¿Cómo es visitar Los Ángeles ahora?

Una guía con todo lo que necesitas saber sobre la ciudad ahora que las preocupaciones del Covid-19 han disminuido

Coldplay actuando al aire libre en el Hollywood Bowl el 23 de octubre de 2021. Fotógrafo: Amy Sussman/Getty Images North America
Por Hannah Elliott
12 de junio, 2022 | 06:03 PM

Bloomberg — Un domingo por la tarde, las cintas transportadoras de equipaje del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (LAX) mostraban a viajeros desaliñados que se disputaban la posición para reclamar sus cosas y llevarlas al sol de California.

Durante el fin de semana del Día de los Caídos, las autoridades aeroportuarias esperaban 200.000 pasajeros diarios en LAX. El domingo se alcanzaron los 100.000 partidas, lo que describieron como un hito importante en los viajes desde que la pandemia prácticamente las paralizara en 2020.

Semanas antes se habían vertido los últimos soportes de cemento para el sistema ferroviario elevado del aeropuerto, destinado a transportar pasajeros desde las terminales hasta las instalaciones de alquiler de autos y la línea de metro que se dirige al centro.

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Los viajes han repuntado con fuerza en Los Ángeles, donde el 82% de los residentes están vacunados, y aún a pesar de que Covid-19 está volviendo a hacerse presente. En el condado de Los Ángeles se registran más de 4.200 casos diarios, lo que supone una tasa de 293 infecciones por cada 100.000 residentes. Pero si uno decide llevar una mascarilla en un avión, un cine o un partido de béisbol de los Dodgers, formará parte de una pequeña minoría.

¿Coronavirus? ¿Qué coronavirus? En algunos de los lugares más glamurosos de la ciudad (como la terraza de la piscina de la Sunset Tower) el bullicio constante de los agentes y los escritores está en los niveles previos a la pandemia.

Pero el impacto de la pandemia sigue siendo visible fuera de esas burbujas de glamour: El número de personas sin hogar en la ciudad de Los Ángeles se ha elevado en un 14,2%, hasta superar las 41.000, y las tiendas de campaña y las casas rodantes quemadas se extienden más allá del skid row en el centro de la ciudad, donde han existido durante décadas. Vivir en Los Ángeles significa ahora pasar en auto por campamentos permanentes en Venice, Beverly Hills y West Hollywood, todos ellos plagados de basura, consumo de drogas y grafitis. El tema está en el centro de una carrera por la alcaldía que concluirá en noviembre.

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Si bien la pandemia trajo cambios a algunos enclaves antes prístinos, el flujo de la energía creativa de Los Ángeles no se vio alterado en muchos otros aspectos. Los mismos barrios que se conocen y aman (el Distrito de las Artes del centro, por ejemplo, o la sección de la Avenida Vermont de Los Feliz, muy transitable) siguen siendo especialmente vibrantes. Sus locales más populares, como Dover Street Market, Soho Warehouse, Verve Coffee Roasters y la galería Hauser + Wirth, han resurgido de los confinamientos mejor que nunca, beneficiándose de la expectativa generada por los nuevos locales, como el londinense Bike Shed y una sucursal del restaurante Girl & the Goat de Chicago. Todo esto atrae a una mezcla de turistas y lugareños de toda la vida.

¿Quieres unirte a ellos? Aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre la Ciudad de los Ángeles, ahora que las preocupaciones del Covid-19 se han alejado.

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El escenario gastronómico

En el último año, Los Ángeles ha experimentado un gran resurgimiento de la experiencia culinaria, con cinco nuevos restaurantes con una estrella Michelin y dos nuevos comedores con dos estrellas. Entre ellos se encuentra Hayato, un restaurante kaiseki de siete plazas en el centro de la ciudad, y Mélisse, que sirve un reconfortante menú francés en un íntimo comedor de Santa Mónica.

La reserva más popular ahora podría ubicarse en Rodeo Drive, donde Gucci Osteria da Massimo Bottura ha ganado adeptos por su decoración y, contra todo pronóstico en la escena de la moda, un servicio cálido y amable. Sirve una comida italiana llamativa, pero delicada, con descaradas referencias a la cultura de Los Ángeles: Un aperitivo de verduras de primavera, por ejemplo, está emplatado de forma que se asemeja a las estructuras de plata de la Sala de Conciertos Disney de Frank Gehry. Horses, ubicado en el antiguo pub británico conocido como Pikey, ha ganado un brillante número de seguidores obsesionados con la estética de bistró y la comida californiana estilo granja de Liz Johnson y Will Aghajanian (del Catbird Seat de Nashville) y Brittany Ha y Lee Pallerino (ambos de Roberta’s en Brooklyn, Nueva York).

Otros neoyorquinos también se están mudando a Los Ángeles, como David Bowd y Kevin O’Shea, del hotel Mercer de Nueva York. En agosto abrirán el Aster, un club social sólo para miembros. En la azotea estará Lemon Grove, un restaurante de Sam Talbot cuyo menú no contendrá azúcar blanca y estará compuesto principalmente por productos del mercado agrícola del momento (muy típico de Los Ángeles).

Incluso Elon Musk quiere unirse a la diversión, habiendo solicitado recientemente permisos para un restaurante que estará abierto las 24 horas en el bulevar de Santa Mónica en Hollywood, a pocas cuadras del famoso local de donuts del actor Danny Trejo, Trejo’s Donuts. Los asientos al aire libre tendrían una vista directa de dos altas pantallas de cine LED, y la comida, según se informa, se entregará a los autos.

