El próximo colapso de una stablecoin podría ser mucho peor que el de terraUSD

Bloomberg Opinión — Gracias a la espectacular desaparición de terraUSD, una criptomoneda que prometía mantener una paridad con el dólar, pero que de repente pasó a valer mucho menos, el mundo conoce mejor el término “stablecoin”, o criptomoneda estable, y es consciente de lo inestables que pueden ser.

Por suerte, el colapso no ha tenido repercusiones graves en el sistema financiero tradicional. Pero si Estados Unidos no actúa pronto para regular este tipo de cosas, el próximo podría hacerlo.

Las stablecoins surgieron principalmente para facilitar la especulación. Las personas necesitaban un refugio donde poder estacionar fondos entre apuestas en criptomonedas extremadamente volátiles, por lo que los emisores crearon tokens digitales vinculados a las mismas monedas emitidas por los gobiernos (generalmente el dólar estadounidense) que se suponía que las criptomonedas perturbarían. La emisión total se situó en más de US$160.000 millones a fines de mayo, un incremento de más de 10 veces en solo dos años.

Dejando las apuestas de lado, la tecnología tiene potencial. Las stablecoins se mueven en redes informáticas que cruzan fronteras nacionales, por lo que, en teoría, podrían hacer que las transacciones internacionales sean más rápidas y económicas, y posiblemente ahorrar a los trabajadores migrantes, por ejemplo, miles de millones de dólares en comisiones por enviar remesas a sus familias en sus países de origen. Debido a que no dependen de bancos propensos a las crisis para procesar los pagos, podrían hacer que el sistema financiero sea más resistente. Eventualmente, incluso podrían proporcionar la infraestructura para monedas digitales emitidas por los Gobiernos.

Desafortunadamente, como demostró terraUSD, las stablecoins aún no son confiables. Algunos afirman tener suficientes “reservas” para canjear cada token por un dólar real, pero no proveen todos los detalles o invierten en activos de riesgo, como lo ilustra el caso de la stablecoin más grande, tether. Otras, como las denominadas stablecoins algorítmicas, parecen surgidas de la nada. Se suponía que terraUSD se podía canjear por el valor de un dólar de otra criptomoneda, luna, hasta que el valor de ambas se desplomó en un “espiral de la muerte” totalmente previsible.

Esto podría no importar si no amenazara a personas inocentes, pero lo hace. Cuanto más grande sea el mundo de las criptomonedas y más conexiones forme con las finanzas tradicionales, mayores serán las posibilidades de que la caída de una stablecoin cause un daño mayor.

Considere el mercado de papeles comerciales, donde las empresas ordinarias piden prestado dinero para fines como el pago de las nóminas y compra de inventarios, y donde tether afirma invertir alrededor de US$16.000 millones de sus reservas. Si los emisores de stablecoins se vuelven lo suficientemente grandes, y si las dudas sobre su paridad con el dólar desencadenan una corrida, una posibilidad que tether anticipó recientemente, la fuga de fondos podría reducir el acceso de la economía real al crédito a corto plazo. En 2008, una corrida en los fondos mutuos del mercado monetario paralizó el mercado de papeles comerciales y ayudó a convertir una mala recesión en la peor desde la Gran Depresión.

Los emisores de stablecoins no regulados son propensos a crear tales riesgos sistémicos. La solución es reconocer que son, en efecto, bancos especiales que brindan servicios de pago, y regularlos de acuerdo a eso. Esto significa establecer límites estrictos en sus inversiones, hasta la inclusión del requisito de depósitos en la Reserva Federal, de modo que todo lo que afirme valer un dólar estaría respaldado por uno. También se necesitan requisitos de capital y otras reglas para protegerse contra los ataques, el crimen y el abuso.

No hay misterio sobre lo que debe suceder. El Departamento del Tesoro emitió un informe el año pasado que detalla los pasos que deben tomar el Congreso y las agencias federales. Los legisladores están tratando de generar apoyo bipartidista para los cambios. Todo lo que queda es hacer el trabajo, preferiblemente antes de que las criptomonedas estables desencadenen la próxima crisis financiera.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.