Bloomberg — La deuda de Ecuador está cayendo en picada debido a que una ola de protestas de grupos indígenas está reviviendo recuerdos del caos político que precedió al default más reciente del país hace apenas dos años.
Los pagarés del país con vencimiento en 2035 se han desplomado casi 10 centavos a 54 centavos por dólar este mes, elevando su spread con bonos similares del Tesoro de Estados Unidos en cerca de 180 puntos básicos a su nivel más alto desde abril de 2021, cuando Guillermo Lasso ganó las elecciones presidenciales. Se trata de los bonos soberanos con peor desempeño en el mundo este mes.
Grupos indígenas han bloqueado carreteras en todo el país esta semana –lo que le ha costado a las industrias de la agricultura y el turismo millones de dólares por día en ingresos perdidos– en apoyo a las demandas de más subsidios a la energía y controles de precios en los productos básicos. El arresto el martes del líder de las manifestaciones, Leonidas Iza, no ha hecho más que agudizar la crisis en momentos en que Lasso, un exbanquero, cumple poco más de un año en el poder.
“El combustible siempre es un problema aquí: si no lo regalan, puede derrocar gobiernos”, dijo Jared Lou, administrador de dinero de William Blair Investment Management, en Nueva York. “Definitivamente hay un precio” que pagar por las protestas.
La caída en la deuda marca un brusco cambio en la suerte de los bonos ecuatorianos, que, hasta el mes pasado, habían superado a todos los mercados emergentes excepto a cuatro.
“No hubo casos crediticios positivos como el de Ecuador este año, lo que explica por qué los bonos se habían mantenido tan bien a pesar de una complicada situación política”, señaló Nathalie Marshik, directora general de renta fija de Stifel Nicolaus & Co.
Y, por ahora, las manifestaciones siguen siendo menos violentas que en octubre de 2019, cuando el entonces presidente, Lenín Moreno, se vio obligado a trasladar su Gobierno a la costera ciudad de Guayaquil.
Si bien el contexto del mercado global es complicado, el Gobierno de Ecuador puede hacer frente a las obligaciones de este año sin tener que vender nuevos bonos, dijo un funcionario del Ministerio de Economía que pidió no ser identificado debido a que se trata de un asunto de carácter privado.
No obstante, la fuerte contracción pone de relieve cuán frágil es la confianza en un país que ha estado lleno de inestabilidad política y social, y que ha incumplido pagos de deuda varias veces en su historia. Ni siquiera el aumento de los ingresos derivado del alza de los precios del petróleo este año, ni la sólida relación de Ecuador con el Fondo Monetario Internacional han logrado detener el desplome.
“La actual agitación vuelve a poner en primer plano las preocupaciones sobre la gobernabilidad”, señalaron el jueves los analistas de Oppenheimer & Co. Fernando Losada, Omar Zeolla y Thomas Jackson, en un informe. “La incertidumbre política está afectando el desempeño del mercado ecuatoriano más allá de la dinámica del precio del petróleo y el avance en las negociaciones con el FMI”.
Las protestas ahora podrían intensificarse si no hay una respuesta del Gobierno, que podría incluir un mayor gasto social y subsidios al sector agrícola, escribieron el 15 de junio los economistas de JPMorgan Chase & Co. Lucila Barbeito y Ben Ramsey.
Mientras tanto, y “en ausencia de una tregua política creíble”, es poco probable que los bonos se recuperen, dijeron analistas de Oppenheimer.