Programadores: Gobierno argentino analiza “esquema” para que ingresen dólares legalmente

Así lo afirmó María Apólito, subsecretaria de Economía del Conocimiento, en diálogo con Bloomberg Línea. Su visión sobre los freelancers que trabajan para afuera y no tributan en el país

El sector exportó más de US$6.500 millones en 2021
30 de mayo, 2022 | 05:00 AM

Buenos Aires — La economía del conocimiento consiste en el conjunto de actividades económicas que requieren un intensivo aporte del conocimiento humano para generar valor y ofrecer a la sociedad nuevos productos y servicios. Abarca a la industria del software, producción o postproducción audiovisual, biotecnología, servicios geológicos y de prospección, servicios relacionados con la electrónica y las comunicaciones, entre otras actividades, y generó en 2021 cerca de US$6.800 millones en exportaciones argentinas, el número más alto en cuatro años.

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La cifra está explicada, entre otras cosas, por los beneficios que establece la Ley de la Economía del Conocimiento (vigente desde 2020) y la decisión de eliminar el 5% de derecho a la exportación que tributaba sobre las empresas del sector.

Con empresas emblemáticas como Globant y MercadoLibre, se reconoce a esta economía como el tercer sector que más dólares ingresa al país por año, por detrás del agroexportador y automotriz, en ese orden. Pero aún son muchos los desafíos que enfrenta para llegar al objetivo del Gobierno: US$10.000 millones por año y 500 mil puestos de trabajo para 2030.

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Uno de esos desafíos, son las oportunidades que aparecen para freelancers con contratos en dólares de empresas radicadas fuera del país. En otras palabras, trabajadores que no tributan en el país. Se estima que el año pasado unos US$1.800 millones de exportaciones no quedaron registradas por tratarse de ingresos de profesionales freelancers que desde Argentina prestan servicios a empresas del exterior, según información de Télam.

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Sobre esas cuestiones se refirió la subsecretaria de Economía del Conocimiento, María Apólito, en diálogo con Bloomberg Línea. Un puesto que se modificaría en los próximos días, dado que se jerarquizará a la actual Subsecretaría de Economía del Conocimiento, que pasará a tener rango de Secretaría dentro del Ministerio de Desarrollo Productivo, en un cambio que aún no se ha formalizado.

Subsecretaria de Economía del Conocimiento

La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.

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Tras las cifras del 2021, ¿qué expectativas tienen para el 2022?

El dato que tenemos es el crecimiento interanual que estuvo muy por arriba de lo que venía sucediendo. En 2018 se cobraba el derecho a la exportación del 5% al sector ahí hubo una baja pronunciada que se sostuvo en el 2019. En el 2020 hubo un pequeño rebote y la variación comenzó a ser ascendente hacia el 2021. El primer trimestre de 2022 estamos observando una curva creciente. Entendemos que estamos bien, empujadas sobre el software, servicios profesionales y el sector audiovisual, es decir, servicios basados en el conocimiento. Si a eso le agregamos exportaciones en biotecnología, nano, industria satelital, estamos aún mejor en cuanto a números.

¿Cuáles son los factores que impulsaron este crecimiento?

La reducción de los derechos de exportación fue un hito importante en esta curva de crecimiento. Cuando se da el decreto reglamentario de la Ley eliminamos esos impuestos para las empresas que están dentro del régimen. Y luego no se renovó el decreto que fijaba este 5% a la exportaciones de servicios, abarcando también a las empresas que están fuera del régimen. Es una de las causales. También la pandemia aceleró muchos procesos de transformación digital e incorporación de nuevas tecnologías, desarrollo de marketing digital, de apps para reorganizar procesos productivos. Todo eso se aceleró y Argentina estaba bien posicionada y se generaron las oportunidades. No está bueno decirlo en estos términos, pero lo que está sucediendo con la guerra en Ucrania también beneficia al país porque los países del este de Europa son un fuerte competidor de Argentina en términos de servicios de la economía del conocimiento. Y hay también una búsqueda hacia países alternativos y Argentina está muy bien posicionada. Dará un impulso para que el sector siga creciendo.

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¿Cuáles son las proyecciones del sector para los próximos años?

Es un sector un poco dinámico y es complicado ponerse una meta. Si creemos que tendríamos que seguir consolidándose como el tercer sector. El desafío es también de la contabilidad, porque es complejo unificar todas las actividades que representan a la economía del conocimiento. Nos importa que la economía del conocimiento colabore a que las exportaciones argentinas de bienes y servicios tengan más valor agregado. Contribuir a una mejor situación de divisas del país. Los servicios tienen su ventaja porque no consumen dólares para exportar. En la balanza neta estamos bien posicionados. El desafío es lograr US$10.000 millones de exportaciones hacia 2030 ─cuando finaliza la ley─ y 500.000 puestos de trabajo.

¿Cuál es la visión que tiene sobre aquellos freelancers que trabajan para empresas del exterior, cobran en divisa extranjera y no tributan en el país?

Creo que es un tema que al país le afecta, por la brecha cambiaria, pero le afecta al mundo. Hay dos millones de puestos de trabajo en esta temática (programación, desarrolladores), sin cubrir en el mundo. Hay una tensión constante porque la demanda crece. Sabemos de que existen este tipo de actividades. Para nosotros la preocupación es que las empresas pierden recursos humanos sobre estas opciones freelancers. Trabajamos junto al BCRA, la AFIP y el Ministerio de Economía, para generar un esquema para que esto se aminore y no perjudique a las empresas. Tenemos una propuesta armada, la estamos discutiendo con el BCRA. Todo esto implica que reunamos variables que no son estrictamente manejadas en nuestro ministerio (Desarrollo Productivo). Porque además esta modalidad de freelance, al no declarar lo que uno factura, lo que uno gana, de alguna manera le quita valor agregado. Y esta primarización del sector es lo que no queremos.

¿Sería intentar resolver la situación con incentivos, no con penalidades?

La medida que estamos trabajando apunta a las dos cosas. No tanto al ubicar al que trabaja afuera. Me parece que no hay que ir contra el freelancer, no es la idea. Pero generar un esquema para que el freelancer pueda serlo y pueda ingresar sus dólares de forma legal y trazable. Y en la misma medida, se puede incentivar a las empresas para que puedan aumentar sus sueldos y que los trabajadores no decidan ir al formato freelancer porque la empresa puede usar algún incentivo para mejorar situación salarial.

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