Bogotá — En cinco días el país escogerá al próximo presidente que podría ser Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, quienes irán a la segunda vuelta el 19 de junio. Aunque ambos candidatos son reacios sobre la industria extractivista, Petro ha dicho que en caso de ser presidente no haría nuevos contratos de exploración petrolera por la transición energética, sin embargo, ello tendría efectos económicos en el país.
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Puntualmente, en su plan de gobierno, Petro ha dicho: “en nuestro gobierno se prohibirán la exploración y explotación de Yacimientos No Convencionales, se detendrán los proyectos piloto de fracking y el desarrollo de yacimientos costa afuera. No se otorgarán nuevas licencias para la exploración de hidrocarburos, ni se permitirá la gran minería a cielo abierto”.
Dado lo anterior, un informe de Corficolombiana analizó cuál sería el impacto en la tasa de cambio y balanza comercial de llegarse a ejecutar dicha propuesta. Los expertos consideraron dos escenarios de producción petrolera partiendo de proyecciones de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP).
Los escenarios que impactan el dólar
Teniendo en cuenta lo citado, en el escenario A se asume que se sigue realizando nueva exploración de hidrocarburos en los próximos años, mientras que el escenario B se asume que se suspende la nueva exploración a partir de 2023.
En el escenario A, la producción petrolera continuaría alrededor de los niveles actuales (760.000 barriles por día) durante los próximos cinco años. En contraste, en el escenario B la producción empezaría a caer desde 2023, al ritmo de la declinación natural de las reservas y como resultado de la menor de inversión.
Para ambos escenarios, dicen los analistas de Corficolombiana “calculamos: i) los ingresos del país por exportaciones de petróleo; ii) el efecto sobre la tasa de cambio nominal (devaluación del peso frente al dólar); y iii) el impacto de la devaluación sobre las importaciones totales y las exportaciones no petroleras”.
Dado lo expuesto, el análisis define entre los principales resultados que en 2027, la devaluación del peso colombiano sería entre 39,9% y 43,7%, equivalente a una tasa de cambio entre $5.080 y $7.000, mientras que el desbalance comercial de bienes aumentaría entre 15,4% y 38,6% y las importaciones disminuirían entre 4,8% y 8,9%. Ello “supondría un ajuste fuerte de la demanda interna a través de menor consumo e inversión privada”.
Además, indican que dado que la región se ha caracterizado por ser exportadora de materias primas, entre las que está el petróleo, una política gubernamental que desincentive la inversión del sector daría paso a una reasignación del capital inversionista a otros países con posturas menos drásticas de transición energética, como por ejemplo Brasil.
Aunque el informe se centra en los impactos en la tasa de cambio y las cuentas externas, este resalta que la caída acelerada en la producción petrolera tiene muchas más dimensiones como por ejemplo, “el crecimiento económico (incluyendo encadenamientos de la actividad petrolera con otros sectores), el empleo, las cuentas fiscales, la prima de riesgo, el costo de financiación público y privado, entre otros”.
Independiente del candidato que quede será necesario que el país avance en una política energética que incentive la inversión en el sector hidrocarburos si se quiere mantener o aumentar la producción más allá de 2027, reiteran.
Lo anterior teniendo en cuenta que se proyecta que desde 2028 la producción petrolera del país empezaría a caer, tanto en el escenario A como en el B, según datos de la ACP con base en la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH).
Los expertos reiteran que las señales actuales de política energética del país son determinantes para la inversión presente y futura en el sector hidrocarburos, pues las inversiones de exploración y producción se piensan a largo plazo porque en un proyecto de hidrocarburos trascurren al menos dos años entre el inicio de las actividades de sísmica, la perforación de pozos exploratorios y la eventual producción de hidrocarburos, en caso de éxito en el descubrimiento de un yacimiento económicamente viable para explotarse.