Bloomberg — Christine Lagarde dijo a los ministros de Economía de la zona del euro en su calidad de presidenta del BCE, que una nueva herramienta anticrisis de la entidad entrará en acción si los costos de los préstamos de los países más vulnerables aumentan demasiado o rápidamente, según personas enteradas de las conversaciones.
Durante una reunión el jueves en Luxemburgo, Lagarde explicó a los ministros que el nuevo mecanismo que el banco central está elaborando tiene como finalidad impedir que los comportamientos irracionales del mercado pongan presión sobre los distintos países del euro mientras el BCE se dispone a realizar sus primeras subidas de tasas de interés en más de una década, indicaron las personas, que pidieron no ser identificadas al comentar sobre conversaciones privadas.
El euro subió un 1,2% a US$1,0580, el nivel más alto de la sesión, al conocerse la noticia.
Lagarde también dijo que el instrumento podría activarse si los diferenciales de los bonos se amplían más allá de determinados umbrales o si los movimientos del mercado exceden una determinada velocidad. Lagarde no precisó si esos límites se harán públicos.
El miércoles, el Consejo de Gobierno del BCE dio instrucciones a sus funcionarios para que agilicen los trabajos sobre un “nuevo instrumento antifragmentación”, una vez que los rendimientos de los bonos italianos subieron en medio de señales de que la inflación mundial se afianza.
La semana pasada, Lagarde presentó los planes del BCE de subir las tasas de interés en 25 puntos básicos el mes próximo, siendo este el primer aumento del banco desde 2011, e indicó que es probable que se produzca un incremento mayor en septiembre, en su próxima reunión.
Un funcionario del BCE dijo que el banco debe abordar el problema de la fragmentación para asegurar que la política monetaria se transmita eficazmente en toda la zona del euro y que los inversores no deben dudar del compromiso de los responsables de la política monetaria con el cumplimiento de su mandato de mantener la estabilidad de precios.
En todo el mundo, los bancos centrales se están esforzando por demostrar que son capaces de controlar la inflación galopante, tras argumentar durante meses que las alzas de precios serían temporales.
La perspectiva de que el BCE suba las tasas de interés por primera vez desde que se produjo la crisis de la deuda soberana a principios de la década pasada hace temer que los defectos del bloque monetario puedan quedar nuevamente al descubierto. Los limitados mecanismos de transferencias fiscales entre los Estados miembros y la incompleta unión bancaria suponen que los países más débiles pueden verse presionados en períodos de agitación financiera.
Este artículo fue traducido por Miriam Salazar