QUITO — El Goldman Prize es el premio más importante del mundo para activistas comunitarios medioambientales, y en este año recayó en Álex Lucitante y Alexandra Narváez, dos indígenas ecuatorianos que protegen su territorio ancestral amazónico de la minería de oro.
Lucitante y Narváez pertenecen al pueblo A’i Cofán y fueron seleccionados de entre decenas de nominados por un jurado internacional junto con otros cinco activistas de América del Norte, Asia, África, Europa y Australia. Este reconocimiento es considerado el Nobel del medioambiente.
¿QUIÉNES SON ÁLEX Y ALEXANDRA?
Los jóvenes encabezaron un movimiento indígena para proteger el territorio ancestral de su pueblo de la minería de oro. Su liderazgo dio como resultado una victoria legal histórica en octubre de 2018, cuando los tribunales del Ecuador anularon 52 concesiones ilegales de extracción de oro otorgadas sin el consentimiento de la comunidad A’i Cofán de Sinangoe.
Esta decisión ante los tribunales nacionales protege cerca de 32.000 hectáreas de selva tropical virgen y biodiversa en las cabeceras del río Aguarico de Ecuador, que es sagrado para los Cofanes, señala un informe de Goldman Price donde se relata, además, la relevancia de su trabajo que se recoge en esta nota.
UN PARAÍSO AMENAZADO
El territorio ancestral A’I Cofán de Sinangoe, ubicado dentro del Parque Nacional Cayambe-Coca, cubre más de 3.885 kilómetros cuadrados de selvas tropicales, humedales, lagunas glaciares y montañas nevadas, incluido el volcán Cayambe. El área alberga 3.000 especies de plantas, 50 especies de mamíferos, 650 especies de aves y más de 100 especies de reptiles y anfibios. Además, la región se encuentra entre los focos más densos en carbono de la Amazonía.
La comunidad de Sinangoe está situada al pie de los Andes del Parque Nacional Cayambe-Coca y es el hogar ancestral del pueblo indígena A’i Cofán. El territorio Cofán se encuentra dentro de un bosque tropical biodiverso en las cabeceras del río Aguarico, un afluente del río Amazonas, en las afueras del parque nacional. Los Cofán son un pueblo indígena pequeño, compuesto por 1.200 personas y su cultura está profundamente conectada con la tierra y el agua. Su forma de vida depende de los ríos y los bosques, con una dependencia de la agricultura de subsistencia, la caza y la recolección silvestre.
El Estado ecuatoriano no reconoce por completo el título ancestral de la comunidad Sinangoe, aunque esa misma comunidad ha vigilado y protegido el territorio por miles de años. La selva tropical ubicada dentro del territorio de los Cofán está continuamente amenazada por la tala ilegal, la minería ilegal artesanal y la caza furtiva.
LÍDERES DE LA NATURALEZA
Lucitante, de 29 años, y Narváez, de 30 años, sintieron siempre una profunda responsabilidad de proteger su territorio ancestral. Álex proviene de una familia de sanadores tradicionales y es miembro de la Alianza Ceibo, una coalición indígena que une a las nacionalidades indígenas del noreste de la Amazonía ecuatoriana para proteger sus territorios, derechos y culturas. Espera graduarse como abogado para poder seguir ayudando a los Cofán y otros pueblos a defender su territorio y su forma de vida.
Alexandra creció sabiendo que su papel era defender a las mujeres y su territorio y levantar las voces de los sin voz. Lideresa de Sinangoe, junto a jóvenes y mayores de la comunidad, formó en 2017 la guardia indígena para monitorear y frenar las actividades ilegales dentro de su territorio. Ella se unió también a la asociación de mujeres Shamec’co, de la cual es presidenta desde 2019. La asociación busca estrategias para seguir cuidando el territorio y el legado de sus hijos.
EXIGIR CONSULTA Y CONSENTIMIENTO
En 2017, la guardia A’i Cofán de Sinangoe empezó a detectar campamentos mineros improvisados a lo largo de las riberas de los ríos en sectores apartados de la comunidad y dentro del parque nacional, con madereros, cazadores furtivos y mineros artesanales ilegales de oro que operaban de manera activa.
