Guatemala — El concepto del metaverso no es nuevo, pero el año pasado, cobró auge cuando Mark Zukerberg, creador de Facebook, informó que invertiría más de US$18.500 millones en un metaverso, y el cambio de nombre de su compañía a Meta volvió a este concepto famoso a nivel mundial.
La expectativa que está generando el tema en diferentes sectores abre amplias oportunidades de negocios y según Bloomberg Intelligence se calcula que la oportunidad de mercado para el metaverso puede alcanzar los US$800.000 millones para el 2024.
En esa misma línea, Bank of America incluyó al metaverso entre las 14 tecnologías que van a revolucionar la vida de las personas al desenvolverse en diferentes ámbitos.
“El metaverso comprenderá innumerables mundos virtuales conectados entre sí y con el mundo físico”, refirieron los expertos en el Informe Temático de Bank of America: las 14 tecnologías que van a revolucionar nuestra vida.
“Generarán una economía robusta que abarcará desde el trabajo al ocio, al tiempo que transforma industrias y mercados de larga tradición como las finanzas y la banca, las tiendas y la educación, la salud y el fitness, así como el entretenimiento para adultos”, detalla el documento.
La necesidad de transitar a una mayor velocidad por la carretera del conocimiento convierte al metaverso en un aliado al apostar por una educación no tradicional, experiencial y fuera de las aulas.
Se trata de aprovechar las habilidades digitales de nuevas generaciones y, además, de unirse a la construcción de habilidades blandas, transversales a las disciplinas tan demandadas y necesarias en el mundo de hoy.
Navegar en la turbulencia
Andrés Culasso, vicepresidente de operaciones de ADEN Business School, conversó con Bloomberg Línea en el marco de la Cumbre Latinoamericana de Management, que se desarrolló del 7 al 9 de junio del presente año, un evento que alternó la realidad física y la digital, que permitió a los participantes ser parte de la experiencia y vivir desafíos en un ambiente “phygital”.
Los cambios acelerados que se viven a nivel en las economías, y a nivel de la ciencia o el conocimiento científico se duplica cada 73 días, indicó Culasso.
“La velocidad del cambio es impresionante y se convierte en un gran desafío para las empresas, las sociedades, las comunidades, los núcleos de gestión e incluso, como profesional, porque debemos lograr una velocidad de aprendizaje que sea igual o superior, de lo contrario, uno va a quedar fuera del mercado, y vamos a perder relevancia”, afirmó el ejecutivo.
ADEN desarrolló una ciudad del conocimiento en el metaverso llamada Acrópolis. En esta ciudad del conocimiento digital, los participantes tienen la posibilidad de aumentar su capacidad de aprendizaje y transitar avenidas del conocimiento que le van a nutrir y orientar a través de las nuevas tendencias con el objetivo de llevar a su organización a mejorar y aumentar su ritmo de cambio, y de actualización.
Cuando se habla del GPS para navegar en la turbulencia, lo que se busca es trabajar en la siguiente conceptualización de las organizaciones. “Necesito un GPS para navegar sobre esa ciudad que cambió de composición, pero desde la gestión cotidiana, por lo tanto, invita a construir ese futuro”, explicó Culasso.
Power Skills para encender la “chispa”
Por un lado, ser aliado de las nuevas tendencias, pero, por otro lado, es el insumo que necesitan los emprendedores, ejecutivos, para generar innovación y disrupción en sus industrias. “Es decir, no tener un rol pasivo en la disrupción y ser el agente nacido de alguna manera, sino ser el disruptor del mercado”, resaltó el profesional.
Para poder enfrentar al “villano del cambio” se necesita aumentar la capacidad de aprendizaje en varias habilidades llamadas “power skills”, que están relacionadas a la flexibilidad, adaptabilidad, innovación, comunicación asertiva, trabajo colaborativo, asimismo habilidades digitales, tolerancia al error, madurez emocional, pensamiento estratégico, inclusión y diversidad, sostenibilidad.
Todas estas “power skills” se trabajan en esa ciudad del metaverso para desaprender y de una forma muy veloz volver a reaprender, “ahí está el gran desafío que tenemos por delante como ejecutivos”, expresó.
La ciudad Acrópolis cuenta con 14 rutas del conocimiento y en cada una hay un “chispa” que activa el motor del cambio en la organización.
Esta chispa puede estar vinculada al motor del comercio, de la transformación digital, del marketing digital, de las nuevas operaciones en las organizaciones, de la nueva logística o las nuevas formas de gestionar proyectos, y así sucesivamente y lo ideal es que se mantenga activo.
La co-creación
En la parte del mundo digital se tiene la posibilidad de tener una experiencia inmersiva en una ciudad del conocimiento y poder digerir herramientas, prácticas y conocimiento totalmente equipado y pensado para para cada perfil.
El metaverso es una herramienta poderosa, pero hay muchas empresas que no lo están explotando, porque lo que están haciendo llevar al mundo digital algo que pasa en el mundo físico, pero esa no es la mejor fórmula, la clave es la co-creación entre todos los participantes.
Por ejemplo, en el metaverso Acrópolis, el avatar que representa a una persona, tiene la posibilidad de interactuar dentro de la ciudad de forma permanente y va creando una bitácora completa donde podrá profundizar en determinados contenidos a través de mapas conceptuales.
“El metaverso para nosotros tiene que ser el vehículo que nos aumente nuestra capacidad de aprendizaje como individuos, que lleve a nuestras organizaciones a aumentar su ritmo de cambio, adquirir nuevas herramientas y que esa sabiduría se comparta”, enfatizó.
El colaborador presente y futuro
Culasso plantea que los líderes también deben prepararse para ese nuevo colaborador que viene con cambios importantes.
“Siempre decimos que ha cambiado mucho el consumidor y hay que adaptarse a ese consumidor y poco se está hablando de los cambios que tienen que hacer las organizaciones para adaptarse a ese nuevo colaborador”, destacó.
La trayectoria laboral era muy estable hace 40 años y se limitaba a una zona geográfica, pero ahora, se estima que las nuevas generaciones tendrán en su vida al menos, siete trabajos, y serán capaces de desempeñarse desde su lugar de origen para otro país del mundo.
“Es un talento que tiene ofertas laborales, no solamente locales, sino a nivel mundial, por lo tanto, las empresas van a tener que armar un paquete de beneficios para atraer a ese talento, y no precisamente, el trabajo estará asociado a una coordenada geográfica, sino a un talento más global que está divorciado de cualquier anclaje geográfico, porque hoy puede estar en Guatemala y en tres meses puede estar en otro continente y seguir prestando sus servicios”, refirió.
El trabajador prestará sus servicios no solamente a una empresa, sino a varias. Es un talento que no busca crecimiento jerárquico, sino que busca desafíos, y formar parte de proyectos que tienen un propósito alineado al de ellos.
Por ejemplo, organizaciones que sean de triple impacto: prosperidad individual y colectiva, con el ánimo de generar bienestar para la comunidad, proveedores, y los colaboradores.
“Definitivamente si las empresas no cambian su propósito no van a atraer al nuevo talento, que es un talento que no está arraigado geográficamente, que es un talento que busca desafíos, que busca proyectos innovadores, proyectos que generen disrupción”, enfatizó.