Tegucigalpa — Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, charló con Bloomberg Línea durante la visita de tres días en Honduras para reunirse con autoridades nacionales y reiterar el apoyo a los esfuerzos para reducir la pobreza del país centroamericano.
El alto funcionario está a cargo desde mayo de 2020 de supervisar las relaciones con 31 países y una cartera de proyectos, asistencia técnica y subvenciones por cerca de US$32.000 millones. Bajo su dirección, las operaciones del Banco en la región se centran en impulsar el crecimiento, reducir la pobreza, apoyar la equidad y proteger el medio ambiente.
Jaramillo destacó que Honduras puede beneficiarse muchísimo del nearshoring, pero para ello necesita promoverse un ambiente favorable a la inversión.
Transcribimos la entrevista completa con algunas ediciones para su claridad.
¿Cómo ven las perspectivas desde el Banco Mundial para Honduras y qué estrategias puede desarrollar el país para enfrentar el escenario actual?
A ver, para entrar en esa pregunta, mejor cuento el panorama general de cómo lo estamos viendo desde el Banco Mundial, la situación de Honduras y de toda América Latina, que ha sido un período difícil por lo menos los últimos dos años. Atravesamos por este período de la pandemia que fue muy duro para toda la región de América Latina.
Fue la región del mundo en donde la pandemia no solamente tuvo un componente muy fuerte de salud, enfermedad y de muertes, sino que además ocasionó una crisis económica en todos los países, una contracción de la producción y de la actividad económica enorme, récord histórico, no habíamos visto una caída de esa magnitud en 100 años, básicamente.
La región cayó en su totalidad como PIB de América Latina y el Caribe casi en 7% negativo y las pérdidas de empleo, de ingresos y la acentuación de la pobreza fue algo realmente dramático y también más desigualdad porque estas crisis siempre golpean con más fuerza a la gente más pobre que tiene menos alternativas, menos ahorro.
Eso fue el 2020. Honduras, como toda la región y como toda Centroamérica, fue muy golpeada. La contracción de Honduras fue cerca del 9%. Después vino el 2021 y que poco a poco llegaron las vacunas, aprendimos un poco a manejar el virus y las economías reabrieron. La economía global tuvo un gran rebote y fue un año de muy buena recuperación, claro de una caída muy profunda. La región creció todo el 2021 alrededor de 7%, que hace que más o menos las economías vuelvan a donde estaban antes de la pandemia, pero igual perdieron años de crecimiento.
Honduras entiendo que creció un poquitín más del 10%, o sea, que recuperó buena parte de lo perdido, pero igual si no hubiera habido pandemia y cada año hubiera podido crecer, estaríamos mejor. Todavía no hemos regresado a niveles de actividad económica y niveles de empleo que hubiéramos tenido si no hubiera habido esta crisis. Esa parte todavía nos preocupa y nos preocupa especialmente que la gente más pobre, la más afectada, todavía no ha podido recuperar sus niveles de bienestar.
Eso le ha afectado con más fuerza a las poblaciones más golpeadas y que en nuestros países tienden a incluir a las mujeres, a las minorías que han sido tradicionalmente discriminados o apartadas; los indígenas, los afrodescendientes y allí vemos que esas poblaciones se han recuperado mucho más lentamente que el resto de la población y eso es algo sobre lo cual hay que actuar.
El 2022 empezó con algunas preocupaciones, parecía un año de recuperación, pero empezó a subir el precio del petróleo desde fines del 2021 y empezaron a subir el precio de algunos bienes y de alimentos, y empezó a subir la inflación en casi toda la región y en buena parte del mundo.
Aparece además esta guerra entre Rusia y Ucrania y son dos países que producen muchos cereales, sobre todo trigo. Rusia produce mucho petróleo para la economía global y ambos producen fertilizantes. De pronto tenemos que, desde que empezó esta guerra hace tres meses, se acentúa la subida de los precios del petróleo, se acentúa la subida de precios del trigo y algunos cereales, el maíz también que es muy importante para América Latina y Centroamérica.
