Bloomberg — La joven promesa del partido de extrema derecha de Marine Le Pen está llevando sus ambiciones presidenciales a los rincones de Francia que se sienten olvidados.
Cuando Jordan Bardella llegó a Oleron, una isla de la costa occidental del país, en la mañana del 2 de junio, estrechó manos, concedió entrevistas a los medios y habló con los pescadores sobre sus preocupaciones más urgentes: las cuotas europeas sobre sus capturas y el aumento del precio del combustible.
Oficialmente, la visita del joven de 26 años tenía por objeto promover a un candidato local para las elecciones parlamentarias que comienzan el 12 de junio. Pero en realidad era parte de una campaña para elevar su perfil como jefe de la Agrupación Nacional (RN, como es conocido en Francia). Y, al menos en el puerto, parecía estar teniendo buenos resultados.
“Estoy seguro de que usted será nuestro próximo presidente”, gritó el pescador Benoit Lavaud, de 33 años. “¡Eres la única persona por la que votaría!”.
Bardella ha sido clave para ayudar a Le Pen a llegar a más votantes jóvenes, especialmente en zonas rurales y suburbios. Es el líder en funciones del partido desde septiembre, cuando ella se apartó para centrarse en su tercera candidatura, finalmente fallida, a la presidencia. Ella apuesta por él como su sucesor. Pero críticas a su nombramiento han puesto de manifiesto profundas divisiones sobre el futuro del partido de extrema derecha.
Dos miembros de él, que pidieron el anonimato para hablar de un asunto delicado, dijeron que Bardella es demasiado joven y, en ocasiones, demasiado radical. Señalaron el uso de un lenguaje que, según ellos, socava los esfuerzos de Le Pen por ocultar las raíces racistas del movimiento fundado por su padre.
“Le Pen está tratando de ver cómo es recibido por el resto de la base electoral”, dijo Marta Lorimer, experta en la extrema derecha francesa en la London School of Economics. “Puede que Le Pen simplemente vuelva si se da cuenta de que el partido no puede sobrevivir sin un alguien de apellido Le Pen a la cabeza”.
La votación legislativa supone un reto para Bardella. Es probable que surjan nuevas prioridades, junto con otros posibles sucesores, en función de los resultados del partido, según las personas consultadas.
Se espera que el RN, como se conoce en Francia, obtenga muchos menos escaños que los partidos que apoyan al recién reelegido presidente Emmanuel Macron, que parece que mantendrán su posición como el mayor bloque, o que la alianza agrupada en torno al incendiario de extrema izquierda Jean-Luc Melenchon, que se prevé que obtenga el segundo lugar en cantidad.
Pero sus ganancias probablemente serán suficientes para darle un estatus legislativo formal, según las proyecciones, por segunda vez desde la década de 1980. Esto le permitiría influir en las comisiones y obtener un tiempo determinado para exponer sus puntos de vista, un paso importante en el esfuerzo de Le Pen, que ya lleva una década, para llevar al partido al centro de la política francesa.
“Lo que queremos es que el pueblo entre en la Asamblea Nacional y que nuestras ideas estén representadas”, dijo Bardella, que no compite por un escaño, tras hablar con los pescadores. “Quiero que nuestras ideas tomen el poder”.
De ascendencia italiana, Bardella nació y creció en Seine Saint-Denis, un suburbio parisino pobre y étnicamente diverso, y abandonó la universidad para dedicarse a la política. Ascendió rápidamente en las filas del partido, llegando a ser el segundo al mando en 2019.
Bardella hace hincapié en su origen y se presenta como el polo opuesto al político francés promedio. Ha ayudado a Le Pen a “integrar” el partido desde que tomó las riendas de su padre, centrándose en el aumento del costo de la vida y reencuadrando sus puntos de vista sobre las mujeres.
“Tuvimos una mujer como candidata a la presidencia y tenemos a un tipo de 26 años como jefe en funciones, lo que demuestra lo modernos y abiertos que somos”, dice Louis Aliot, alcalde de la ciudad sureña de Perpignan y vicepresidente del partido.
Al mismo tiempo, Bardella sostiene algunas opiniones que incluso Le Pen se ha esforzado por no expresar públicamente.
Mientras que Le Pen se ha distanciado de los comentarios sobre raza, Bardella ha retratado la inmigración procedente de África como una amenaza a la civilización. Se trata de una alusión al “gran reemplazo”, una teoría conspirativa antes confinada a los manifiestos racistas de extrema derecha que está alimentando la mortal violencia armada en todo el mundo. La defiende Eric Zemmour, que quedó en cuarto lugar en las elecciones presidenciales y ha sido sancionado por incitación al odio.
“Estoy de acuerdo con algunos de los puntos de vista de Zemmour, conozco los temas de los que habla porque crecí en un suburbio”, dijo Bardella en una entrevista aparte el jueves, antes de añadir que “Zemmour no aporta ninguna respuesta a los problemas de la gente”.
En el puerto, Bardella fue seguido por su fotógrafo oficial, que está tomando imágenes como parte de la campaña para que parezca presidenciable, según el diario Le Monde. La visita, la primera de un político nacional en mucho tiempo, significó mucho, dijo Lavaud, el pescador. “La gente de Macron ni siquiera vino”.
Algunos miembros del partido no creen que a RN le vaya bien en las legislativas y arremeten contra un sistema que, según ellos, no refleja la voluntad popular. “Es porque la Asamblea Nacional no atiende los problemas y las ideas de la gente que ésta sale a la calle”, dijo Bardella.
Si gana una votación interna del partido en el otoño boreal y es confirmado como líder de RN, tendrá que preparar dos elecciones: al Senado en 2023 y al Parlamento Europeo al año siguiente. Sólo entonces podrá empezar a centrarse más en las elecciones presidenciales de 2027.
“Oigo a los críticos internos decir que soy demasiado joven, pero esto no me detendrá. Napoleón dijo que ‘crecemos rápido en el campo de batalla’”, dijo Bardella, “y yo he heredado la resistencia de Marine Le Pen”.
Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.