Federico Gutiérrez: ¿por qué se quemó el candidato de la derecha en Colombia?

La derecha colombiana dividió sus votos entre Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández, cuyo fenómeno se interpreta como una victoria del voto independiente. El exalcalde de Medellín fue el perjudicado

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Bogotá — El exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández pasó a la segunda vuelta de las elecciones colombianas ante todos los pronósticos y dejó atrás al exmandatario de Medellín Federico Gutiérrez, quien en las últimas encuestas figuraba como el más opcionado para competir en la carrera a la Presidencia contra Gustavo Petro.

Aunque el candidato de Creemos Colombia quiso desligarse del respaldo del Gobierno del presidente Iván Duque y del uribismo, durante la carrera a la Presidencia más de una vez sus contrincantes le recordaron los supuestos puntos en común con el oficialismo.

Esta asociación le habría costado al candidato de la derecha pues la desaprobación de Iván Duque es del 67% de acuerdo a la última encuesta Invamer, lo que aún evidencia las cicatrices del descontento social que derivó en unas masivas protestas el año pasado contra su Gobierno.

En medio de la tensión social Gustavo Petro capturó buena parte del inconformismo de ese segmento de la población colombiana y ha optado por las plazas públicas para difundir su proyecto político que dice ser enraizado al progresismo.

Federico Gutiérrez perdió en plazas importantes para sus aspiraciones como los departamentos del Meta, Risaralda y Quindío, aunque confirmó su importancia en Antioquia, que se ha mantenido como el principal fortín político de la derecha.

Tampoco pesó el respaldo del Partido Liberal, en cabeza del expresidente colombiano César Gaviria, quien también habría tenido acercamientos en una primera instancia con Petro.

Gutiérrez centró su proyecto político en ofrecer garantías jurídicas a los inversores y equilibrio a las finanzas del país, un mensaje que tuvo eco principalmente entre los empresarios, pero nunca llegó a seducir al electorado más joven.

De acuerdo a la última encuesta Invamer, a Federico Gutiérrez le apoyaban principalmente las personas de 55 años o más (38,3%), así como los votantes del estrato 3 (31,6%) y 4, 5 y 6 (27,9%).

Al candidato de la derecha también le habría pesado el discurso que ya había utilizado en la campaña pasada el actual presidente, centrado en los supuestos riesgos que suponía para la democracia y la estabilidad económica del país una eventual llegada de la izquierda al poder, por lo que en muchos de los debates las propuestas quedaron en un segundo plano.

Durante la campaña fue cuestionado múltiples veces por el papel de Gustavo Villegas, exsecretario de Seguridad de Medellín durante su Administración, ya que en 2017 fue capturado debido a sus nexos con la Oficina de Envigado.

Debido a este caso, la Personería de Medellín sancionó al exfuncionario con 16 años de inhabilidad tras haber “sido condenado por los delitos de abuso de autoridad por omisión de denuncia”.

Más de 39 millones de colombianos estaban habilitados en el país o en el exterior para elegir al nuevo presidente en medio de un ambiente de alta polarización, desconfianza con el proceso tras las inconsistencias presentadas en las legislativas y la sombra del recrudecimiento de la violencia en algunos territorios.

Desde las primeras horas de la mañana los colombianos se adelantaron a las urnas para elegir a su nuevo presidente y en ciudades como Bogotá se presentaron largas filas.

También en algunos puntos de la capital las calles colapsaron debido a los cierres de vías que se realizaron para instalar los puntos de votación, aunque a medida que fueron pasando las horas la situación se normalizó.

Las mesas de votación se cerraron a las 4 de la tarde, con lo que empezaron a divulgarse los resultados que ubican a Rodolfo Hernández, de Liga de Gobernantes Anticorrupción, y Gustavo Petro, de Colombia Humana, en la segunda vuelta.

La jornada transcurrió en términos generales de forma pacífica, a pesar de algunos hechos aislados como en Caquetá, en donde detonaron un artefacto explosivo cerca de un puesto de votación.