Bloomberg — Boris Johnson trató de poner fin a la controversia que ha estado amenazando su liderazgo el lunes, aunque la magnitud del motín contra el primer ministro británico sugiere que sus días pueden estar contados.
El profundo descontento dentro de su partido conservador quedó al descubierto el lunes por la noche, cuando 211 diputados de su partido apoyaron a Johnson en una moción de censura, pero 148 votaron en su contra. La rebelión fue mayor que la sufrida por su predecesora Theresa May, que fue destituida seis meses después tras no conseguir unir al partido en cuanto a su postura referida a la salida de la Unión Europea (Brexit).
La presión sobre Johnson lleva semanas aumentando por el llamado “partygate”, los sucesos ocurridos en Downing Street durante la pandemia por los que el funcionario de 57 años recibió una multa de la policía. Un informe de la alta funcionaria Sue Gray concluyó que muchos de los eventos no deberían haberse permitido. Pero el malestar va más allá de las reuniones ilegales y lleva meses aumentando. Un diputado dijo, tras la votación, que no hay nada inminente, pero que en definitiva Johnson está acabado.
Johnson condujo al partido a su mayor victoria en las elecciones generales de 2019 en más de tres décadas, logró concretar el Brexit y después, tras un comienzo caótico en la gestión de la pandemia de Covid-19, consiguió que el Reino Unido fuera pionero en a la hora de implementar las campañas de vacunación. Sin embargo, más recientemente, muchos dentro de su partido se han sentido frustrados por tener que defender políticas controvertidas para que luego el Gobierno dé marcha atrás.
El Partido Laborista propuso un impuesto sobre las empresas energéticas que fue rechazado por Johnson antes de que éste adoptara la idea. El aumento del gasto público ha enfadado a algunos conservadores, mientras que a otros les preocupa que su plan de romper el acuerdo del Brexit sobre Irlanda del Norte haga que su partido incumpla el derecho internacional.
La cuestión es ahora cuánta autoridad puede seguir teniendo Johnson, según John Curtice, profesor de política de la Universidad de Strathclyde en Glasgow. “No es un hecho que Johnson vaya a liderar el partido en las próximas elecciones”, dijo. “El resultado es lo suficientemente malo como para plantear dudas sobre el futuro a largo plazo de su liderazgo”.
¿Resultado decisivo?
La historia reciente sugiere que el tiempo de Johnson en el cargo podría llegar a su fin antes de que tenga la oportunidad de luchar en las próximas elecciones, actualmente previstas para 2024. En una votación sobre su política de Brexit, May sobrevivió a una votación de esta naturaleza con una mayoría de 83 en diciembre de 2018. Era poca, pero mayor a la de los 63 de Johnson.
Johnson se pasó el lunes suplicando a los diputados que le respaldaran, y sus leales lugartenientes le defendieron en entrevistas públicas. También intentó apaciguar a sus críticos dentro del partido prometiendo recortes de impuestos.
Tras el resultado, Johnson dijo que era hora de volver a ayudar a la gente con la crisis del costo de la vida, fortalecer la economía y reforzar el servicio de salud.
“Es un resultado extremadamente bueno, positivo, concluyente y decisivo, que nos permite avanzar para unirnos y centrarnos en los resultados”, dijo Johnson a los periodistas. “Desde luego, no me interesan las elecciones anticipadas. Vamos a seguir adelante. Tenemos una gran agenda y vamos a cumplirla”.
Sin embargo, no hay duda de que la votación fue un golpe. Fue provocada por al menos el 15% de los diputados conservadores que presentaron cartas de desconfianza en su líder. Al final, el 41% de los diputados se rebelaron.
Un líder dañado
Incluso el periódico Daily Telegraph, de tendencia conservadora, antiguo empleador del primer ministro, calificó el resultado de victoria “hueca” que “destroza a los conservadores”.
El ex líder conservador William Hague escribió en el Times que la votación era “devastadora” y “el peor resultado posible desde el punto de vista del Partido Conservador”.
Según las normas actuales, los diputados tories no podrían celebrar otra votación de confianza durante un año. Sin embargo, sería posible cambiar las reglas para hacerlo antes.
“Ahora sabemos que el 40% de sus diputados ni siquiera creen que deba ser primer ministro”, dijo Alice Lilly, investigadora principal del Instituto para el Gobierno. “¿Cómo diablos va a conseguir el Gobierno hacer algo? No hay manera de que esto haya trazado una línea”.
Críticas
El lunes, el ex ministro Jesse Norman publicó una carta dirigida a Johnson en la que criticaba fuertemente al primer ministro y le acusaba de “carecer de sentido de la misión”. John Penrose, a quien Johnson nombró para dirigir su programa anticorrupción, también dimitió de su cargo. Dijo que Johnson había roto el código ministerial del país, lo que normalmente llevaría a un primer ministro a dimitir de su cargo.
Los temores de los conservadores de que Johnson pueda costarles las próximas elecciones se habrán acentuado por los nuevos sondeos que sugieren que el partido se enfrenta a una derrota en dos votaciones especiales el 23 de junio.
El escaño de Wakefield se encuentra entre los distritos históricamente de voto laborista en el norte de Inglaterra, el llamado Muro Rojo, cuyas deserciones ayudaron a dar la enorme mayoría en la Cámara de los Comunes a los tories en 2019. El domingo, la encuestadora J.L. Partners situó a los laboristas con 20 puntos de ventaja.
Los conservadores también se enfrentan a una humillación en otras elecciones parciales en Tiverton y Honiton, en el suroeste de Inglaterra. Las casas de apuestas sitúan a los liberales demócratas como favoritos para hacerse con el bastión Tory. Ambas votaciones fueron provocadas por la dimisión de diputados conservadores por distintos escándalos sexuales.
Con la asistencia de Ellen Milligan.
Este artículo fue traducido por Andrea González