La Paz — La senadora Cecilia Requena hizo un recorrido por las zonas mineras del norte de La Paz y denunció minería ilegal en los parques Madidi, Cotapata y Apolobamba. Para entender el peso que tienen las cooperativas mineras y cómo trabajan en el oscurantismo sin ningún control gubernamental basta con un antecedente reciente: hace pocos días, en una localidad ubicada al norte de La Paz, hubo una disputa por territorios de explotación minera que terminó en un enfrentamiento armado que dejó ocho personas heridas de bala.
En las zonas de explotación ilegal de minería de La Paz se suele usar mercurio para explotar oro, sustancia que se importa de manera legal y sin autorización alguna en Bolivia. Requena denuncia que Bolivia está revendiendo parte de ese mercurio de manera ilegal a países como Perú, Brasil y Colombia. En estas zonas, es común que los mineros cierren caminos y no dejen ingresar a periodistas, investigadores ni tampoco a los guardaparques que tienen como tarea patrullar las áreas de protección natural.
Durante su recorrido, la senadora Requena comprobó todo esto puesto que fue amenazada abiertamente por comunarios. La congresista presentó solicitudes de informes a las autoridades pertinentes y tiene como meta conocer quiénes están detrás de estas cooperativas mineras que muchas veces trabajan con la complicidad de autoridades de gobierno. La senadora habló en exclusiva con Bloomberg Línea y explicó que le preocupan la falta de respuesta del Ministerio de Salud sobre las comunidades expuestas a mercurio y la destrucción de áreas protegidas.
¿Cuándo inició su preocupación por éstas áreas protegidas amenazadas por la minería?
Desde la década pasada habían señales de que la minería se iba a convertir en un problema grande. Recuerdo bien las denuncias de distintas organizaciones sobre la aprobación de la Ley Minera en el año 2014 en el gobierno de Evo Morales. Se podían prever los efectos perniciosos de esta ley y quedaba clarísimo que se buscaba la ampliación de la frontera donde se permitía la minería. El interés era la Amazonía por el oro y todo esto lo único que ha hecho es ratificarse, acelerarse, ampliarse y empeorar en los últimos años por los precios internacionales que se han unido a unas condiciones normativas demasiado favorables a una minería que el Estado boliviano no logra controlar.
El gobierno genera incentivos y condiciones para que esto ocurra, ya sea por interés político o por incapacidad institucional. El Gobierno ha creado además un cojín que es un fondo de préstamo para maquinaria y otras cosas para la minería.
Usted suele denunciar los riesgos del uso indiscriminado de mercurio en la minería del oro en Bolivia…
El mercurio es una sustancia catalogada por Naciones Unidas como uno de los venenos más peligrosos que hay en el mundo pero en Bolivia se sigue utilizando con libertad. Esto a pesar de que Bolivia ha ratificado el convenio de Minamata que busca eliminar el uso de mercurio. Más bien se ha visto una aceleración y un aumento dramático del consumo de mercurio luego del 2014 con la aprobación de la ley minera. El uso de mercurio alcanzó más de 200 toneladas al año en los últimos años y Bolivia se constituye entre los principales importadores de mercurio del mundo y lo peor es que se estaría re exportando parte de este mercurio a países limítrofes como Perú de manera ilegal. Estos son países donde sí se cumple el convenio de Minamata. Otro problema es que la aduana no controla el mercurio como una sustancia peligrosa en Bolivia.
¿Qué tipo de trabajo están haciendo al respecto desde el Senado?
Desde la Comisión de medio ambiente, tierra y territorio y recursos naturales que estoy presidiendo estamos en la búsqueda de reducir la importación de mercurio, controlar la comercialización y así también controlar la minería ilegal. En ese orden hemos visitado a la embajadora de Suiza que es el país más interesado en esto. El caso de Suiza tiene una particularidad importante a diferencia de la India o de los Emiratos Árabes que son mercados a los que no les importa cómo se ha producido el oro, si se ha cumplido con la normativa ambiental, si no hay explotación infantil, trata y tráfico y otros temas terribles asociados al oro. Suiza tiene una política de oro responsable y por tanto paga más por ese oro pero exige estas condiciones y aspiramos a que se establezca una política pública que nos permita cumplir estas normas. Con mejor tecnología podemos tener menos contaminación y hacer una explotación más eficiente y responsable. Hay opciones para explotar oro sin mercurio y luego de mucha investigación ahora vamos a entrar en la fase de propuestas.
¿Han exigido informes de los actores involucrados en el tema salud de los comunarios por exposición a mercurio?
Estamos a la espera que el ministro de salud aparezca en la asamblea porque hay una evidente emergencia sanitaria en esta región. No hay ni siquiera protocolos que permitan a los hospitales o postas sanitarias entender cuando puede tratarse de intoxicación por mercurio. No tenemos ni protocolos, ni ningún tipo de mecanismos de protección e información a la ciudadanía. Salud debería estar interviniendo para evitar esta locura de tirar todo el mercurio a las aguas. Van meses de espera desde que solicitamos que el ministro pueda dar respuesta a todo esto.
Estuvo recientemente por el norte de La Paz en zonas mineras ¿cómo funciona esta economía enormemente informal pero muy lucrativa del oro que está afectando la salud y la seguridad de las comunidades?
Lo que hemos visto en la región es realmente traumático. Y eso que hemos visto lo que se nos permitió desde el camino. Pero si uno pudiera sobrevolar la región con helicóptero podría ver mucho más minería ilegal que está pasando prácticamente en todos los afluentes de los ríos. Están arañando y destruyendo por completo la montaña con sus bosques y desestabilizando taludes, generando contaminación no solo por Mercurio sino por generar turbiedad en las aguas. Además hay contaminación por el diesel que utilizan masivamente estas maquinarias. Las montañas parecen campos bombardeados con tierras ennegrecidas y pozas de agua de colores sospechosos y llenas de contaminación. Y además hay mucha violencia contra las comunidades sobre todo contra quienes se oponen a esto. Cuando llegué a la localidad de Apolo unas 30 personas nos increparon y nos amenazaron con un bloqueo de caminos. Al terminar un diálogo largo con ellos logramos salir pero lo más preocupante fue cuando les pregunté si estaba en la casa de los campesinos o de los mineros y me contestaron que eran la misma cosa. Entonces va ser importante seguir investigando para conocer quiénes están detrás de todo el movimiento de cooperativistas mineros que funciona de maneras sospechosas y tiene mucho poder político y económico.