Industria nuclear estadounidense quiere “apartarse” del uranio ruso

Crear un suministro nacional de combustible para reactores nucleares para el país podría requerir hasta US$5.000 millones en apoyo del gobierno

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Bloomberg — La industria nuclear de Estados Unidos está a favor de renunciar al uranio y al combustible suministrado por Rusia para reactores, pero quiere asegurarse de tener un suministro nacional de combustible para reemplazarlo, dijo el viernes la jefa del grupo de comercio nuclear más grande del país.

“Estamos a favor de dejar de hacer negocios con Rusia”, dijo la presidenta del Instituto de Energía Nuclear (NEI, por sus siglas en inglés), Maria Korsnick, durante una entrevista desde la sede del grupo en Washington. “La industria está alineada en lo que refiere a alejarnos de Rusia, pero hay que ir hacia algo”.

Los comentarios de Korsnick son significativos porque tienen lugar en momentos en que el gobierno de Biden contempla imponer sanciones a las importaciones rusas de uranio y uranio enriquecido utilizado como combustible para reactores en respuesta a la invasión de Ucrania. El NEI representa a operadores nucleares como Southern Co. (SO) y Constellation Energy Corp. (CEG), que podrían terminar pagando más por el combustible utilizado para alimentar sus reactores. El grupo también representa a empresas de enriquecimiento como Centrus Energy Corp. (LEU) y Urenco Ltda., así como mineros que se beneficiarían del cambio.

Establecer un suministro nacional de combustible para reactores nucleares, que incluye servicios de enriquecimiento y conversión, los cuales han disminuido en gran medida en Estados Unidos, podría requerir hasta US$5.000 millones en apoyo del gobierno, así como inversiones adicionales del sector privado, dijo Korsnick. También puede ser necesaria la ayuda del gobierno en forma de un crédito fiscal para la producción nacional de combustible utilizado para reactores nucleares tradicionales y avanzados, dijo.

La Administración Biden está buscando US$4.300 millones del Congreso como parte de un plan para garantizar que los productores nacionales de uranio enriquecido tengan un mercado garantizado. Aparte de Rusia, EE.UU. obtiene su uranio en bruto de países como Canadá, Australia y Kazajistán.