Bloomberg — El mundo necesita abundante energía libre de carbono, y los reactores nucleares avanzados durante años han prometido una fuente atractiva de eso, así como un complemento a la energía renovable intermitente del sol y el viento. Los llamados reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), que pueden generar hasta un tercio de la energía de las plantas existentes a escala de gigavatios, se promocionan como menos costosos y engorrosos que los reactores de agua ligera convencionales.
Las barreras regulatorias y de otro tipo que impiden su construcción son sustanciales y han eclipsado el escrutinio de las afirmaciones de los defensores sobre los desechos radiactivos, según una nueva investigación publicada esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS, Actas de la Academia Nacional de Ciencias). Los autores citan un informe estadounidense que indica que los desechos altamente radiactivos podrían disminuir en un 94% en masa y en un 80% en radiactividad de vida prolongada con el cambio a reactores avanzados.
El estudio analizó los diseños y especificaciones a través de solicitudes de patentes y licencias para reactores que usan agua, sodio o sal fundida para enfriar los reactores. El análisis de los autores de estos nuevos diseños de reactores sugiere que el volumen y la química de los desechos que producen pueden plantear problemas de seguridad.
“Hay una actitud general de que no necesitamos lidiar con los desechos de SMR hasta que realmente comiencen a generarlos”, dijo Lindsay Krall, autora principal que realizó la investigación como becaria postdoctoral de la Universidad de Stanford. “Me gustaría señalar que, no, todo el back-end (todo lo que los usuarios no ven y contiene actividades tras bambalinas que ocurren al realizar cualquier acción) del proceso de desarrollo” debe resolverse desde el principio.
En comparación con los reactores existentes, los pequeños reactores modulares generarían hasta 5,5 veces más combustible nuclear usado por unidad de potencia, escriben los autores. La cantidad real de calor y partículas radiactivas en los desechos varía y depende de la energía extraída del material durante su uso. Otras formas de desechos de corta y larga duración producidos por los SMR incluirían materiales del reactor que se irradian durante la vida útil de la infraestructura. Estos pueden durar hasta 35 y 30 veces más, respectivamente, que los residuos de los reactores convencionales.
Los países han pasado décadas tratando de construir instalaciones de almacenamiento subterráneo para desechos nucleares. El principal esfuerzo de EE.UU., en Yucca Mountain de Nevada, terminó en 2011 cuando el Congreso retiró su financiación para el desarrollo. Dos de los coautores del artículo participaron en un análisis de 2018 sobre el “restablecimiento” de la política de almacenamiento de desechos nucleares del país . Un enfoque desarrollado en Suecia está avanzando allí y en Finlandia.
Los desechos generados por ciertos tipos de SMR pueden requerir un replanteamiento del almacenamiento geológico, dijo Krall. Esto se debe a que, a diferencia de los materiales convencionales, los reactores de sales fundidas dejan ácido fluorhídrico corrosivo que reacciona con el agua de una manera que podría causar daños a los contenedores por propagación propia.
Un apéndice del documento de PNAS incluye un informe del Departamento de Energía de EE.UU. que Krall obtuvo a través de leyes de registros públicos que muestra que el gobierno aún tiene que resolver cómo desmantelar un reactor experimental de sal fundida en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge que operó durante cuatro años y medio hasta 1969.
Este artículo fue traducido por Miriam Salazar