Santa Cruz — En 2021, durante su reelección por segundo término como presidente del Colegio de economistas, Jorge Akamine dijo a sus pares que es momento de aportar con análisis y propuestas para el desarrollo de Bolivia. Akamine es licenciado en economía, tiene un MBA y un doctorado en filosofía.
En entrevista exclusiva con Bloomberg Línea Akamine analizó los temas más destacados de la economía nacional y dio sugerencias para mejorar la administración de los recursos de los bolivianos. Este economista es cruceño y tiene una vasta experiencia como asesor tributario en el sector privado.
En muchos países se preguntan por qué la moneda boliviana no se devalúa en comparación a nuestros vecinos, ¿esto se debe a buenas medidas o son medidas riesgosas? Y ¿cómo se relaciona esto con el tema de las reservas del Banco Central?
El tipo de cambio es fijo desde el 2011 en Bolivia y eso tiene su costo. No olvidemos que el tipo de cambio no es otra cosa que el precio del dólar y mantener una política de tipo de cambio fijo afecta a esta variable: las reservas. Las reservas han caído de forma sistemática en los últimos tiempos (2012, 2013 y 2014) y esto no se debe solamente al cambio. Tampoco es solo por un déficit de la balanza comercial que también se ha dado mucho tiempo en nuestro país. El tema es que parte de nuestras reservas, alrededor de seis mil millones de dólares, han sido prestados a las empresas públicas a largo plazo y una baja tasa de interés. Esto ha hecho que se mermen las reservas y que se sienta más la presión. Entonces evidentemente que hay una fuerte presión en el manejo de divisas en el país y esto podría hacer que se tome la medida de la liberación del tipo de cambio. Si no se consiguen más dólares para reforzar nuestras reservas esto va suceder pronto. Las medidas que se toman para sostener el cambio son riesgosas, apoyan en el corto y mediano plazo al bienestar de la población en general. Sin embargo, tener los recursos para subsidiar la economía es lo complejo en estos momentos. Por eso los problemas que tiene el gobierno actual son la caída de los ingresos fiscales y el poder tener mayor acceso a los préstamos.
¿Qué problemas ve en la economía nacional que se deberían estar debatiendo en el legislativo y ejecutivo en estos momentos?
El problema más grande del país es que no somos un lugar atractivo para hacer inversiones de impacto. El gobierno está desorientado, no está sabiendo hacer una lectura de la potencialidad que tiene el país y todo esto nos están dejando fuera de proyecto regionales de gran importancia. Recién he visto el corredor Bioceánico que están haciendo por Paraguay y ese corredor siempre fue pensado incluyendo a Bolivia pero quedamos fuera. La inversión extranjera en Bolivia es algo urgente. No solamente por un tema ingreso de divisas, sino por transferencia de conocimiento y de tecnología. Todo eso se ha paralizado, hay demasiado control por parte del estado sobre las actividades formales que existen actualmente en el país.
La recomendación con suma urgencia es modificar algunas leyes, por ejemplo, actualizar el sistema tributario, actualizar el código comercio, que las normativas laborales sean más claras. Tenemos que actualizarla porque data de 1942. Además hay que generar un ambiente más adecuado para el emprendimiento privado y darle apoyo e importancia a la economía que mueven las regiones como son Santa Cruz en el agro y El Alto en el comercio.
Vimos un informe que indica que Bolivia recibirá este 2022 un 75 % más de ganancias por petróleo que lo recibido en 2021. ¿Esto se debe a buenas medidas tomadas desde YPFB o a un tema de precios en el mercado internacional?
Esto se debe a la suerte. Muchos dirán que en economía no existe la suerte. Pero es increíble que después de tantos años de mala gestión con nuestra frágil economía el gobierno haya recibido un nuevo golpe de suerte con la subida de los precios debido al conflicto bélico. Antes, en el gobierno de Evo Morales en el 2012 y 2013 tuvimos otro escenario de suerte que más bien nos pilló preparados para atender esas demandas de gas pero ahora por más que queramos, no podemos vender más gas porque no hubo exploración. Es suerte habernos chocado con una subida de precios internacionales nuevamente pero eso no va pasar siempre. Este año va a ser crucial y fíjense que el pronóstico de varios organismos internacionales es que se viene una nueva crisis y si no se ajustan medidas para aprovechar esta ola nos veremos muy apretados.
