10 gráficos que muestran el impacto de 100 días de guerra en Ucrania

Miles de refugiados, un menor crecimiento económico y el efecto en los precios de las materias primas marcan el período desde la invasión ordenada por Putin

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Bloomberg Línea — Se cumplen 100 días desde que el presidente ruso Vladimir Putin anunció la invasión de Ucrania. Miles de muertos, millones de dólares perdidos y los precios de las materias primas por las nubes son algunos de los datos que ha dejado en este período el peor escenario que vive Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

El conflicto armado propiamente dicho y la respuesta de los países occidentales en forma de sanciones (y autosanciones) han trastocado a la economía global en un momento en el que la gran mayoría de los países comenzaban a dejar atrás los efectos de la pandemia del Covid-19.

Las sanciones contra Moscú, los millones de refugiados y peores perspectivas de crecimiento también ilustran el impacto de la crisis en el mundo en estos 100 días. Bloomberg Línea confeccionó 10 gráficos que dejan ver el efecto económico de la guerra.

La respuesta de Estados Unidos y sus aliados llevó a que Rusia se convirtiera en la nación más sancionada del mundo, incluso por encima de países como Corea del Norte o Irán. Bloqueos, freno a las inversiones, cierre de operaciones de compañías y hasta la salida del sistema Swift han sido parte de la respuesta contra Moscú.

Según las cuentas que lleva la plataforma Castellum, Rusia acumula más de 10.000 sanciones, lejos de las 3.616 que tiene Irán, que está en la segunda posición. Estados Unidos y el Reino Unido han sido dos de los países que más sanciones han emitido en contra del Kremlin.

Una enorme cantidad de civiles que vivían en Ucrania han huido de sus hogares buscando refugio. Según cifras de la Acnur, actualizadas hasta el 22 de mayo, hay más de 6,8 millones de personas que han optado por irse a otros países por culpa del conflicto.

Naciones vecinas como Polonia, Rumania, Bielorrusia y hasta Rusia han visto llegar oleadas de migrantes. “La situación sigue siendo sumamente peligrosa para toda la población dentro de Ucrania y la vulnerabilidad de las personas forzadas a huir está aumentando rápidamente, junto con el número de quienes necesitan ayuda urgente”, dijo al respecto la agencia de las Naciones Unidas.

Tras las sanciones, el rublo se convirtió en una de las divisas más depreciadas frente al dólar. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente desde entonces.

Según explicó Bloomberg, el aumento de los precios de las exportaciones -mientras los envíos de petróleo y gas continúan hacia los países extranjeros que no los han prohibido o no han cedido a demandas como la apertura de cuentas en rublos- y los controles de capital que ha impuesto el Kremlin han mermado la demanda de divisas y han empujado al rublo. Esto al punto que es la moneda que más se ha apreciado contra el dólar estadounidense en el 2022.

La fortaleza de la moneda ha sido utilizada por el presidente Vladimir Putin como un argumento para decir que el país ha sobrevivido a las sanciones que ha recibido. No obstante, el país ha comenzado a implementar una serie de medidas para limitar la fortaleza de la moneda dado que está comenzando a perjudicar las finanzas del gobierno y a los exportadores.

Pero no todo es fortaleza para Rusia. La inflación está en un máximo de dos décadas, luego de que en abril tocara una variación anual de un 17,8%. Los precios de los alimentos como los cereales, la mantequilla y las frutas y verduras, presentan un incremento anual superior al 20%.

Los consumidores rusos no solo se ven afectados por una inflación que ya venía al alza antes de la invasión, con la reactivación de las economías tras la pandemia, sino también por los efectos del incremento de los precios de las materias primas y las sanciones que han golpeado a las cadenas logísticas.

Sin embargo, la inflación no es un problema exclusivo de Rusia. Los precios en el mundo ya venían subiendo a medida que la demanda crecía a un mayor ritmo que la oferta mientras las economías se reactivaban pero persistían los problemas logísticos en prácticamente todas las industrias.

El inicio de la guerra en Ucrania trastocó aún más al mercado de las materias primas, al afectar a dos de los principales productores de petróleo, gas, fertilizantes y granos. El Índice de Precios de Alimentos que registra mensualmente la Organización de Comida y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) registró sucesivos máximo históricos durante estos 100 días, al igual que las mediciones sobre el precio de la carne, los cereales y el azúcar.

“El aumento de los precios de la energía y la nueva ola de choques de abastecimiento restringen el acceso a commodities agrícolas e industriales, lo cual genera mayor inflación y probabilidad de prolongación del endurecimiento de la política monetaria”, dijo un análisis de Moody’s.

Ese mismo contexto afectó los precios internacionales del petróleo. Si bien el costo de los barriles internacionales ya venía subiendo en medio del fin de los confinamientos de la pandemia, el inicio de la guerra en Ucrania los incrementó aún más.