Empieza este problema de que por primera vez en muchísimos años los precios de los fertilizantes han subido de manera estrepitosa y hay agricultores y hay países que están teniendo dificultades para encontrar suficientes volúmenes de fertilizantes, y para bien o para mal buena parte de la agricultura de hoy depende del uso de los fertilizantes.
Si no aplicas fertilizantes a tu milpa, a tu cosecha, se te cae el nivel de producción y eso a mi me tiene muy preocupado que si se van a aplicar menos fertilizantes, las cosechas de los próximos meses y del resto del año pueden salir muy inferiores. Los precios ya están altos, ya hay algo de escasez y podría subir aún más.
Esperemos que estos escenarios no se cumplan y que las cosas se vayan normalizando, pero creo que estamos en un momento de alerta, porque podría haber escasez de algunos alimentos. Además del problema que ya estamos enfrentando de una inflación generalizada, porque la canasta básica que mide la inflación, los bancos centrales siguen esta inflación donde los productos básicos, el arroz, el maíz, el frijol y todo lo que está influenciado por el petróleo, está subiendo y eso afecta el bolsillo y la capacidad de adquisición de la gente y de las familias. Esto para darte un panorama general donde se inserta Honduras.
Honduras y países vecinos países enfrentaron en noviembre del 2020 los huracanes Eta y Iota que ocurrieron con diez días de diferencia uno del otro, y que evidencia el impacto del cambio climático. En todo ese escenario, ¿qué desafíos tenemos en estos casos tan particulares de los países de Centroamérica?
Esa es la otra fuente de crisis que tenemos en la región de América Latina. Para el Caribe y Centroamérica los huracanes son cada vez más frecuentes, cada vez más intensos. Lo vimos con el caso de Eta y Iota, y que vino a agravar más el problema de la pandemia y que nos preocupa porque estamos en junio, que es el inicio de la temporada de huracanes y nos preocupa que está afectando a toda América Latina y el Caribe, no solamente por la intensificación de los huracanes, sino que en muchos casos y dependiendo del país, hay escasez de agua, hay sequías más intensas y más profundas.
Como por ejemplo, las sequías del año pasado y que recién terminaron hace poco en el sur de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile, afectaron muchísimo la producción agrícola en momentos en que se necesita más producción de cereales y granos básicos.
El cambio climático es una realidad en América Latina y está afectando a prácticamente a todos los países de la región no solamente con inundaciones y con desastres naturales como Eta y Iota, que afectaron la infraestructura, de vivienda de gran parte de la población, sino además con más preocupación que en un momento de escasez de alimentos, la capacidad de producción de alimentos de los países. Entonces tenemos una confluencia de posibles crisis que estamos tratando de sobrellevar que no veíamos hace mucho tiempo.
¿Cómo influyen estas crisis en los flujos migratorios?
Es evidente que a parte del flujo migratorio que ha habido desde hace ya tantos años de varios países de la región, incluyendo Honduras, Guatemala, El Salvador hacia el norte, estas crisis, todas desde las del covid, hasta la de Eta y Iota, y la crisis alimentaria que podría venirse, van a alimentar más la migración. La gente en su desesperación ve la falta de futuro en sus aldeas, en sus regiones y optan por migrar, lamentablemente.
Tenemos una tarea muy grande todos los latinoamericanos para tratar de crear, primero, muchas más fuentes de trabajo y de ingreso para la gente, resiliencia en la infraestructura para que dure y que pueda sobrevivir a los impactos del cambio climático y condiciones de vida positivas, buena educación y buena salud, para que la gente se quede a producir en sus hogares de origen. Ese sigue siendo el gran reto para todos los países, incluyendo Honduras.
Respecto al programa del Banco Mundial para Honduras y a propósito de la conversación que tuvo con las nuevas autoridades de Honduras, ¿cómo este programa se ajusta o complementa a la visión que tiene el nuevo gobierno?
Tal vez el principal propósito de mi viaje era venir a conversar con las nuevas autoridades, que tienen poco tiempo, y a ofrecer todo el apoyo que podamos ofrecer de parte del Banco Mundial, conocer las prioridades del nuevo gobierno y con satisfacción que tenemos un alineamiento muy importante en las prioridades del Banco que siguen siendo las mismas de hace muchos años, que es la lucha contra la pobreza y el fomento al desarrollo económico inclusivo y sostenible ambientalmente.
