Bloomberg — La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, afirmó que seguirá adelante con la votación sobre la independencia por cualquier medio legal posible, al tiempo que su gobierno trata de revitalizar la campaña para abandonar el Reino Unido.
El Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), liderado por Sturgeon, publicó el primero de una serie de documentos que, en conjunto, formarán el “prospecto de cómo funcionaría una Escocia independiente”. En ellos se analizará la economía, la moneda y perspectivas comparativas con otros países europeos más pequeños.
Cuando el SNP ganó las elecciones parlamentarias de Escocia en mayo del año pasado, Sturgeon se comprometió a reanudar su campaña para crear un nuevo estado en Europa tras la pandemia. Sin embargo, el dilema para ella es que el primer ministro británico, Boris Johnson, se niega a conceder a Escocia otra votación. El referéndum independentista de 2014 se produjo después de que el Gobierno de Londres transfiriera la potestad legal para celebrarlo, la llamada orden de la Sección 30.
Sturgeon dijo que el Parlamento escocés tiene un “mandato democrático indiscutible” para celebrar un referéndum. Sin embargo, aclaró que cualquier votación debe ser legal. “Si este gobierno británico tuviera algún respeto por la democracia, la cuestión de la legalidad estaría fuera de toda duda”, dijo a la prensa en Edimburgo el martes. “Debemos forjar un camino hacia adelante, si es necesario sin una orden de la Sección 30. Pero debemos hacerlo de forma legal”.
El referéndum tuvo un resultaado en el que un 55% de los escoceses votó a favor de permanecer en el Reino Unido en 2014, y los sondeos de opinión muestran que la nación de 5,5 millones de habitantes está dividida más o menos por la mitad sobre la cuestión en los últimos años. Sturgeon ha estado presionando para que se celebre otro referéndum desde que Gran Bretaña decidió salir de la Unión Europea, algo a lo que se opuso la mayoría de los votantes escoceses.
Un documento de asesoramiento jurídico publicado por el gobierno escocés la semana pasada decía que los ministros de Edimburgo podían seguir trabajando en políticas relacionadas a la independencia. Pero el documento no decía si tenían derecho a celebrar un referéndum de forma unilateral y la cuestión podría acabar en los tribunales si Sturgeon sigue adelante con un proyecto de ley de referéndum, que ya estaba redactado.
El Partido Laborista y los conservadores de la oposición afirman que Sturgeon debería centrarse en arreglar el servicio sanitario y mejorar la educación, sobre la que Escocia tiene el control, junto con cosas como el transporte y algunos impuestos. Lo que Sturgeon y sus aliados pretenden es la plena autonomía para controlar la economía, la política exterior y la reincorporación a la Unión Europea.
Es poco probable que Johnson dé marcha atrás y conceda la votación que Sturgeon ha indicado que debería tener lugar en 2023. El primer ministro se enfrenta a una rebelión dentro de su propio Partido Conservador, y la semana pasada se enfrentó a los rebeldes que desencadenaron una moción de censura contra su líder. Ganó, aunque 148 parlamentarios de su partido votaron en contra suya.
Esta semana se enfrenta a la ira de los opositores por su plan de romper una parte del acuerdo del Brexit que incluye a Irlanda del Norte.