Las decisiones que han tomado Estados Unidos, que prohibió cualquier importación proveniente de Moscú, y las medidas de la Unión Europea, que esta semana alcanzó un acuerdo para un bloqueo parcial en los países del bloque, han llevado al petróleo a máximos que no se veían desde 2014.

El choque energético no se circunscribe al petróleo. El gas, una de las principales exportaciones de Rusia, ha tocado máximos históricos.

Putin impuso unos términos de pago que obligaban a las compañías europeas a realizar las transacciones en rublos. Algunos países se han negado a hacerlo, por lo que Rusia no ha dudado en cortar el suministro a naciones como Finlandia, Polonia, Bulgaria, los Países Bajos, Dinamarca y un pequeño contrato con Alemania.

El suministro que ha detenido Rusia asciende a unos 23.000 millones de metros cúbicos, o alrededor el 15% del flujo total que se envía a la Unión Europea, según cálculos de Bloomberg. Esto es una cifra que debería ser “manejable”, según dijo la compañía ING Groep.

El precio ha mermado a medida que las sombras sobre nuevos bloqueos han bajado.

Los efectos también se sienten fuertemente en EE.UU. El galón de gasolina en el país norteamericano se encuentra por encima de los US$4, según las cuentas que lleva la Asociación Americana del Automóvil y recopiladas por Bloomberg. La cifra es un 50% superior a la que se veía hace un año.

El incremento en los precios le ha metido más presión a la inflación y ha afectado la popularidad del presidente Joe Biden, meses antes de las elecciones legislativas que se realizarán en noviembre. El mandatario ha prometido luchar contra los precios récord, con decisiones como la liberación de las reservas de petróleo del país, medidas que aún no han logrado apuntalar los costos.

De hecho, según reportó el jueves The New York Times, el mandatario tiene planeado viajar a Arabia Saudita, el mayor productor de petróleo del mundo, y reunirse con el príncipe heredero Mohammed Bin Salman, líder en los hechos del país. Desde su asunción, Biden había evitado cualquier contacto con él por considerarlo culpable del asesinato de Jamal Kashoggi, un columnista del Washington Post con residencia en EE.UU.

También el jueves la OPEP+, donde Arabia Saudita es un miembro clave, acordó aumentar su oferta de petróleo en aproximadamente un 50% en julio y agosto.

América Latina no ha sido ajena al efecto de la crisis por la guerra. Aunque hay factores locales y otros como el menor crecimiento económico de China a causa de los confinamientos contra el Covid-19, el conflicto en Europa ha sido una de las razones por la que los organismos multilaterales esperan un peor desempeño para los países de la región.

El Banco Mundial calificó de “mediocre” el crecimiento que tendrá Latinoamérica en su más reciente informe, publicado en abril. El organismo ahora calcula que la región crecerá un 2,3% este año y un 2,2% el año siguiente. La cifra es prácticamente la misma tasa de la década de 2010.

En el caso del FMI, a pesar de que aumentó ligeramente su pronóstico para este año, cree que la región tendrá un comportamiento peor que el promedio global.

“Las perspectivas a medio plazo se revisan a la baja para todos los grupos, excepto para los exportadores de materias primas que se benefician del aumento de los precios de la energía y los alimentos”, dijo Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico y director del Departamento de Investigación del FMI.

Pero no todo han sido malas noticias para la región. El alza en los precios de las materias primas ha beneficiado el desempeño que han tenido cuatro de sus seis principales índices bursátiles. El Ipsa chileno, el Msci Colcap colombiano, el S&P BMV/IPC de México y el Ibovespa de Brasil han tenido un rendimiento mejor que las bolsas en Estados Unidos, medidos en dólares, desde que inició la guerra en Ucrania.

En Chile, el precio del cobre, que ha cotizado por encima de US$10.000 la tonelada en la Bolsa de Metales de Londres, y el precio del petróleo y el mineral de hierro en Colombia y en Brasil, han ayudado a que las empresas del sector presenten buenos retornos en la bolsa.

“Son muy pocas las empresas que cuentan con presencia en Rusia o Ucrania, lo cual reduce el impacto respecto al que tiene el mercado norteamericano”, dijo Brian Rodríguez, analista de Monex.

No obstante, no se puede dejar de lado impactos locales como un proyecto de Constitución menos transformador de lo que esperaba el mercado en Chile o las Ofertas Públicas de Adquisición que han dinamizado el mercado colombiano.

En el desempeño del Merval y del S&P BVL/Perú han pesado hechos locales como las negociaciones y el debate político del acuerdo con el FMI o la inestabilidad por la que ha atravesado el gobierno de Pedro Castillo y la aprobación de un nuevo retiro de los fondos previsionales.