El año pasado el presidente había planteado la compra de oro para supuestamente fortalecer el tema de las reservas y ahora se viene una nueva ley del oro…
La normativa que sacó el presidente sobre el oro, se hace como para preparar el camino para poder vender el oro del país. En realidad tenemos alrededor de 2400 millones de dólares en oro y de ser necesario, en cualquier momento, se tendría que monetizar eso. Yo hice ya ese comentario en el año 2020 cuando vi prácticamente era inevitable que en los próximos años sigan cayendo las reservas. Es un escenario que de seguro el gobierno viene considerando. Evidentemente nadie quiere vender su oro. Por eso es importante que el gobierno entienda que debemos fortalecer e incrementar nuestra capacidad de exportaciones. Las importaciones nos sacan dólares y las exportaciones nos traen dólares.
¿Cómo se explican los bajos índices de inflación en Bolivia cuando en la región todo sube cada vez más de precio?
En Bolivia no tenemos inflación porque la inflación está anclada a un tipo de cambio fijo. Son un conjunto de medidas que tienen un fin, pero también un elevado costo financiero que nadie ve. El gobierno no está siendo eficiente con los recursos desde mi punto de vista. Se siguen creando más empresas públicas y hemos transferidos alrededor de 500 millones de bolivianos a las empresas públicas y no tenemos plata. No hay ingresos; los créditos no serán fáciles para acceder. Somos un país que se financia con deuda interna y esos fondos que nos prestamos deberían ir a las empresas privadas que los puedan manejar de mejor manera.
En Bolivia tenemos combustible barato, tenemos alimentos baratos y eso hace que el ciudadano no sienta en su bolsillo el efecto de estos temas macro. Pero alguien tiene que pagarlo y se paga a través de subsidios. El Estado no es capaz de producir excedentes que deberían ser producidos por las empresas públicas para exportación. Se entiende que se prioriza atender los subsidios, pero ya hace un unos tres o cuatro años que está claro que este modelo tiene una falla.
El tema de los precios del combustible juega un papel importante en todo esto…
Con el subsidio al combustible queda clarísimo el tema de la inflación. Se calcula que Bolivia necesita unos 3.000 millones de dólares al año para poder mantener el subsidio a la demanda interna de combustible. El año pasado estuvimos bordeando los 2.000 millones. Este es uno de los grandes problemas del país porque en algún momento no podrán seguir subsidiando el combustible, va subir el precio y vendrán los problemas internos. El tema de combustible es trascendental para que se haya evitado la subida de precios de los productos de nuestra economía. Podemos sacar la deducción de que el Estado está acaparando todos los fondos prestables para sostener estas medidas y esto genera un efecto de expulsión. Este efecto en macroeconomía hace que el interés bancario para el privado sea más alto o más caro.
¿Hay transparencia de parte del gobierno para saber cómo está la salud de las reservas nacionales, ¿Qué ha pasado con este tema?
En 2017 le pregunté a un director del Banco Central de Bolivia si las empresas públicas estaban pagando sus deudas al Estado. Y aunque la respuesta fue sí, en ese entonces no había un reporte, después ya se pudo ver que las empresas pagan pero son pagos a largo plazo y a una tasa de interés muy baja. La inquietud es si realmente estamos recuperando esos fondos. El gobierno buscó en su momento potenciar la inversión pública y considero que no se debió tocar las reservas internacionales. Pero, ¿de dónde iban a sacar plata? Las reservas son una tentación muy grande y el gobierno de Evo Morales no se pudo contener. Ahora tendremos que esperar a ver qué nuevas medidas se toman.
¿Las empresas del Estado están siendo bien manejadas?
Nuestras empresas estatales no son eficientes, hay un manejo político más que económico de las empresas estatales y si siguen funcionando con cierta normalidad es por cómo funciona el mercado. Hay una especie de piloto automático en vez tener una dirección estratégica. No son rentables.