Buenos Aires — Es un año de turbulencias para las empresas tecnológicas en el mundo, y en la región. La volatilidad de los mercados, las subas de tasas para contener la inflación, la invasión rusa en Ucrania son algunos de los factores que explican las distintas realidades que atraviesan las compañías en América Latina.
Es en ese contexto que SAP, la empresa alemana líder del mercado en software de aplicación empresarial cumple 50 años desde su fundación. Y 27 en la región y en Argentina. En Latinoamérica, la compañía cuenta con más de 5.000 empleados (más de 1.000 en Argentina) y más de 48.000 clientes (más de 2.000 en Argentina).
Cristina Palmaka es la presidenta de SAP Latinoamérica y Caribe (LAC) desde julio del 2020, tras desempeñarse durante casi siete años como presidenta de SAP Brasil. La situación que atraviesa la empresa y el sector fue uno de los tópicos que conversó en exclusiva con Bloomberg Línea, en el marco del SAP NOW 2022 que se llevó a cabo en el predio de la Rural, en la Ciudad de Buenos Aires.
Sobre el escenario que atraviesan unicornios y startups de la región, aseguró que “son ciclos”, y que está vinculado “a la incertidumbre global”. Respecto a invertir en países con inestabilidad política y económica, como Argentina, afirmó que siempre miran “el largo plazo”, y que cuentan con presencia en todas partes sin tomar decisiones “de salir por problemas políticos o económicos específicos”.
La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
A nivel mundial facturó en 2021 más de 27.000 millones de euros. En el primer trimestre, los ingresos se situaron por encima de lo esperado. Superada la primera mitad del año, ¿cuál es el balance que hacen y qué esperan para lo que viene?
Cristina Palmaka: Los últimos tres años hubo cambios muy fuertes en la compañía. Este año cumplimos 50 años. Una compañía que empezó con un modelo tecnológico que salió de un producto como el ERP para ser ahora compañía más amplia en su oferta. Eso nos posibilitó que cuando llegó la pandemia, cuando los grandes proyectos quedaron relegados, ya contábamos con un portafolio importante en supply chain, e-commerce, para ayudar a los clientes. 2020 fue un año difícil pero 2021 ya empezamos a ver que nuevamente la tecnología empezó a ser parte de la transformación y vemos como tiene un impacto en los negocios. El año pasado fue importante, no fue un año bueno pero viene de esa construcción de los últimos años y tenemos la ambición hasta 2025 de llegar a números bastante ambiciosos para nosotros, agresivos, que muestran la fortaleza del portafolio, del impacto de las soluciones.
¿Has dicho qué el 2020 fue un año de inversiones de emergencia, que en 2021 se materializaron proyectos de estructuración, ¿cómo viene el 2022?
Seguir alineados con la estrategia de consolidar nuestro portafolio. No habrá una expansión del portafolio, pero sí garantizar que nuestros clientes puedan sacar el mejor provecho de esto.
Las acciones de las tecnológicas en general han sufrido caídas en lo que va del año. SAP no ha sido ajena. ¿Qué perspectivas tienen para el corto plazo? ¿Lo atribuyen directamente a la guerra en Ucrania, la inflación y la política de tasas de la FED?
Es la consolidación de distintos factores. Aún estamos atravesando la pandemia, que no se acabó. Que impacta por ejemplo con la inflación. La guerra en Ucrania también tuvo un impacto duro. Por la cercanía, pero también por la decisión de salir y cerrar las operaciones en Rusia. Es la primera vez que lo hacemos en 50 años. Tenemos un enfoque de estar muy cerca de nuestros países, con flexibilidad. Entonces fue una decisión necesaria pero difícil. Estos factores nos llevaron a esa situación. Lo manejamos de la mejor forma. Nuestra visión es mirar el largo plazo.
¿Cuáles son los riesgos para SAP de que perdure la guerra en Ucrania?
La parte del negocio ya lo tenemos considerado tras nuestra decisión de cerrar nuestras operaciones. Entonces lo que pasaba en Rusia ya está en nuestras consideraciones financieras. Después están los impactos globales y que tan rápido las economías podrán absorber lo que pasa ahí, desde el punto de vista de la energía, los fertilizantes. Toda esa producción que existe en Ucrania y Rusia y de la que el mundo depende. Cuál será su impacto. Es la preocupación de todos. Además del factor humano. Tenemos una mirada de cómo las otras regiones pueden ayudar. Que tan rápido Latinoamérica puede posicionarse puede atraer inversiones. Es una oportunidad. Desde el punto de vista económico puede ser una oportunidad. A través de nuestros clientes podemos impactar desde el punto de vista de oportunidad. Nadie quiere que se extienda pero debe resolverse cómo manejamos el riesgo para transformarlas en oportunidades reales.
¿El principal modelo de negocios de SAP en Argentina hoy es el software en la nube? ¿Cómo se han adaptado a estos cambios los clientes de la región?
Sí. Argentina tomó mucho más acelerado el cambio hacia la nube que otros países en la región. Quizás porque estén más abiertos para la transformación, quizás por una visión de innovación. Argentina tiene muchos años de estar al frente de la adopción de la nube, en comparación con otros países de Latinoamérica.
Unicornios y startups de la región están sufriendo la volatilidad del mercado y varias se han ajustado con noticias de despidos. ¿Cómo ven ese escenario? ¿Cómo está SAP en cuanto a contratación de colaboradores en Argentina y la región?
Son ciclos. Esta vez es un reflejo de la incertidumbre global. No creo que sea un punto definitivo. Con tanta incertidumbre todos están más preocupados. No lo veo con preocupación, sino como un ciclo que las compañías y los ventures pasan, de priorización. Es más ajustar con el momento global que otra cosa.
¿Qué riesgos implica para la compañía la inflación y el escenario macroeconómico argentino para SAP?
Siempre miramos el largo plazo. Estamos en Argentina hace 27 años. Tenemos presencia en todas partes y no tomamos la decisión de salir por problemas políticos o económicos específicos. Tenemos clientes que valoramos y apostamos a la perspectiva a largo plazo. No sólo en Argentina o Latinoamérica, sino en todo el mundo.
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