¿Por qué se celebra el año 5530 en el mundo aymara en Bolivia?

Sepa la historia de esta fecha que tiene como origen la reivindicación del mundo indígena pero que actualmente es criticada por su uso político y comercial.

El ex presidente Evo Morales asistió a los festejos este año junto con el actual presidente, Luis Arce. Foto de referencia
21 de junio, 2022 | 11:20 AM

La Paz — En Bolivia se celebra hoy el Año Nuevo Aymara 5530. El centro de los festejos se da en las ruinas de la antigua Tiwanaku donde esperaron el solsticio de invierno el presidente Luis Arce y el jefe de su partido, Evo Morales, junto a decenas de autoridades de gobierno. Arce y Morales lucieron vestimentas indígenas y estuvieron acompañados por amautas o sacerdotes andinos y autoridades de distintas comunidades indígenas. La ceremonia reunió a miles de personas pero lo que muchos (incluso los mismos indígenas que lo celebran) no saben es que esta fiesta fue creada recientemente.

La festividad lleva el nombre de “Willka Kuti” (retorno del Sol) o Machaq Mara (Año Nuevo) y tiene su origen en los años 80s, cuando jóvenes indígenas crean un movimiento político que busca reivindicar rituales milenarios que se hacían cada 21 de junio para recibir el solsticio de invierno del hemisferio austral. Este solsticio era importante porque marcaba un nuevo ciclo agrícola, la actividad económica que sustentaba el Estado de Tiwanaku.

Pero la data de los 5.530 años genera controversia entre los expertos indigenistas, arqueólogos, antropólogos e historiadores. Los 5.000 años que se festejan resultan de la supuesta suma de cinco ciclos con los 530 años que transcurren desde 1492, año de la llegada de los españoles.

Lo importante según el sociólogo experto en indigenismo, David Quispe, es entender la importancia del movimiento indígena que creó esta fecha. “Debemos entender datos históricos primero: la Revolución del 52 en Bolivia sucede luego de la revolución mexicana y la cubana pero no logra sus objetivos porque se siguen reproduciendo los mismos esquemas de segregación y arbitrariedad cultural contra lo indio o lo indígena. A raíz de esa promesa incumplida, el mundo aymara se adentra a lo urbano, que era un escenario privilegiado de un mundo blanco, para hacer una reafirmación de lo indio como categoría política y a partir de los 60s se gestan ideologías propias como es el indianismo que nace para denunciar la vigencia del racismo” explica Quispe.

Es en torno a esta ideología que confluyen muchos jóvenes indígenas que llegan de muchos sectores de La Paz y de Oruro. Más o menos en los años 70s la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) se abre para el ingreso de los primeros indígenas que luego fundaron el movimiento universitario Julián Apaza (MUJA).

“De ahí nacen líderes como Germán Choque Condori que es el principal artífice de este proceso y que re inventa un calendario aymara que pretende contraponerse al calendario gregoriano. Este calendario aymara es de 14 meses, de 28 días, y un día neutro. Este día neutro se refiere a un día como hoy, un día del año viejo y del año nuevo”, dice Quispe. Entre esos liderazgos surgió la primer candidatura indígena a la presidencia en 1985 y una serie de partidos políticos que abrieron el camino para que Evo Morales fuera presidente décadas después.

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Es por eso que dentro del mundo indígena actual se critica duramente lo que hizo Evo Morales con la fecha pues se considera que la volvió comercial y de uso político en vez de mantener la esencia de su creación. Para muchos indígenas como Gregoria Mamani, de El Alto, “los derechos de los pueblos indígenas aún son una deuda pendiente y debemos comenzar por cobrar que nuestras autoridades nos saluden en nuestra lengua en un día como hoy, puesto que el discurso presidencial en Tiwanaku no se da nunca en aymara”, criticó la lideresa barrial.

“Con el ascenso de Evo Morales como figura política ha habido una absorción estatal de la celebración. Hay una postura crítica radical que denuncia el carácter folklorisante de estas fechas que han quedado oficializadas al servicio de lo político y es algo que se interpela por distintos actores en el mundo aymara”, afirma David Quispe, sociólogo y docente de la Universidad Mayor de San Andrés, la más prestigiosa de La Paz.

Por otro lado, la arqueóloga Delia Mendoza, explica que la fecha de 5530 años no es un dato que se pueda probar con exactitud pero que hay pruebas de la existencia de sociedades pre Tiwanaku que eran nómadas y recolectoras hace más de 5 mil años. “Tiwanaku como Estado y como cultura tiene entre 2000 a 3000 años antes del presente y la cultura aymara es una especie de heredera de Tiwanaku, puesto que Tiwanaku colapsó económicamente debido a una terrible sequía que hizo que el Estado no logre sustentar a toda la población. Entonces se ha desintegrado en segmentos y sociedades más pequeñas. Es ahí que surgen los señoríos aimaras”, explica Mendoza.

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Los sacerdotes aimaras lideran los festejos.

Desde su experiencia habiendo dirigido la conservación de las ruinas años atrás, Mendoza indica que “lamentablemente la parte arqueológica recibe poca atención del Estado. La inversión no es suficiente para la envergadura de Tiwanaku. Faltan especialistas sobre todo conservadores, restauradores y muchos de estos no los tenemos en el país y hay que traerlos de distintos lugares como Grecia. Hay tecnología e insumos químicos que se usan en la conservación que son muy costosos”, critica.

Para Mendoza las amenazas a Tiwanaku son las inclemencias del tiempo que dañan las estructuras de piedra pero también las personas. En estas celebraciones se han visto casos donde los visitantes quedan en estado de ebriedad y bailan encima de los monumentos, los pisotean y derraman líquidos que los dañan. “La declaratoria de Patrimonio de la Humanidad se debe cuidar porque si no se hace el mantenimiento correcto se puede perder”, finaliza la experta.