Bogotá — Contar con una educación de calidad e incentivar las profesiones u ocupaciones que más necesitan las empresas será clave para que el país como un todo logre ser más productivo, competitivo, con mayor riqueza y desarrollo social. Sin embargo, aún hay grandes tareas en este frente, lo cual termina repercutiendo en los altos niveles de desempleo e informalidad que hoy en día tiene el país.
Según los datos más recientes del Dane sobre el mercado laboral, correspondientes a abril, en Colombia 7 de cada 10 trabajadores no tiene educación superior al bachillerato. Esto quiere decir que de 21,9 millones de ocupados que tenía el país en el cuarto mes de 2022, el nivel de educación de 15,5 millones no supera el bachillerato.
Además, solo el 12,6% de los ocupados colombianos en abril tenía educación universitaria. Esto es, 2,7 millones del total de trabajadores (21,9 millones). Si se revisan las cifras de los trabajadores colombianos que cuentan con posgrado los datos son aún más desalentadores, pues solo el 4,6% del total cuenta con este tipo de estudios.
“Desafortunadamente en Colombia el sistema educativo ni siquiera garantiza la adquisición de conocimientos básicos relacionados por ejemplo con comprensión lectora, matemáticas y ciencias, por tanto, menos las habilidades del siglo XXI como son las habilidades digitales, el bilingüismo, entre otras”, resaltó Luz Karime Abadía, directora de posgrados en economía de la Universidad Javeriana.
Para Carlos Prada, exsubdirector de Anif, “la educación terciaria no tiene que ser únicamente universitaria. A nosotros nos está haciendo falta un verdadero plan de formación para el trabajo en educación técnica y tecnológica que permita que el país crezca en la cantidad de ocupaciones que el mercado laboral está pidiendo”.
“En Colombia solo el 30% de jóvenes están matriculados en programas técnicos y tecnológicos, el 70% restante en programas profesionales, muchos de baja calidad. En otros países, esta proporción es al revés”, comentó Luz Karime Abadía.
Con base en lo anterior, dice Prada, el Estado debería poner en marcha un plan no solo con el Sena, sino con otras instituciones, para que el país forme a más personas en ocupaciones de la cuarta revolución industrial, en ciencia y análisis de datos, por ejemplo.
El gran reto, añade el experto, más allá de incrementar los años promedio de educación de la población colombiana es formar personas para lo que el mercado laboral necesita. “Hicimos un gran salto como sociedad al pasar de tener 7 años promedio de educación en 1970 a 11 años promedio ahora en algunas regiones de Colombia, pero eso sin duda nos pone grandes retos adicionales”.
Según la directiva de la Javeriana, “se requiere transformar la educación básica y media impulsando su calidad, reivindicar la educación técnica y tecnológica y mejorar su pertinencia creando programas de la mano del sector productivo; aumentar la capacidad de las universidades públicas, aumentar los recursos para financiar el acceso y el sostenimiento de más jóvenes de bajos recursos a la educación superior de alta calidad, especialmente a carreras técnicas”.
Además, añadió Abadía, como no todos los jóvenes desean o deben optar por educación superior, es clave crear un sistema de certificación de habilidades, en aquellas áreas y saberes más demandados en el mercado laboral.
Según Germán Machado, docente de economía de la universidad de los Andes, Colombia tiene retos gigantes, “mientras su productividad habitualmente es negativa, 7 de cada 10 trabajadores colombianos no tienen más educación que el bachillerato y 1 de cada 3 no lograron terminar la secundaria”.
Machado añadió que además de mejorar la formación según lo que está buscando el mercado laboral, “se debe reconocer que el sector empresarial es fundamental. Es necesario apoyar a las microempresas del país que generan la mayor parte del empleo, eliminando el costo de la renovación de la matrícula mercantil y sus regresivas sobretasas de servicios públicos, facilitar el acceso al crédito a menor costo y reducir la carga tributaria de las empresas de forma condicionada a la generación de empleo”.