Noté que tenemos una sintonía muy fuerte entre las prioridades del nuevo gobierno y lo que el Banco Mundial quiere apoyar, prioridades muy importante del gobierno como educación, salud, y la resiliencia de los embates del cambio climático. La labor ahora es la de alinear lo mejor posible nuestra estrategia de colaboración futura para estos cuatro años. Nosotros operamos en Honduras con un ciclo de ventanilla de préstamos concesionales. Para Honduras empieza el nuevo ciclo el primero de julio y son tres años. Para este ciclo tenemos una disponibilidad inicial de cerca de US$390 millones de préstamos concesionales para poner a disposición de nuevas financiaciones, de nuevos proyectos y que empezamos el diálogo para ver cómo podemos poner esos fondos a disposición del país para el bienestar de los hondureños.
¿Cuáles son las principales áreas de apoyo o enfoques que tendrán estos fondos?
Hacia adelante, todavía estamos en conversaciones iniciales. Entonces no tenemos todavía definido exactamente cuál va ser la cartera, pero estamos definiendo una estrategia para los próximos tres o cuatro años del Banco Mundial y esto lo definiremos en los próximos meses.
En el muy corto plazo sí te puedo anticipar que veníamos trabajando en un par de financiaciones nuevas, antes del nuevo ciclo que empieza el primero de julio y sobre todo hay una financiación nueva muy adelantada que yo espero que se apruebe por parte del Banco formalmente antes del 30 de junio, una línea contingente para desastres naturales y/o emergencias sanitarias. Hemos tenido esa línea en Honduras en el pasado, es más, en la época de la pandemia el gobierno pudo disponer de esa línea de crédito.
En ese caso estamos tratando de que esa línea tenga alrededor de US$110 millones y yo espero que podamos dar las nuevas noticias muy pronto de la aprobación de esa línea que la pondríamos a disposición del país para cualquier desastre natural o posible emergencia sanitaria, que ojalá no ocurra, pero es importante tener esa tranquilidad de que hay esos fondos que pueden ser utilizados en caso de una de estas emergencias.
Durante su visita fue a recorrer uno de los proyectos de ComRural (Competitividad Rural en Honduras), entiendo que estuvo en el departamento de La Paz, ¿de qué forma este programa contribuye ante el panorama adverso que está atravesando el agro actualmente?
Fue una visita provechosa. Me impactó la visita a la cooperativa de caficultores COMSA (Café Orgánico Marcala), donde se produce café de Marcala. Me impresionó mucho el trabajo que ellos han construido, pasando de haber sido creados por pequeños grupos de productores hace 20 años, iniciaron cerca de 50. Hoy en día tienen mas de 1.600 productores produciendo mucho café orgánico, café especial, que tiene primas muy importantes en los mercados internacionales y con una filosofía muy particular de ellos y con obras sociales de una escuela que pudimos conocer con excelentes instalaciones y currículo muy avanzado.
Me pareció que es el tipo de proyectos estrella que tiene esta iniciativa que se conoce como ComRural, que lleva ya un poco más de una década funcionando en Honduras y que ha podido apoyar a estas comunidades que tienen iniciativas y que toman la responsabilidad ellas mismas de salir adelante y con algún apoyo financiero y una asistencia técnica de expertos y del Banco Mundial. Me demostró que en Honduras sí se puede, que hay gente con un gran espíritu de trabajo y con muchos deseos de salir adelante y me alegró mucho que ComRural tenga ese nivel de éxito.
Entiendo que hay muy buenos proyectos de ComRural por todo el país y me alegró mucho que el nuevo gobierno de la presidenta Xiomara Castro va apoyar al programa y vamos a seguir con ComRural. Hay una tercera etapa, estamos todavía desembolsando recursos de ComRural II, la segunda gran etapa, pero ya tenemos a ComRural III aprobado y faltan las últimas gestiones del gobierno para que se haga efectivo y recibir muy buenas noticias del gobierno.
El escenario por delante es sin duda retador, ¿de qué forma se puede enfrentar?, me refiero a que si hay factores por los cuales sentir esperanza así como los proyectos que desarrollan a través de ComRural.
