Buenos Aires — La peligrosa dinámica en la que ingresó la deuda en pesos de Argentina en las últimas dos semanas, cuando los rendimientos de los bonos que ajustan por inflación (CER) se dispararon en el mercado secundario, pone en alerta al Gobierno, que necesita de ese financiamiento como si fuese oxígeno para poder afrontar el déficit primario por las limitaciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional.
Los analistas de mercado suponen que el equipo económico seguirá buscando mecanismos para que los jugadores cautivos (organismos públicos, bancos y aseguradores) incrementen su aporte a la causa, pero consideran imprescindible que el Gobierno baje el gasto para que la la crisis en el mercado secundario no se traslade a las licitaciones públicas y deje a la Secretaría de Finanzas sin los pesos necesarios.
El 28 de junio, por lo pronto, vencen unos $600.000 millones, en una prueba de fuego para el Ministro de Economía, Martín Guzmán.
Achicar el déficit fiscal
“El problema empieza con el dato fiscal de abril, porque se empezaron a abrir las metas que se habían fijado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya de por sí eran demasiado laxas, lo que implicó que se empiece a necesitar más financiamiento”, señaló Pedro Siaba Serrate, jefe de estrategia y research de Portfolio Personal Inversiones (PPI).
En ese contexto, Siaba Serrate explicó que las dos vías de financiamiento con la que cuenta el Tesoro, es decir, la emisión del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y la deuda en pesos, se vienen sobrecargando y que la única forma de descomprimir es “gastando menos”.
En línea con esta mirada, el portfolio manager de Capital Markets Argentina (CMA), Nicolás Viveros, sostuvo que la primera regla para evitar un default es “generar confianza”.
En ese sentido, explicó: “Un mejor ordenamiento fiscal, mayor visibilidad sobre la política antiinflacionaria y de acumulación de reservas son políticas que el mercado le está pidiendo al Gobierno desde hace tiempo, con resultados no muy satisfactorios hasta el momento. Hacer frente a los vencimientos en caso de que el rolleo no alcance y generar confianza desde el Gobierno va a ser clave para pasar estos meses turbulentos”.
Asimismo, un informe de la consultora PxQ, dirigida por Emmanuel Álvarez Agis, sostiene: “El gasto público sube más que la recaudación y que la inflación y no contribuye con el objetivo de estabilización de la curva de pesos”.
En tanto, un documento de la consultora Econviews, que dirige Miguel Kiguel, resalta que en estos meses de 2022 el gasto primario aumentó un 13,8% en términos reales y la recaudación atribuible al Tesoro nacional solamente 3%.
Econviews apunta que el mercado tomó nota de la probabilidad de mayor emisión monetaria como así también de mayor oferta de bonos al mercado. “El mercado también tomó nota de la baja capacidad que tiene el Gobierno para licuar deuda. Una porción cada vez mayor de la deuda está atada a la inflación y por ende los números del último trimestre inflan más los compromisos”, concluye.
Vías de financiamiento
Respecto de la sobrecarga de las vías de financiamiento mencionada por Siaba Serrate, al Banco Central se le estaba agotando la capacidad de emitir, según las metas fijadas con el FMI, por lo que tuvo que usar parte de sus Derechos Especiales de Giro (DEG) para desatarse las manos y poder emitir más pesos. De hecho, el 10 de junio le envió al Tesoro otros $ 108.000 millones y en lo que va del año los adelantos transitorios llegan a $612.500 millones, aunque $ 322.449 millones fueron cancelados con los mencionados DEG del FMI.
Por otro lado, se sabe en el mercado que el Central estuvo comprando bonos en el secundario para ponerle un piso a la tasa de rendimiento, de forma tal que el Tesoro no tenga que colocar tasas tan altas en las licitaciones.
¿Qué otras sogas puede arrojarle el BCRA al Tesoro? Una es la de ampliar la liquidez bancaria disponible para financiar al Tesoro, permitiendo que sean más los bonos que puedan ser contabilizados como encajes. O bien, como se hizo con la última modificación de tasas, colocando la remuneración de los plazos fijos por encima de la que otorgan las Leliq, para que los bancos se pasen a deuda Tesoro.
El problema es que este mecanismo es expansivo, puesto que los bancos desarman Leliq, que absorben pesos, para pasar a bonos del Tesoro, que financian déficit.
“Es expansivo y deteriora la salud de los bancos, pero inyectar pesos es súper expansivo también”, advirtió Siaba Serrate, quien de todas formas estimó que el Ministro de Economía, Martín Guzmán, va a hacer todo lo posible para seguir renovando deuda y no defaultear.
También se espera mayor participación de organismos públicos en las licitaciones. Por ejemplo, en la última subasta en pesos, en la que vencían tan solo $11.000 millones, se convalidaron en algunos instrumentos tasas más bajas que las que se podrían haber conseguido en el mercado secundario, lo que permite entrever que entes como el Fondo de Garantía y Sustentabilidad de la ANSeS están colaborando con Guzmán.
No tan grande, no tan sostenible
El último informe del broker Grupo IEB advierte que “la poca capacidad de alargar duración por parte del Tesoro, y, a su vez, la clara huida de flujos en los Fondos Comunes de Inversión en estas últimas semanas, generan incertidumbre sobre el rollover de las próximas licitaciones.”
No obstante, aclaran: “Más allá de esto, por lo pronto, no pensamos en una reestructuración del Tesoro (el BCRA hará lo posible para evitarlo) y la cuestión es que nivel de tasas justifica el carry en pesos”.
Sin embargo, la empresa no parece fácil. Según Fernando Baer, economista senior de Quantum Finanzas, “es un tema complicado” el de la deuda en pesos.
Baer explicó: “Hay una parte más coercitiva para renovar, que son bancos (no exento de riesgos), ANSeS y otros organismos del sector público. Pero hay una parte importante sobre la que no tiene control y no va a quedar otra que seguir convalidando alza de tasas y recorte de plazo. Pero es una estrategia cada vez más limitada. Vamos a ver cómo llegan al vencimiento de fines de junio. Pero si no cambian expectativas, es complejo frenar una corrida como esta, que puede tener ramificaciones sobre depósitos en los bancos”.
Siaba Serrate explicó que la deuda no es tan “grande” en términos de Producto. “Es un 18,5% del PBI y más de la mitad está en manos de privados”. Pero consignó: “El problema no es el tamaño per sé, sino la sostenibilidad, la posibilidad de rollearla. Y cada vez necesitás más financiamiento por no haber ajustado nada”.
Además, el estratega de PPI subrayó que hoy estamos en un contexto de control de cambios. Ante un eventual cambio de Gobierno y la llegada de una administración nueva que quiera levantar el cepo, muchos pesos podrían ir a presionar sobre el dólar a pesar del cambio de expectativas, y por eso el mercado puede adelantarse y empezar a pedir plazos más cortos de renovación y hacer cada vez más difícil la dinámica de la deuda.
Suba de tasas del BCRA
El BCRA decidió una suba de 300 puntos básicos a la tasa de interés de las Leliq, algo que venía siendo solicitado por parte del mercado, aunque algunos analistas creen que esto puede ser contraproducente. Estos últimos creen que perjudica el balance del BCRA (aumentan los intereses que se pagan a los bancos) y genera un atractivo superior hacia fondos money market, que no tienen al interior de su cartera bonos soberanos.
No obstante, la tasa de los plazos fijos minoristas quedó por encima de la de Leliq, como se mencionó en los párrafos precedentes, por lo que dicho efecto podría ser en parte contrarrestado.
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