tener déficit significa que hay un actor que no está siendo eficiente”, aseguró De Luca, mientras alertó: “El problema es cuando la participación de ese actor en la economía es relevante porque sus inconsistencias nos afectan al resto”.
¿Puede haber déficit sin inflación?
“Van por vías distintas. Una cosa es el déficit y otra es la inflación. Podés tener déficit con o sin inflación. Hay países que tienen déficit y lo cubren con deuda, pero también crecen. En la medida que la deuda no crezca más de lo que crece la economía, están cubiertos”, remarcó el economista de LCG.
El problema no es el déficit fiscal, sino la forma de financiación
Fernando Marengo, socio y economista jefe de Arriazu Macroanalistas, sostuvo que las condiciones en las cuales los deudores se financian dependen de diferentes variables: “Tamaño del desequilibrio, tamaño de la deuda ya emitida, las condiciones de liquidez del mercado y, especialmente la credibilidad que el deudor ostente”.
De este modo, “cualquier desequilibrio que se presente en el mercado del instrumento que se utilice para financiarse tendrá impacto en el precio de estos”. “El problema no es el déficit fiscal, sino la forma en la cual el mismo se financia. La única forma en la que se puede tener un desequilibrio (que los gastos superen a los ingresos) es, necesariamente, que alguien financie el mismo”, afirmó.
“Esto es tan válido para el Gobierno, como para empresas, incluso de manera personal. Si no se consigue financiamiento, resulta imposible que los gastos superen a los ingresos. Ahora bien, esta formas de financiamiento difieren entre sectores. A las clásicas colocaciones de deuda o pedido de un préstamo, el Gobierno tiene la forma de financiar sus desequilibrios emitiendo moneda, algo que tiene vedado el sector privado”, comparó.
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