Yo creo que es cierto que hay mucha gente ha sido muy afectada y sobre todo la gente con menos recursos tiene que recibir un apoyo para poder recuperarse. ComRural es una manera a la gente que ya se ha recuperado y que tiene proyectos e ideas de cómo mejorar su producción agrícola y sobre todo deseos de añadir valor agregado a su producto, es un gran programa y una manera de permitir a la gente superarse, pero hay que complementarlo también con transferencias directas a las familias que todavía no se han podido recuperar y que tienen más necesidades. En algunos casos no tienen suficiente alimentación, alimentación para madres embarazadas, para los bebés.
Entiendo que en Honduras hemos podido desarrollar con la ayuda del Banco Mundial y otros unos programas de transferencias directas para estas familias más necesitadas y creo que todavía es importante seguir recibiendo ese apoyo porque como te decía la recuperación de la crisis del covid todavía no es plena. No todas las familias han podido retornar a sus niveles de ingreso y empleo de antes de la pandemia y más aún ahora que los precios de alimento y los combustibles están creciendo.
Allí es otra área en la cual vamos a estar apoyando mucho, y la otra es y en la cual discutimos un poco y que a mi personalmente me preocupa mucho es el tema de la educación, porque hemos visto que en toda América Latina y el Caribe las escuelas cerradas desde marzo, abril del 2020 y en la mayoría de los países cerraron por un año como mínimo, en muchos cerraron dos años y hubo muy poca enseñanza.
Se buscaron maneras alternativas, por tablets o métodos digitales, pero muchas familias no tenían la capacidad, tienen varios niños y tienen un solo teléfono, sabemos, porque hemos hecho mediciones que en toda América Latina, que se perdió por lo menos un año de enseñanza y en algunos cerca de dos años de enseñanza.
Los niños aprendieron muy poco y eso es grave, porque en los estudios mostramos que ya cuando estos niños y niñas se conviertan en jóvenes y entren al mercado de trabajo, sus salarios y sus empleos van a ser de menor calidad. Por cada año se pierde alrededor de 10% o 12% de ingreso y eso quiere decir que esto va a ser un golpe muy grande para esta generación de niños que van a convertirse en jóvenes y que van a entrar al mercado de trabajo y por eso estamos recomendando a los gobiernos que hagan programas de recuperación de esa enseñanza perdida.
Hace un par de semanas se presentó un diagnóstico del sector empresarial, en el cual se plantearon algunas opciones para contribuir al crecimiento. ¿En esta visita tuvieron oportunidades de reunirse con personas de sociedad civil, ¿hubo espacios para hablar de este diagnóstico?
Tuve la oportunidad de reunirme con un grupo de representantes de sociedad civil y sector privado, que fue el principio de un diálogo interesante. Me confirmaron que la recuperación ha sido importante, pero que efectivamente hace falta para que la recuperación sea plena.
Del grupo de empresarios sentí que efectivamente que Honduras es un país que se puede beneficiar muchísimo de esta nueva tendencia se le llama nearshoring, que debido a lo que ha venido sucediendo en la economía global hay muchas empresas, algunas americanas, otras internacionales, que están buscando establecer nuevas plantas y nuevas inversiones en países más cercanos a los grandes mercados, para no tener sus plantas exclusivamente en un país.
Muchas se dieron cuenta que al haber tenido su producción exclusivamente en Asia, cuando llega la pandemia y se interrumpen los flujos del comercio, creó problemas muy serios para esas empresas.
Entonces muchos quieren tener plantas de producción en América Latina y en eso Honduras es un país privilegiado, primero por la distancia, porque está cerca al mercado más grande de la región que es Estados Unidos y Canadá, y segundo, porque tiene privilegios de acceso a ese mercado, tiene el CAFTA y otros vínculos muy importantes que hacen que Honduras sea un lugar natural para que se puedan ubicar de estas plantas.
Eso me alegró, pero eso no viene tan fácilmente, sino se promueve un ambiente favorable a la inversión. Creo que ese es un tema sobre el que hay que trabajar para que se concrete esas posibilidades de inversión y esa creación de nuevos empleos.