Poco después, en enero 2018, durante un recorrido de la guardia a lo largo del río Aguarico, se encontraron maquinarias pesadas excavando las orillas del río para extraer oro a gran escala. Tras una mayor investigación, descubrieron que el Estado ecuatoriano había emitido 20 concesiones mineras a gran escala con 32 concesiones más pendientes. Las concesiones se otorgaron en el territorio A’i Cofán y en la periferia del parque nacional, sin informar ni consultar a la comunidad.
Tras el descubrimiento de las operaciones y concesiones mineras, Álex y Alexandra primero buscaron unificar a la comunidad y, en conjunto, formular un plan para proteger su territorio. La comunidad, con el apoyo de organizaciones aliadas, desarrolló una estrategia para monitorear la zona impactada por la minería con tecnología y recorridos de la guardia indígena.
Redoblaron las patrullas a pie y en barco para detectar y denunciar la minería, la tala y la pesca ilegales en el territorio. Colocaron cámaras a lo largo de senderos remotos para fotografiar incursiones ilegales, utilizaron herramientas de sistemas de información geográfica (GIS) para rastrear las amenazas al territorio y operaron drones sobre los ríos y arroyos para documentar las actividades ilegales desde arriba. Las patrullas y la recolección de pruebas llevaron a un archivo meticuloso de imágenes, filmaciones y mapas que se convertirían en evidencia clave para demostrar en la Corte la ilegalidad de las concesiones mineras.
Mientras Alexandra participaba en los recorridos de la guardia y se desempeñaba como portavoz de la comunidad A’i Cofán de Sinangoe, Álex participaba en las estrategias legales y mediáticas. Coordinó capacitaciones y organizó a comunidades para que se unieran a la lucha. Los dos formaron una campaña en los medios para generar apoyo nacional e internacional y ayudaron a incorporar a más de 60 organizaciones nacionales e internacionales y 14 comunidades locales a la campaña.
LA JUSTICIA LES DIO LA RAZÓN
En mayo de 2018, la comunidad de Sinangoe presentó una demanda contra el Estado por violar sus derechos como comunidad indígena y otorgar concesiones mineras sin consulta ni consentimiento de los Cofán.
En julio de 2018, el tribunal provincial de Ecuador falló a favor de la comunidad y anuló las 52 concesiones mineras que el gobierno había otorgado en violación del derecho a la consulta previa de los Cofán. El gobierno ecuatoriano apeló el fallo y los procedimientos judiciales continuaron por tres meses. Álex y Alexandra organizaron delegaciones de los A’i Cofán y comunidades de otras nacionalidades indígenas aliadas para manifestarse frente al juzgado. Luego, en octubre de 2018, el tribunal volvió a fallar a favor de los Cofán.
La Corte Provincial reconoció también la violación de los derechos a la naturaleza, a un ambiente sano y al agua y obligó al Estado ecuatoriano a reparar la zona impactada por la minería en la cabecera del Río Aguarico. Todas las operaciones mineras actuales se paralizaron y se cancelaron las concesiones pendientes. La sentencia cerró la puerta a la extracción de oro en el territorio ancestral de Sinangoe.
La comunidad A’i Cofán de Sinangoe obtuvo una histórica victoria legal que protegió las cabeceras del río Aguarico y 32.000 hectáreas de selva tropical primaria de la extracción de oro, en la que Álex y Alexandra tuvieron un rol determinante, apoyando a su comunidad, organizando y comunicando lo que ocurrió.
La victoria sentó un precedente clave en Ecuador, donde la Corte Constitucional del país está tomando el caso como ejemplo (con una audiencia pública en el corazón de la Amazonía en noviembre de 2021) de cómo respetar los derechos de los pueblos indígenas y garantizar el consentimiento libre, previo e informado.
Para Álex y Alexandra, es la comunidad A’i Cofán de Sinangoe la merecedora de este galardón, por ese motivo decidieron no recibir el premio económico, sino que este sea transferido directamente a una organización de la sociedad civil formada por comunidades de cuatro nacionalidades indígenas de la Amazonía ecuatoriana, para que se ocupe en beneficio directo de la comunidad.
El premio fue fundado en 1989 en San Francisco por los filántropos y líderes cívicos Rhoda y Richard Goldman. En 33 años, el premio ha sido entregado a 213 ganadores, incluidas 95 mujeres, de 93 países.