Bloomberg — La inflación anual de Brasil se desaceleró más de lo previsto en mayo, pero se mantuvo por encima del 11%, en lo que representa uno de los mayores desafíos para la búsqueda de reelección del presidente Jair Bolsonaro.
Los precios al consumidor aumentaron un 11,73% el mes pasado frente a un año antes, según datos oficiales. Los datos están por debajo de la estimación mediana en una encuesta de Bloomberg, que apuntaba a un 11,88%. Frente al mes previo, la inflación se situó en el 0,47%.
Se espera que el banco central extienda su ciclo de alzas a las tasas en junio, que ya lleva 10,75 puntos porcentuales en aumentos implementados desde marzo de 2021. El creciente costo de vida es una de las principales preocupaciones de los votantes de cara a las elecciones de octubre, que, según las encuestas, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva ganaría por un amplio margen. Bolsonaro se está apresurando para encontrar un alivio inmediato de los precios.
Varias iniciativas, como vales de combustible y la eliminación temporal de algunos impuestos sobre la gasolina, están actualmente en trámite en el Congreso. Pero sus implicaciones fiscales están debilitando al real, una tendencia que podría terminar aumentando las presiones sobre los precios al encarecer las importaciones.
Para complicar aún más las cosas, el decepcionante crecimiento económico registrado para el primer trimestre, junto con condiciones financieras más ajustadas, genera preocupación entre los analistas de que la economía más grande de América Latina pueda volver a caer en recesión para fin de año.
Los precios al consumidor deberían volver a descender a alrededor del 8,9% a fines de este año, según la última encuesta del banco central a analistas, muy por encima de los objetivos de 3,50% para 2022 y 3,25% para 2023.