Buenos Aires — Argentina e Italia son países que mantienen vínculos relacionados con la inmigración, la pasión por el fútbol e, incluso, la gastronomía. Sin embargo, en el último período, a esa lista se sumó otro factor en común, en medio de un escenario internacional complejo: la preocupación por la inflación.
Así, mientras los ojos del mundo futbolístico apuntan a la Finalissima, el duelo disputado por los campeones de la Copa América (Argentina) y de la Eurocopa (Italia), los Gobiernos de ambas naciones miran números, pero no los del marcador, sino los del costo de vida.
En abril, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Argentina había arrojado un 6%, luego del pico de 6,7% de marzo.
De ese modo, en lo que va del año la inflación llegó a 23,1%. A su vez, la medición interanual se ubicó en 58%, la mayor en 30 años, cuando en enero de 1992 tocó el 76%.
Salvando las distancias
En otra escala, Italia ahora enfrenta una preocupación por el avance de precios, dado que la tasa de variación anual del IPC durante el mes pasado fue de 6,9%, un pico que no era registrado desde 1986, año en el que ese país se enfrentó a la Argentina en el marco del Mundial y finalizó con un empate 1-1.
Durante mayo, los precios en ese país de los bienes pasaron de un incremento del 8,7 % al 9,7%, mientras que los de los servicios treparon de un aumento del 2,1 % al 3,1 %.
En Argentina, aún hay que esperar para conocer el dato de mayo. Según lo pautado,el INDEC difundirá el IPC del quinto mes del año el próximo 14 de junio, pero las consultoras ya elaboraron sus estimaciones respecto de la variable, que es una de las que más preocupan al Ministerio de Economía.
Así, el sector privado espera que para mayo y junio el piso sea del 5%, con una presión por parte de paritarias y tarifas de servicios públicos.
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