Harinas de café, cacao y plátano, los giros que dio un emprendedor hondureño a su finca

Tras el paso de los huracanes Eta y Iota que destruyeron casi el 75% de su finca, el productor Marcio Paz decidió apostar por la transformación de los cultivos y certificarlos como productos orgánicos y libres de gluten

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Tegucigalpa — Marcio Paz recuerda el impacto de ver la finca familiar prácticamente destruida a causa de los huracanes Eta y Iota que azotaron a Honduras con una diferencia de diez días en noviembre de 2020.

Los desastres provocaron una pérdida del 75% de los cultivos de café, cacao y plátano de Finca La Fe, ubicada en el Lago de Yojoa. “Me puse a llorar, pero me levanté y me convencí que había que recuperarla”, dice el ingeniero químico y padre de familia.

Tras desarrollar una carrera profesional en empresas regionales, en 2015 decidió regresar a Honduras para retomar el proyecto de la finca que su padre, un militar, adquirió a inicio de los 70, época en la que el café experimentaba un auge y buenos precios.

“A raíz de tantas obligaciones, la finca se fue descuidando en los 80 y el precio del café cayó. Sumado a ello, mi papá, desde su percepción, nunca quiso que nos metiéramos a la parte agrícola, pero el campo siempre me gustó, sentí atracción por sembrar”, refiere Paz.

A su retorno, siguió su sueño de la agricultura y comenzó a darle un giro al proyecto bajo otra filosofía de trabajo. “Fue así como empecé a ordenar toda la parte del café que se había descuidado y también a incursionar con el cacao y con el plátano, a tal grado que en la finca esos son los tres rubros más grandes de los que yo siembro”, cuenta Paz.

En ese proceso, certificó la parte orgánica de la finca y también un bosque protegido bajo esquemas del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé) y el Instituto de Conservación Forestal (ICF). También parte de su café orgánico empezó a exportarse a Japón y Taiwán.

Paz se considera a sí mismo un amante de la conservación. “Desde el inicio manejé mi finca bajo el concepto orgánico y preparo mis propios abonos. Así me fui por unos añitos hasta que Eta y Iota golpearon al país”.

El paso de los huracanes en noviembre de 2020 dejó pérdidas materiales en Honduras por más de 1.800 millones de dólares (unos 45.676 millones de lempiras (HNL), según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

Volver a empezar

“Me reuní con mis hijos para saber qué haríamos (para recuperar la finca) y pensar en algo para darle valor agregado a los productos”, recuerda Paz. En ese diálogo surgió la iniciativa de producir y transformar productos que fueran saludables.

Así nace la idea de Del Lago Orgánico, enfocada en la transformación de productos agrícolas de su propia finca en productos de consumo orgánico, veganos, saludables. “Desarrollamos el concepto y mandé las muestras a una agencia certificadora en Inglaterra, The Vegan Society, y logré la certificación de ellos”, añade.

Entre el catálogo de productos de la empresa familiar destacan las infusiones de la cascarilla del cacao y la pulpa del café, cacao en polvo y en trocitos, y las harinas de café, plátano y cacao. “Ahora estamos desarrollando otras harinas, que son libres de gluten, como harina de camote, malanga, yuca y una línea de chocolatería que pronto tendrá su certificación”, agrega Paz.

Desde febrero de 2022, sus productos son comercializados a nivel nacional en diferentes tiendas enfocadas a productos orgánicos, naturales, veganos y gourmet, como Green Farmer HN, en Siguatepeque, sumado a otros comercios y supermercados entre Tegucigalpa, San Pedro Sula y Choluteca.

Creemos que Honduras puede tener productos buenos y que pueden hacerle competencia a cualquier producto importado, con precios accesibles”, asegura el emprendedor.

El diferencial de Del Lago Orgánico es ofrecer productos entre 50% y 75% más baratos que las harinas importadas. “Nuestro pilar es diferente. Manejamos toda la cadena, producimos, procesamos y comercializamos, lo que nos permite tener control de todo nuestro proceso productivo”.

A nivel mundial, la industria de productos dirigidos hacia una alimentación sostenible, y las alternativas a base de plantas mueve US$14.000 millones, según un informe de Research and Markets.

En América Latina y el Caribe, el promedio regional de los que se identifican como vegetarianos es del 8%, similar al de Estados Unidos, pero con el doble de la población, de acuerdo con Statista.