Una forma de llegar a pensar como un déspota como lo es el presidente ruso Vladimir Putin puede ser a través del sondeo de los oscuros rincones de la psiquis de uno, para luego descubrir las diferencias. La lista es larga, pero una característica común y relevante se llama déformation professionelle.
El término francés es mejor para usar no solo porque ese idioma a menudo capta mejor las cosas, sino también porque la frase tiene un juego de palabras que no se traduce como “deformación profesional”. Formation professionelle significa formación profesional. Por lo tanto, la déformation professionelle se refiere a la visión de túnel, los sesgos y las distorsiones que absorbemos a medida que nos volvemos expertos en cualquier cosa que hagamos.
Muchos fiscales, por ejemplo, podrían caminar por una calle al azar e identificar personas que son culpables de algo pero que aún no han sido atrapadas. Los abogados defensores que pasean por la misma acera mirarán a su alrededor y verán personas injustamente acusadas, y probablemente acosados por una inquisición autoritaria.
Por lo general, la déformation professionelle está a nuestro alrededor, pero no es más que una molestia leve. Se aplica al profesor que llega a casa por la noche y se queda en modo conferencia con la esposa y los niños para molestia de todos ellos. O el miembro del personal técnico de una empresa que, si se le dejara poder de decisión y, en nombre de la ciberseguridad, haría que iniciar sesión en las computadoras fuera tan difícil que uno nunca más podría volver a su ritmo de trabajo.
En el contexto de la geopolítica general, y del ataque ruso a Ucrania en particular, lo que está en juego es, por supuesto, mucho mayor. Putin sufrió su déformation professionelle en la KGB, la agencia de espionaje de la antigua Unión Soviética. Trabajó allí desde 1975, cuando tenía veinte años, hasta justo antes del colapso de la URSS. Hasta el día de hoy le gusta decir que no existe tal cosa como un “ex” agente de la KGB: las personas pueden haber dejado a la agencia, pero esta nunca los dejó a ellos.
Mucho antes de convertirse en líder de una potencia nuclear, por lo tanto, construyó esta identidad y una personalidad. Es decir, no llegó al poder después de postularse para un cargo, hacer política y besar bebés; ni después de administrar un negocio, curar pacientes, hacer investigaciones médicas o vender widgets (una aplicación, o un componente de una interfaz, que permite a un usuario realizar una función o acceder a un servicio). Putin llegó a ser el macho alfa del Kremlin tras espiar seres humanos, rastrearlos, manipularlos y, a menudo, descartarlos.
¿Qué le hizo eso a la mente de Putin tal como lo vemos hoy? Ruediger von Fritsch, ex embajador de Alemania en Rusia, describe las consecuencias psicológicas en base a sus observaciones. Putin clasifica todo en la vida, privado o público, ruso o global, en categorías de hostilidades, conspiraciones o amenazas reales o potenciales.
Ivan Krastev, un politólogo búlgaro, está de acuerdo y dice: “Habla constantemente de traición y engaño”. “Las cosas nunca suceden espontáneamente. Si la gente se manifiesta, no pregunta: ¿Por qué están en la calle? Él pregunta: ¿Quién los envió?”, explica.
Visto así, muchas de las alucinaciones de Putin se vuelven comprensibles. La Unión Soviética no cayó; fue empujada (por un Occidente hostil). Las “revoluciones de colores” (término utilizado desde alrededor de 2004 por medios de comunicación para describir varios movimientos de protesta contra el régimen y los cambios de gobierno que los acompañaron (intentos o exitosos) que tuvieron lugar en la Eurasia postsoviética a principios del siglo XXI) en las antiguas repúblicas soviéticas no fueron gritos primarios de libertad por parte de personas que se sentían oprimidas; los manifestantes fueron contratados o manipulados por la CIA y otros servicios secretos occidentales. los ucranianos no quieren unirse a la Unión Europea por su promesa de prosperidad, progreso y libertad; lo están haciendo porque están dirigidos por nazis cuyo verdadero objetivo es cercar y traicionar a Rusia y Putin.
Otro aspecto de esta particular déformation professionelle tiene que ver con la verdad, o mejor dicho, con la ausencia total y la irrelevancia de ella. Durante años, personas como Peter Pomerantsev, un autor británico nacido en la Unión Soviética, han señalado que Putin hace alarde de su poder al definir la “realidad” tan arbitrariamente como le plazca.
El que una vez fue y siempre será agente de la KGB sabe que “si nada es cierto, entonces todo es posible”, reconoce Pomerantsev. “Nos queda la sensación de que no sabemos qué hará Putin a continuación, que es impredecible y, por lo tanto, peligroso. Estamos aturdidos, atolondrados y desconcertados por la armamentización del absurdo y la irrealidad del Kremlin”.
Mientras era embajador de Alemania ante Rusia, von Fritsch experimentó de primera mano el latigazo cognitivo que esto produce en los demás. “En algunas conversaciones en Moscú después de la anexión de Crimea en 2014, tuve la sensación de que nosotros habíamos invadido la península en lugar de Rusia”. Si no hay verdad, ya no importa si distorsionas la realidad o la cambias, siempre y cuando puedas hacerlo . En el sistema de Putin, mentir no es un error, es una característica.
Entonces, ¿qué hace que Putin sea diferente del resto de nosotros? Mucho. En primer lugar, si bien todos podemos sufrir de algún tipo de déformation professionelle (los periodistas difícilmente son inmunes), la mayoría de nosotros no somos espías.
En segundo lugar, por sesgadas que puedan ser nuestras visiones del mundo, la mayoría de nosotros todavía tenemos que encontrarnos e interactuar ocasionalmente con otras personas con perspectivas diferentes. Putin, por el contrario, parece estar completamente aislado en su realidad alternativa .
Y tercero, incluso cuando nos volvemos locos, la mayoría de nosotros no tenemos el poder suficiente para lastimar a millones de inocentes (aunque la gente afligida de Uvalde, Texas, sabe que una persona que actúa sola puede destruir la vida de muchas personas). Putin tiene ese poder, que además cuenta con los códigos para lanzar armas nucleares.
Los años de formación de Putin en la KGB provocaron una déformation professionelle que lo ha vuelto cínico, paranoico, vengativo, sin escrúpulos y despiadado. Y sobre todo, mentiroso. Ucrania, Occidente y el mundo deben tener esto en cuenta al calibrar una estrategia contra él.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios
Este artículo fue traducido por Miriam Salazar