Revlon se acoge al Capítulo 11 en medio de deudas y poco empuje en redes sociales

El gigante de la cosmética solicitó protección judicial en Nueva York luego de que la crisis de la cadena de suministro mundial y la fuerte inflación agravaran sus problemas

Por

Bloomberg — Revlon Inc. (REV) se acogió al capítulo 11 de la ley de quiebras en Estados Unidos, incapaz de gestionar su gran carga de deudas al no lograr aprovechar el auge de las ventas de cosméticos impulsadas por los influencers en las redes sociales.

El gigante de la cosmética, propiedad del multimillonario Ron Perelman, solicitó protección judicial en el Distrito Sur de Nueva York luego de que la crisis de la cadena de suministro mundial y la fuerte inflación agravaran sus problemas.

Revlon ha sido incapaz de seguir el ritmo de sus rivales L’Oreal SA (OR) y Estee Lauder Cos. (EL), así como de las nuevas marcas de maquillaje y cuidado personal que han recurrido a videobloggers y personalidades de Instagram para impulsar su crecimiento.

En sus archivos judiciales, Revlon declaró activos por un total de US$2.300 millones a finales de abril. Esto contrasta con las deudas totales de US$3.700 millones, que incluyen sus pagarés senior del 6,25% con vencimiento en 2024, según los documentos judiciales del 15 de junio.

La presentación del capítulo 11 permite a una empresa seguir operando mientras elabora un plan para pagar a los acreedores. La quiebra pone fin a un periodo tumultuoso para la empresa, que sufrió durante la pandemia y se enfrentó a años de descenso de las ventas a medida que los gustos de los consumidores cambiaban y las marcas advenedizas le quitaban cuota de mercado.

La empresa, de 90 años de antigüedad, empezó vendiendo esmaltes de uñas en plena Gran Depresión, y más tarde añadió a su colección barras de labios coordinadas. En 1955, la marca ya era internacional.

El holding de Perelman, MacAndrews & Forbes Inc., tomó el control de Revlon en una polémica adquisición en 1985, financiando la operación con deuda basura obtenida por Michael Milken.

MacAndrews & Forbes llegó a demandar a Revlon por la aceptación de la empresa de una oferta más baja de Forstmann Little & Co., lo que dio lugar a una decisión judicial histórica en Delaware sobre los deberes fiduciarios de los miembros del consejo de administración, a veces apodada la “Revlon Rule” (“Regla de Revlon”).

Aparte del bono en dólares, Revlon tiene 10 préstamos con un importe pendiente que asciende a unos US$2.600 millones y que vence en los próximos tres años, según datos recopilados por Bloomberg. La carga de la deuda de la compañía resultó gravosa, especialmente después de que vendiera más de US42.000 millones en préstamos y bonos para financiar su adquisición de Elizabeth Arden en 2016. También es propietaria de marcas como Cutex y Almay, y comercializa en más de 150 países.

En los últimos años, ha luchado por competir con marcas más nuevas que se anuncian mucho en las redes sociales. La pandemia supuso otro golpe, y más recientemente, la empresa luchó por resolver los problemas de la cadena de suministro y la inflación que mermaron los márgenes.

Revlon evitó por poco varios impagos anteriores llegando a acuerdos con los acreedores para rehacer sus obligaciones fuera de los tribunales, y más tarde se vio envuelta en uno de los errores más infames del sector bancario cuando Citigroup Inc. (C), con la intención de procesar un pago rutinario de intereses de un préstamo, pagó por error a algunos acreedores de Revlon casi US$900 millones.

Con la asistencia de Ameya Karve y Eduard Gismatullin.

Este artículo fue traducido por Andrea González