Los beneficios de las coaliciones empresariales y su impacto en LatAm

Un trabajo conjunto entre empresas de la región puede reducir las brechas sociales y responder a las necesidades económicas y de talento de cada país, según los expertos

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Bloomberg Línea — Las ideas afines son el punto de partida para que las empresas de un país o una región conformen coaliciones que las lleven a alcanzar objetivos comunes.

Este tipo de alianzas no necesariamente buscan un beneficio económico directo y su vinculación con la sociedad y el desarrollo sostenible son, normalmente, los impulsores de este tipo de actividades conjuntas que reafirman al sector privado como un agente de cambio activo para el entorno en el que se desenvuelve.

Recientemente, una investigación del Harvard Business School encontró que una de estas coaliciones empresariales de Estados Unidos, agrupadas bajo el programa de desarrollo de talentos llamado ‘Talent 2025′, convirtió al oeste de Michigan en una de las mejores 20 regiones laborales de ese país.

El modelo, que se ha replicado en otros estados, se ha enfocado principalmente en el desarrollo de talento, emparejamiento de talentos y la reducción de las barreras de participación.

¿Cómo se implementa este modelo en LatAm?

Este tipo de coaliciones, según define una publicación del Enabling Environment for Sustainable Enterprises (EESE), “pueden mitigar los desafíos al proporcionar una plataforma compartida para individuos y grupos con ideas afines, aprovechando la fuerza colectiva de sus miembros y aliados influyentes”.

En cuanto a la región, los expertos sostienen que el impacto positivo que tiene el sector privado en la economía y en la sociedad, parte de la visión de largo plazo que las empresas tienen, diferente a lo que sucede con los gobiernos.

Así lo define Ana Milena Cortázar, directora de Asuntos Internacionales y Aprovechamiento de Acuerdos Comerciales de la ANDI, el gremio empresarial de Colombia, quien explicó a Bloomberg Línea que el accionar conjunto entre empresas tiene la capacidad de sostener en el tiempo la generación de capacidades entre sus colaboradores, llegando a transformar la sociedad y acelerar la innovación y el emprendimiento.

“La empresa es el motor del desarrollo social y económico, por esto sus principios deben ir guiados por aquellos objetivos que la sociedad en sí debe alcanzar para vivir mejor. Actualmente, los objetivos de desarrollo sostenible son una ruta para entender qué valores incluir dentro de las estrategias corporativas y así generar un bienestar en la sociedad de manera continua”, dijo.

Resultados regionales

Una gran parte de los modelos de coaliciones corporativas que han surgido en América Latina han tenido su inicio dentro de organismos internacionales o alianzas de las cuales hacen parte directamente los Estados, como la Alianza del Pacífico, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), o el Banco Interamericano de Desarrollo.

Cortázar enumeró algunos casos de éxitos en los que las empresas de la ANDI se han unido a otros gremios empresariales de países miembros de estos organismos para articular los esfuerzos del sector privado. Estos son algunos ejemplos:

  • Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico: “este órgano ha sido clave para darle una estrategia de largo plazo a la región y mantener un diálogo continuo entre sociedad civil y gobiernos”, sostuvo la directora de asuntos internacionales. En este participan 300 empresas y 80 instituciones en formación de habilidades laborales entre jóvenes diversificando sus perfiles profesionales, de acuerdo con las necesidades de los países miembros.
  • Regulación y desarrollo sostenible: a través del mismo mecanismo empresarial dentro de la Alianza del Pacífico, Cortázar señaló que se han logrado la armonización regulatoria de cinco sectores económicos: cosméticos, aseo, dispositivos médicos, suplementos alimenticios y farmacéutico, buscando la eliminación de los obstáculos técnicos al comercio de estos.

Otras iniciativas, según la experta, también se han marcado en el Consejo Consultivo Empresarial Andino, con proyectos de encadenamientos productivos; la Asociación de Industriales Latinoamericanos (AILA); así como coaliciones como el Diálogo Empresarial de las Américas, “que ha dado recomendaciones a los gobiernos de la Cumbre de las Américas desde el 2016 y el Consejo de Negocios que sostenemos con Estados Unidos”.

A la lista se suma también la Coalición de Socios del Sector Privado para el Futuro de América Latina y el Caribe, una iniciativa lanzada en 2021 por el Banco Interamericano de Desarrollo que ha reunido a más de 160 empresas ‘multilatinas’.

Dicha iniciativa del BID, se basa en la creencia de que los recursos del sector privado son necesarios para cubrir el déficit de financiamiento del desarrollo de la región, y según algunas estimaciones, “hay más de US$35 billones en capital privado a la espera de las oportunidades de inversión adecuadas en materia de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG)”, según reveló el organismo en febrero de este año.

Los retos

El mismo BID señala en su publicación que la experiencia de la coalición permitió identificar que se hace necesario que estos modelos tengan visión, diversidad para encontrar soluciones y potenciar el sector privado como agente de cambio.

Por su parte, Cortázar explicó que para que estos mecanismos traigan un beneficio a la sociedad deben trascender a estados de ejecución.

“No solamente deben quedarse en ejercicios de vocería, nuestra experiencia nos ha mostrado que es necesario el impulso conjunto a proyectos concretos. Así estas instancias podrían generar los canales para acelerar beneficios en donde se visibilicen el accionar del sector privado como el poder que tiene la mirada a largo plazo”, finalizó.