El Regreso de la cultura

Siempre ha habido algo de verdad en la reputación de Los Ángeles de ser una ciudad hermosa y con botox (solo vaya hacia Nobu Malibu o Catch LA para eso). Pero aunque esa cultura haya regresado, también lo ha hecho su belleza natural, su industria de la salud y la belleza de categoría mundial y sus coloridos sabores, tanto culinarios como de otro tipo.

Si le preocupa el Covid-19: Alquile un auto y conduzca. Después de todo, California es la capital mundial de la cultura del automóvil. Diríjase a la Pacific Coast Highway un domingo. Si siente que necesita un café, haga una parada cerca de las 10 a.m. en el Malibu Country Mart. Además de ofrecer una buena taza, su estacionamiento alberga una reunión semanal ad hoc de autos vintage (antiguos); Jay Leno y Jerry Seinfeld suelen aparecer conduciendo algo inesperado, como un auto de vapor de 100 años o el primer Porsche 911 de la historia.

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Luego, continúe recorriendo la sinuosa carretera de Cross Creek hasta Cornell, California, y almuerce en el Old Place, donde una antigua fachada del Oeste da paso a un bar de vinos que cuenta con muchas mesas al aire libre. El sándwich de queso tostado es especialmente satisfactorio: Está relleno de parmesano, queso de cabra, mozzarella y queso azul, que luego se asa sobre una llama abierta.

También puede tomar la otra dirección. Empiece por el Sixth Street Viaduct, cuya reapertura está prevista para este verano boreal tras una inversión de más de US$588 millones, el mayor proyecto de puente de la historia de Los Ángeles. Cuando esté terminado, serpenteará como el monstruo del Lago Ness sobre el río de Los Ángeles, desde el Distrito de las Artes hasta Boyle Heights, conduciéndole hacia la Ruta Estatal 2, donde las vistas desde la diminuta carretera de dos carriles Angeles Crest Highway calmarán su mente y refrescarán sus sentidos. Allí arriba abundan las rutas de senderismo.

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Si necesita un regreso suave: Visite los Jardines Botánicos de Huntington, donde actualmente florecen las rosas. O contemple el arte griego, romano y etrusco en la íntima Getty Villa (con cita previa; el aparcamiento cuesta US$20) y luego cruce la calle para caminar por la playa.

Ahora tómese un descanso de la exposición al sol con algo de arte interior. La primera exposición en solitario de Takashi Murakami, Stepping on the Tail of a Rainbow (Pisando la cola de un arco iris), se podrá ver en el Broad hasta el 25 de septiembre, con sus setas mágicas escultóricas de 1999, wallpapers inspirados en el manga y nuevos componentes de realidad virtual que hacen que los espectadores se sientan como si estuvieran dentro de la mente de la cultura pop de Murakami.

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Otra opción: Dejarse mimar (después de todo, Los Ángeles es la capital del bienestar). Pause Studio, que acaba de abrir sus puertas en West Hollywood y Venice, ofrece goteos intravenosos, saunas de infrarrojos, crioterapia y baños de inmersión fríos. Los baños de sonido, el reciente furor que incorpora la meditación guiada con sonidos curativos producidos por gongs, cuencos tibetanos, percusión, campanas, sonajeros y diapasones, pueden encontrarse en estudios de yoga y centros especializados a través de toda la ciudad.

Si quiere fingir que la pandemia nunca ocurrió: Rod Stewart se presentará en el Hollywood Bowl el 14 de junio (con Cheap Trick como invitado especial). Diana Ross se presentará allí durante dos noches en agosto en todo su esplendor. Si sus fechas no coinciden, en el popular Silverlake Lounge siempre suenan éxitos del pop e himnos que ha echado de menos bailar en medio de un grupo de personas.

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Hágase también un hueco para ir de compras. El mercadillo del Rose Bowl es la mayor colección de antigüedades, arte, artesanía, muebles, joyas y artículos efímeros del país. Se celebra el segundo domingo de cada mes. Lleve protector solar, agua y mucho dinero para gastar en todas las cosas con las que no sabía que no podía vivir. Llegue a las 7 a.m. para evitar las multitudes y el calor, (si no, puede ir al Rose Bowl, el excelente mercadillo de Santa Mónica se celebra cada primer y cuarto domingo).

Cómo moverse

Moverse por Los Ángeles nunca ha sido un problema siempre que se tenga un permiso de conducir y acceso a un auto (Uber y Lyft también cuentan). Con lo que sí habrpa que lidiar es con el tráfico, que ha repuntado desde la pandemia... y más. En un momento dado, durante los confinamientos de 2020, se podía ir de Santa Mónica al Staples Center en menos de 15 minutos; ahora se tarda al menos una hora.

También habrá que gastar más. Cuando la media nacional del precio de la gasolina es de US$4,76 por galón, espere pagar US$6,27 en Los Ángeles. En Beverly Hills y el centro de la ciudad, hasta verá lugares que cobran más de US$8 por galón. Planifique de acuerdo a los precios.

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La persistente etiqueta relacionada al Covid-19

Un camarero lleva una mascarilla en un restaurante de Ocean Drive, una imagen cada vez más rara. Fotógrafo: Bloomberg/Bloomberg

El confinamiento de la ciudad se ha convertido en una cosa del pasado lejano, y las reglas de la mascarilla se han eliminado en casi todas partes, incluso en el aeropuerto de Los Ángeles. No hay que avergonzarse de usarla si uno decide cubrirse, pero poca gente lo hace, excepto en el transporte público (si existe aquí). Por otra parte, gran parte de lo que merece la pena hacer en Los Ángeles se hace fuera. Considere que esa es tu mejor y más auténtica precaución contra el Covid-19.

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Este artículo fue traducido por Andrea González